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ABC MADRID 16-10-1936 página 7
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ABC MADRID 16-10-1936 página 7

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRID DÍA 16 DÉ OCTUBRE DE 1936 NUMERO SUELTO 15 CENTS. 658! DIARIO ILUSTRADO. AÑO TRIGESIMOSEGUNDO, N. B 10.416 g g SUSCRIPCIÓN: MADRID: UN MES, 3,50 PESETAS. PROVINCIAS: TRES MESES, 12. AMÉRICA Y PORTUGAL: TRES MESES, 12,50. EXTRANJERO: TR? 5 ME S, 30 PESETAS. REDACCIÓN Y ADMINISTRACIÓN SERRANO, 61, MADRID. APARTADO N. 43 El nazismo prepotente expansión imperialista La última declaración de Kagan, en revancha de la débacle que le depositada en el Comité de Control ocasionó su desafío al mundo. Y ocuque funciona en Londres, da por ter- pa las zonas desmilitarizadas, y reminado, virtualmente, el acuerdo de arma de modo inquietante y acumula neutralidad en la cuestión española. divisiones en las fronteras, provocando ¿Neutralidad? ¿Pero existió alguna justos temores a los países limítrofes. vez más allá de la teórica e hipotéNos encontramos en la antesala de tica efectividad de un documento fir- la guerra. A fuerza de logomaquias mado solemnemente, pero sin fuerza pacifistas, han estrangulado la paz. de obligar a ninguno de los signata Y las guerras- -ha dicho Stalin- -rios a la hora del cumplimiento? ya no se declaran. Comienzan, simpleCada firmante del Pacto, luego de mente. estampar la firma al pie de las con ¿Ha comenzado ya? clusiones, quedó tan satisfecho. Y pensó que, aventada de esta forma la tempestad que se dibujaba en el ho- LA ORDEN DEL DÍA rizonte, podía alegremente dedicarse a organizar el porvenir de su egoísmo. P A R A E L A S A L T O El acuerdo de no injerencia ha sido A OVIEDO violado impunemente por todos. CaSe ha hecho pública la orden da uno a su manera, claro está. Unos, partamento de Guerra en Asturiasque el dehizo cirprestando asistencia eficaz a los trai- cular la víspera del asalto entre las fuerzas dores levantados en armas contra el del Ejército sitiador. Poder legitimo y ensangrentando el Sobria, justa, serena, la alocución está suelo español con la más cruel y san- impregnada por la emoción del momento, guinaria contienda civil que registra tan impacientemente esperado. El alto sennuestra Historia. Otros, negando el tido de justicia, la moral directriz que emapoyo incontestable e incuestionable puja a las ¡nasas del Ejército popular, fruto de sus ideas de libertad y de futuro históa que con toda razón tiene derecho rico, dan al documento carácter antológico. el Gobierno de la República. SalveDice así: mos, no obstante, la magnífica excep AI Ejército de Asturias ción que nos ofrece el pueblo ruso, Hoy daréis el primer pago en el camino levantando indignada e intolerante que habés su voz, impidiendo los escarceos di- triunfal Cuerpos del de recorrer unidos a los demás Ejército del Norte. plomáticos que escamotean la efecUna vez más, en Oviedo y en octubre, se tividad de los acuerdos. inicia el caminó de la gloria; toda España Ningún país ignora la responsabi- espera con ansia la buena nueva de la lide la población asturiana, promelidad que por acción u omisión en los beración de realidades inmediatas que vossa firme acontecimientos de España le cabe en el otros habéis de cumplir. Nuestro triunfo, que es necesario, hay que porvenir de la paz del mundo; esta más paz mundial que, a fuerza de adul- valorarlo con la vamosescrupulosa a dignidad en el proceder; a liberar teraciones, de empachosa literatura no a ensangrentarlo, ni a destruirlo; Oviedo, detrás inconsistente, ha degenerado en un de nosotros viene la Justicia popular, y sólo mito. Un bello mito, si se quiere. Pe- a ella incumbe la gestión necesaria del caseste disciro un mito burlesco y sangriento tigo. Ymilitarproceder que os exige la habéis plina que voluntariamente también. aceptado, os lo obliga con carácter más imEl Jefe del Estado español, señor Azaña, ha sentenciado con aguda visión del momento actual, que el viejo continente se halla en la antesala de la guerra. Cuando aún no se ha repuesto de la espantosa convulsión que experimentó hace diez y ocho años, Europa, agotada, extenuada, trágicamente marcha veloz a un suicidio definitivo. Y la contienda en perspectiva señala como escenario inexorable el romántico mare nostrum de los romanos, que el fascismo pretende resucitar. Italia, encerrada en el Mediterráneo, busca desesperadamente salida. Y la base en que ambiciona sustentar su independencia y predominio en tal sentido lo busca en las Baleares, lo que representa para Francia cortar sus comunicaciones marítimas con África, y para Inglaterra, asistir al crepúsculo de su grandeza naval y comercial. perioso, si cabe, el noble sentido humano del contenido común de vuestras doctrinas políticas y sociales por las que lucháis y por las que tantos han muerto. No luchamos por conseguir un desquite; morimos, ei es preciso, para lograr un triunfo que nos permita asentar el mañana sobre unas bases más justas. Nuestro triunfo será tanto más importante cuando más limpio lo podamos mostrar a las miradas del mundo todo que nos observa. ¡Hombres de Asturias! ¡Milicianos todos del Ejército popular! Por vuestra limpia historia, por el recuerdo vivo de los camaradas caídos en octubre, que hoy se incorporan er sus tumbas, ansiosos de presenciar la vieja gesta rediviva, con el orgullo de contemplar el fruto de su heroico sacrificio; por todo lo que sois y por todo lo que representáis, no podéis defraudar las esperanzas cifradas en vosotros. Sois para el mundo los mineros de Asturias, no hay diferencias entre vosotros. A todos los que nos dirigimos pedimos y de todos esperamos el esfuerzo definitivo que nos llevará a la victoria. -Por el Departamento, Juan Ambón; por el Comisariado general, K. González Peña, Juan ¡Manso, Aveliuo G. Manarla; por el Estado Mayor del Ejército, Francisco Ciutat. ¿Nada más? EL MITO DÉ LA PAZ busca también LAS TRES CONSIGNAS DE LA VICTORIA Por Fernando Valera. Al fin hemos convenido todos en que para ganar la guerra hay que atenerse a la disciplina militar. Al individuo se le puede permitir la consigna de vencer o morir O aqueLa otra de antes morir en pie que vivir de rodillas antiguo epifonema que solía emplear en mis discursos, allá por los años 10,28- 29, y que desde entonces es bien conocido en los campos de Valencia. Al individuo le honra una actitud tan tan gallarda. A las naciones, a los pueblos, no. Para los pueblos no hay más consigna que ésta, categórica, tajante, absoluta: VENCER. Porque los pueblos no mueren. Pasamos los individuos; queda la nación. Morimos los hombres; pervive la Humanidad. Por eso el pueblo no tiene opción posible entre la muerte o el triunfo. O vivir sin honra ni libertad, o vivir con 3 a gloria de haber triunfado. Y España, que es un pueblo libre, vencerá. Pero si queríamos vencer pronto, ahorrando vidas y destrozos, interesaba que acertáramos a crear el órgano del triunfo. Sin experiencia, no hay ciencia posible; sin imaginación, es imposible el arte; sin sensibilidad, la religión; sin especulación, la matemática. Cada actividad humana ne- cesita su método, su virtud, su sistema, y la guerra tiene el suyo propio: la disciplina militar. Por eso, para ganar una guerra, lo primero era organizar un Ejército. Y en torno al Ejército, el país cohesionado en una disciplina de hierro. Se ventila en esta contienda valores universales tan altos como la libertad del mundo, los destinos de la Humanidad y el porvenir de España. Para los que contendemos al lado de la República se ventila, además, nuestra vida, la de nuestras mujeres y la de nuestros hijos valores que serán pequeños para el Universo, pero que para cada uno de nosotros pesan por todo un mundo. Y cuando está sobre el tapete todo eso, la discusión es necia; el doctrinarismo, insensato; la polémica, suicida; la duda, criminal, y la oratoria, vana. Lo importante es asegurar la victoria, estableciendo en el Ejército v en la retaguardia la primera consigna: DISCIPLINA. Pero la disciplina no es sólo un mecanismo exterior. Para ser perfecta necesita que haya en las conciencias un estado de ánimo propenso a otorgar su confianza a quienes encarnan la unidad del mando. Esa sensación de confianza sólo puede brotar en las almas cuando cada uno de los i n- dividuos y organizaciones que compartan la gloria y la muerte estén convencidos de que los demás compañeros practican la más absoluta lealtad, y de que nadie pretenderá luego hacerse con la revolución para usufructuar a solas la cosecha del común sacrificio. La guerra no es obra exclusiva de ningún partido, grupo, doctrina, clase u organización. Es una guerra nacional de todo el pueblo libre contra sus opresores, y en ella ponen su entusiasmo y su sangre los republicanos y los obreros, los católicos vascos y los librepensadores, la pequeña bur-

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