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ABC MADRID 19-02-1937 página 7
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ABC MADRID 19-02-1937 página 7

  • EdiciónABC, MADRID
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Madrid, 19 de febrero de 7937 AÑO XXX 1I1. NUMERO 10.535. REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN; SERRANO, 61. TELEFONO 51710. NUME O SUELTO, 15 CÉNTIMOS DIAMO RfPÜBt CANO DC ZQI EROAS Director: Ei Fl D I O A l O N S O QUÉ LOS CACIQUES OPTIMISMOS FACCIONO SE INFILTREN EÑ SOS D E DENTRO D E LOS ORGANISMOS RECASA Murmullo tenas recorre las esquinas de PUBLICANOS Madrid, irrumpe, taimado, en las colas, se J o tenemos costumbre de mediar en las V contiendas que sostienen otros colegas o las orgariteáclovies políticas, cuando no nos afectan; pero por encontrarnos en caso distinto, en Jo que respecta a la controversia entablaba entre Castilla Mbre y Claridad respecto a la constitución de los Consejos municipales, intervenimos, para subrayar públicamente el criterio de Unión Republicana, en asunto tan esencial para el futuro de Ja República y qae con motivo de las conversaciones sostenidas por los representantes de las fuerzas antifascistas de la provincia de Madrid expuso su delegado. A raíz del decreto del Gobierno creando los mencionados Consejos en sustitución de los Ayuntamientos; las agrupaciones políticas y sindicales de la provincia de Madrid celebraron reuniones para establecer la proporcionalidad que correspondería a cada una en los nuevos Municipios, y a propuesta del representante de Unión Republicana se aprobó el criterio de que no tendrían derecho a obtener representación aquellas agrupaciones que se hubieran constituido con posterioridad al 18 de julio, pues conociendo la capacidad del caciquismo rural para adaptarse a todas las modalidades, sería pueril dejarlo infiltrarse nuevamente en los organismos republicanos. Este y no otro fue el móvil que. impulsó a Unión Republicana a proponerles a los demás grupos antifascistas tal medida de precaución, que mereció ser aprobada por la mayoría, ya que estaba en el ánimo de todos inmunizar al régimen contra una de las peores especies que le acosan, la del caciquismo. Sin pretender asumir el papel de pedagogos, sí exhibiremos el derecho a propalar nuestra experiencia, pues no en vano hemos actuado en la política española, y sería inexcusable desconocer sus peores pecados. La fauna caciquil es rica en mimetismos, y quienes no sepan escudriñar en las inspecciones de los halagadores que impetuosamente irrumpen en el campo de una política, para servir con la mayor intransigencia al dogma, a la liturgia y hasta a el oficio, pagarán caro tributo de su ingenuidad. Nosotros preferimos una organización menjr. iííOa, pero de gente consecuente y leal, que no la arborecente y profusa legión de recién Hegados, que utilizan el carnet de una entidad leal a la República como el comodín, que les permita continua? satisfaciendo sus apetitos. Por eso, el Comité Provincial d Unión Republicana de Madrid lia prohibido n sus organizaciones que admitan en sus filas a ningún solicitante que el 16. de febrero del año 8 fi interviniera en las elecciones contra el Frente Popular. Sin querer ahondar míts en este asunto, que, repelimos, nos importa a todos, oreemos que no se trata de maniobras ni de apetitos de supremacía, sino de, una, elemental profilaxis que alcance a cada uno de los grupos antifascistas, que ahora han de posponer el legítimo deseo del prosclitismo, para servir, m e j ó r a l a causa del mañana, porque, que nadie se liaga ilusiones ingenuas: con Ayuntamientos, Consejos provinciales, etc. servidos y alimentados con caciques, no se hará ninguna revolución, aunque, eso sí, logren enturbiar de colorado siw eternos propósitos reaccionarios. cuela en los aposentos, alimenta las ilusiones de los facciosos vergonzantes, es el murmullo de un rumor, el vano deseo de lo que al. qtmos quisieran qu- e fuese. Aro les basta con- ver cómo transcurre el tiempo y Madrid sigue inexpugnable, no importa que una y otra vez se frustren las fechas de los anuncios de las radios facciosas, citando a la misa de campaña en la Puerta del Sol. Es igual, hay quien persiste en su fanatismo y vive con la- vacua- esperanza de aplaudir el desfile de Franco por el paseo de la Castellana. Si no fuera porque el rumor prende y desanima a los pusilánimes, ¿qué importaría míe en Madrid, vivan personas que cultiven la imaginación, soñando despiertas y forjando castillos en el. aire, o que en Nueva York sean aficionados a las palabras cruzadas y los torreros de faros escriban e Quijote en un papel de fumar? Sin embargo, hay que tener cuidado con la propaganda de los emboscados, de los traidores y ¡vista de los que, sin. darse cuenta que lo son, por bobaliconería o por medrosidad, miden a las tropas facciosas con velocidad tan desmesurada, que para sí quisieran los más inquietos conductores de las avanzadillas. EL ENEMIGO, QUE CREÍA POSIBLE SITIAR MADRID, HABÍA INTERRUMPIDO EL BOMBARDEO AEREO PARA EVITAR LA EVACUACUACION Y FAVORECER ASI SUS PLANES. AL FRACASAR EN ESTA ILUSIÓN SITIADORA, VUELVEN A LAS C R I M Í N A L E S INCURSIONES NOCTURNAS PARAVENGAR, EN LA CIUDAD I N D E F E N S A SUS DERROTAS EN LOS FRENTES EVACUAD MADRID, SALVEMOS LAS VIDAS DE LOS INOCENTES NO ESQUIVAMOS EL IMPERIO DE LA MORAL La vida de muchos de entre nosotros da de ello claro testimonio. Una. de las más socorridas martingalas del fariseísmo consiste en declarar a la moralidad patrimonio exclusivo del creyente, como si tuviera algo que ver el bien obrar con la fe en la Trirridad o en la Eucaristía. En teoría, nuestra moral es más pura que la católica. Manda hacer el bien por el bien mismo, no especula con Dios ni demanda premio ni castigo; pone en la conciencia su norma y no en la autoridad, cifra la santificación en las obras y no en los sacramentos. En la práctica, podemos ofrecer modelos de austeridad que las religiones no engendran. Pero odiamos al misticismo necio que descarría la vida y hace agravio al sentido común, odiamos al criterio parcial y sectario para el que todo es virtud en el adepto y todo vicio en el disidente, odiamos a la gazmoñería que remeda a la virtud como la máscara al semblante, odiamos la falsía de los que, en materias éticas, tragan el camello y cuelan el mosquito. NO ABORRECEMOS AL ESTADO Aborrecemos a la tiranía, la vinculación del poder, la burocracia, el caciquismo, la mentira representativa. Aborrecemos a un parlamentarismo viciado que da el triunfo a los ligeros de lengua. Aborrecemos a una organización que practica la selección de los peores y reduce a los mejores a la nulidad y la impotencia. Aborrecemos a esas bandas, sin principios ni ideales, remedos ridículos de partidos, que nada tienen que ver con la opinión ni responden a inspiración alguna del país a quien tiranizan y explotan. Aborrecemos al Estado de clase, que administra privilegio en Vez de 1 administrar justicia. Execramos la amoralidad de ese ente colectivo que se permite todos los excesos, sin dejar de decirse por ello órgano y dispensador del derecho. Soñamos con un Estado educador de los incultos, amparador de los menesterosos, emancipador de los oprimidos, látigo de los soberbios y cuchilla de los malvados. AMAMOS LA FAMILIA La- queremos dignificada, ennoblecida por Pensamiento republicano j i NUESTROS ODIOS Por Alfredo Calderón Este trabajo fue editado en 1904, pintamente- con otros del ilustre escritor republicano, por suscripción pública. NO ODIAMOS A LA RELIGIÓN. Hay entre nosotros quien no siente aspiración alguna religiosa; hay quien tiene el sentimiento religioso profundo y arraigado. Unos y otros, sin embargo, coincidimos en nuestros odios. Odiamos al fanatismo bárbaroj la superstición ridicula, la hipocresía menguada, la credulidad estúpida, la intolerancia soberbia, la creencia que se impone, la devoción que calcula, la fe que negocia, la piedad que miente y engaña. Odiamos al sectario, al publicano, al fariseo, al que finge la fe que no tiene, al que mata en nombre de Cristo, al que hace de Dios granjeria, al que toma el sacerdocio por oficio, al que aborrece de muerte a quienes con él no comulgan, al político corrompido y escéptico que profana la religión trocándola en instrumento de gobierno. A la gran masa crédula y confiada, a ésa no la odiamos: nos da lástima. La religión de los que entre nosotros la tienen es demasiado alta, su Dios es demasiado grande para que pueda caber en ninguna de las comuniones positivas. El principio absoluto dé las cosas, el Eterno, el Infinito, el Inmutable no es el Dios de las religiones históritías. Leyendas candorosas de la humanidad infantil, todas ellas necesariamente tic ecen de idolatría. la libertad: Queremos elevar la condición

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