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ABC MADRID 23-10-1936 página 11
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ABC MADRID 23-10-1936 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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ABC. ViEK- N. ES 23 DE OCTUBRE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA, PAG, II EL MITIN COMUNISTA DE AYER EL PUEBLO DE MADRID ACOGE CON ENORME ENTUSIASMO LAS SUGESTIONES PARA SU DEFENSA Vibra) ¿tes discursos de Diéguez, Antón, José Díaz, Pasionaria Hernández y Uribe Organizado por el partido comunista, se celebra ayer tarde en el Monumental Cinema un acto que revistió caracteres de gran solemnidad. En la sala, que se encontraba adornada con banderas de los distintos Radios y partidos del Frente Popular, se leían carteles alusivos al momento, uno do ellos escrito en ruso, como deferencia a los marinos del Neva que estaban invitados al acto. Mucho antes de la hora anunciada se encontraba el local abarrotado de público. La banda del 5. Regimiento, dirigida por el maestro Oro- pesa, interpretó La Internacional La Joven Guardia y Ban, dera Roja que fueron escuchadas por los concurrentes en pie y con el puño en alto. Al llegar a uno de los palcos los ministros comunistas, señores Uribe y Jesús Hernández, acompañados de la diputado Dolores Ibarruri Pasionaria fueron objeto de una atronadora ovación. Comenzó el acto explicando el camarada Diéguez la importancia del mismo, señalando la necesidad de fortificar Madrid porque la situación, sin ser grave, es critica. Manifiesta que los marinos del Neva no han podido acudir al acto por causas ajenas a su deseo; pero, ya que nos venios privados de su presencia, tenemos entre nosotros al redactor jefe de Pradva Miguel Koltozw. Este, vivamente emocionado, lanza un ¡Viva el partido comunista español! que fue unánimemente contestado. Francisco Antón habla de la propaganda del partido, sobre la necesidad de unirse para la lucha, hecha por miembros del mismo en todos aquellos lugares públicos en los cuales pueda ser eficaz. Explica la necesidad de defender Madrid contra aquellos que hoy le codician y qué son los mismos que ayer atropellaron nuestras reivindicaciones. Hace un canto a la mujer, de la que dice que dándose cuenta del peligro pide un puesto en el trabajo para que los hombres acudan a la lucha. Hablando del apoyo del pueblo ruso dice, dirigiéndose a un monumental retrato de Stalin que preside, el acto: Camarada Stalin, nos ayudáis y asi cumplís con vuestro deber; nosotros cumpliremos con el nuestro. José Díaz comienza asegurando que Madrid no podrá ser tomado por el fascio si el pueblo sabe cumplir con su deber. Manifiesta que no deba haber en Madrid ningún obrero que no sepa el manejo de las armas, y para ello aboga porque en tajos y talleres se destinen dos horas a tal aprendizaje. Afirma que aquél que en tales momentos no presta su apoyo a la causa del pueblo, trabaja para el enemigo. Dirigiéndose a las mujeres, les dice que ellas deben de influir en sus padres, maridos y hermanos para que se apresten a la lucha. Termina sus palabras con un ¡Viva Madrid, militar y triunfante! que es ovacionado. El público, puesto en pie, reclama a Pasionaria para que hable. La diputado Dolores Ibarruri, en breves y cálidas palabras, dice que el pueblo de Madrid, a medida que el peligro crece, crece también su entusiasmo, que se traduce en un movimiento bélico de defensa. Afirma que es necesario que todos piensen en la necesidad de vencer. Explica los horrores en que se sumiría Madrid can el triunfo del fascismo. Las mujeres, los niños y todos padecerían bajo ese signo, y afirma que los hombres de Madrid tienen el suficiente coraje para defender a las mujeres. Dice que es necesario, luchar para p. oder decir: Trabajadores de Alemania, Portugal, Italia: aquí tenéis nuestro ejemplo: ¡El fascio no es invencible! A continuación, los ministros de Instrucción y Agricultura, ante el requerimiento de los reunidos, pusieron unas frases finales al acto. El Sr. Hernández comienza diciendo que cuando se ve a un pueblo en pie, como ahora lo estamos viendo, no hay que temer a la ayuda extranjera que reciben los facciosos. Vengan- dice- -cuantos fascistas quieran, qua en Madrid se quedan. (Ovación delirante. Afirma el ministro de Instrucción que todos, con las armas en la mano, moriremos en pie, y si alguna vez se nos agotan las fuerzas, cada una de nuestras mujeres se convertirá en una guerrillera para defender la causa. El momento es serio; pero no debe haber en nosotros una vacilación. Aprender el manejo de las armas para así, a pólvora seca, hacer frente a los facciosos. El ministro de Agricultura, Sr. Uribe, afirma en breves palabras que la voluntad, del pueblo es vencer a los fascistas, y asi lo hará; pero que sepan todos que marchando y disparando hacia adelante se ya a la liberación de España, si no a la esclavitud. Con una delirante ovación acoge el público las palabras del Sr. Uribe. Interpretando La Internacional dio fin el acto después de las nueve de la noche, LA UST 1 CÍA POPULAR Ayer mañana dio comienzo en la Audiencia, ante el Tribunal popular, la vista del sumario instruido con motivo de la sublevación habida en el Grupo de Alumbrado del cuartel de la Montaña. Se da lectura a la calificación fiscal provisional, que es, en extracto, la siguiente: Recuerda los procesos anteriores que pasaron por este Tribunal popular y en particular los de la sublevación de las unidades del cuartel de la Montaña, Señala también la influencia que la actitud del general Fanjul ejerció en el Grupo de Alumbrado que allí se alojaba, que culminó en la madrugada del día 20 de julio en un alzamiento contra el Gobierno y una rendición a las tropas leales contra las que hablan, combatido los facciosos. Consigna también, la participación en estos- hechos de algunos suboficiales y oficiales de complemento que estaban en situación de licenciados. Las intervenciones de los procesados, según la calificación provisional, fueron las siguientes: Coronel de Infantería- Agustín Muñoz Grande, formó parte del Comité revolucionario de coroneles que preparó la rebelión. Teniente de Infantería José Calvo Rubio, agente de enlace entre los generales Fanjul y Villegas. Jefes y oficiales: comandante de Ingenieros Enrique Gallego; tenientes Jaime Díaz Prieto, Enrique Letán 5 José Antonio Oyanburu, todos ellos con mando en armas, realizaron actos de rebeldía, y el comandante que estaba- destinado en Zaragoza vino a Madrid con motivo de la muerte de Calvo Sotelo. Eí oficial de complemento Antonio Valderrama y el sargento Luis Serrano, que se sumaron al movimiento. El capitán médico José Ignacio Fanjul Ledesma aaompa- Causa contra los jefes y oficiales del Grupo de Alumbrado Mucho lía tardado 3I aflrid en adquirir el tono que la contienda civil exigía, con lo que significa de cambio total del ritmo tic la vida ciudadana. Pero llegó la llora en que se hizo necesario, y Madrid lo adopta, con serenidad. Cuantas Medidas considera el Gobierno convenientes, son acatadas con disciplina ejemplar, como corresponde a la capital de I E i p a S a democrática. Cuando todos los esfuerzos y colaboraciones tienen como denominador genérico el servicio de la victoria, no puede nadie tomar en serio las pequeñas o grandes molestias Que estas medidas pasajeras puedan iM- oducir en la reta, s? uardia ciudadana. Teniendo continuamente, como es nuestro deber, en el pensamiento el panorama de los frentes do combate, h a de parecemos siempre escaso lo que la retaguardia ofrezca como compensación al heroísmo de los combatientes. L- a necesidad de ganar la guerra, y ganarla rápidamente, exige que todo adquiera velocidad inusitada, ritmo do máxima tensión y que se elimine cualquier gasto do energías destinado a la producción de lo que no sea estrictamente necesario para la finalidad señalada. Medida oportuna, entre muchas de estos días, es la do anticipar el cierre de los establecimientos de toda índole, incluidos los bares, cafés y restaurantes, aunque éstos dilatan algo más el hacerlo por las necesidades lógicas del vecindario. Está justificada por las circunstancias que vivimos; pero es de aquellas que la victoria debe considerar como definitivas. De las grandes ciudades del inundo, contadas las capitales turísticas, era Madrid la que se acostaba más tarde. Enorme contrasentido eiicontríwso a una ciudad de trabajadores, en medio de una nación pobre, sometida a un ritmo de vida sólo justificado en una sede de señoritos ociosos y burócratas trasnochadores. Ni siquiera París, cuyas luminarias atraían a tantas luciérnagas neoyorquinas, se acostaba tan tardo como la capital do nuestra República de trabajadores, que, por lo visto, no trabajaban... o no dormían. Y estas naciones adoptaban, además, la hora de verano, aparte de la norma general a que aludimos. Madrid es, definitivamente, una ciudad de trabajadores. Los espectáculos, comenzando casi a inedia noclie, estarán vedados a quienes tengan que acudir al trabajo. Bien está que esto cambie y que el ritmo de la vida madrileña se adapte a las conveniencias y necesidades de su población laboriosa. La guerra ha hecho la guerra al trasnochador; confiamos en que la paz consolide, en beneficio de los que trabajan, esta conciliación entre el sueño y la asistencia a los espectáculos. A las diez de la noche, cada madrileño que no tenga n a d a que hacer en la calle por imperativos de su profesión, debe estar en su casa p a r a ser útil al Bladrid de la República apenas comience a brillar el nuevo día. Y en tanto que llega esa hora, la capital debe seguir su vida normal, con el tono bélico quo el momento exige; pero sin pretender, tampoco, que pierda antes del minuto ex reto fijado por quienes únicamente están autorizados para ello, el aire de población europea que le corresponde, y que ni el propio París- perdió en los días, excepcionalinentc trágicos, de 3 a guerra europea. ñó a su padre, el general, al cuartel y asistió a- los heridos en la enfermería. Aparecen, además, varios oficiales y ola- ses que no intervinieron en la sublevación, pero si que no entorpecieron las ordene de los jefes facciosos. En la prueba testifical se proponen ca torpe n o m b r e s

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