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ABC MADRID 13-09-1936 página 14
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ABC MADRID 13-09-1936 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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Crónicas de guerra Saber esperar (I e. nuestro enviado especial. Zísulalja. Ya comprenden estos hombn v e lu chan en los distintos frentes la impueiencia de retaguardia. ¡Qué feliz sería el buen republicano que toma en la cama su chocolate con churros ealentitos y luego lee el periódico si encontrara cada día la noticia que espera. ayer cayó en. nuestro poder esta capital o la. de más allá Mejor, si en un día cayeran todas. Con mayor fundamento anhelan estas noticias aquellos que temen por la suerte de familiares de los que nada saben desde hace dos meses, por hallarse en piar zas ocupadas pbr los facciosos. Es frecuente que se pregunte, al saber nuestra profesión periodística, sobre la situación en que unos u otros pueblos se en- cuentran. Hoy, una mujer nos ha preguntado, anegados los ojos en lágrimas: ¿Sa. be usted si podría ir a León, aunque fuera, a pie? ¡Tengo allí mis dos hijos! La ansiedad de todos, fundida, crea esc! ambiente de retaguardia, que, a través de los campos, llega a envolver a los que están aquí, en las mismas trincheras. Pero... También estos hombres, que luchan con tanto entusiasmo, tienen muchos de ellos a, sus familiares en las plazas que dominan los sublevados. Y en ellas van a entrar, echados los fusiles a la cara y con el fio- 1 razón en su sitio. Les corre prisa, mucha prisa, llegar hasta sus casas y hasta sus gentes, pero tienen la trágica grandeza de saber esperar, porque les corre afín más prisa conquistar pa. ra la República y la Libertad las ciudades donde sus padres, hermanos o hijos residen. Esto de saber esperar con un fusil al brazo no pueden en- tenderlo bien en la retaguardia. Contra la táctica infame de parapetarse Iras, mujeres y niños existe esta otra, hu manitaria, de no hacer víctimas inocentes. El mundo comparará las dos, para deducir qué bando es el civilizado. Ahí está, en el frente ¡asturiano, un glo- rioso camarada, Javier. Bueno, que tiene ar su gente en Oviedo. Y en Oviedo entrará: Javier, como sea, sin que se Je. acelere el pulso. I ero otros tienen la, obligación de ha ¿cerle esperar a Javier. De hacerle esperar hasta que ya no exista otro camino que el de la furiosa violencia. Algunos de esos hombres que veis ahí... ¡quién sabe si disparan contra sus propios hogares! Es la guerra. Peor. Es la guerra civil. Ese otro corneta. ¡quién sabe lo que recuerda, perdida la mirada en el camino que ya hacia el pueblo donde nació y están los suyos! 13 s la lucha. Peor. La lucha fratricida. Pero piensen los hombres de retaguardia ett. eíita. njagípñca, cosa que es saber esperar; conocimiento insuperable en las ar- 1 fes del amor y de la guerra. (Fotos Alfonso, Albero y Segovia y Santos Tubero.

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