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ABC MADRID 21-08-1936 página 11
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ABC MADRID 21-08-1936 página 11

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C. VIERNES 21 DE AGOSTO DE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA; PAG. 11 donde. me dijeron que hacían causa con PRIMEROS MOMENTOS DE LA SUBLEVACIÓN EN MARRUECOS. rebeldes. Se oyeron disparos muy cerca, loa y EL TENIENTE CORONEL ROMERO ESCAPO DE LAS GARRAS DE LOS SUBLEVADOS DISFRAZADO DE MUJER dirigí un café Estaba en manos de los caverní- che me mujer a me senté de la población con mi y en una mesa, al lado de la que ocupaban el te. nknte coronel colas Barcelona 20, 2 tarde. El teniente co- de Cazadores y otros oficiales. Me extrañó al ronel Romero, que visitó al presidente de ver dije comandanteloJunquera de uniforme. de los cabos, a lo que la Generalidad, recibió a los periodistas, a Le daba que sabía no importancia, la oficialidad quienes dijo que cuando se le destinó para tenía dada la orden porque a viniera a mi de que el mando del grupo de Regulares número 4, lado, ocurriera de Larache, le causó la orden sorpresa, las nueve de lálo que ocurriera. Cuando a noche salí hacia el hotel porque no creía que después dé cuatro años de servicio en Aviación pudiera ser me detuvieron en el camino, diciéndome útil en otra Arma. El hecho fue que salió, que el comisario superior quería hablar conmigo por teléfono desde Tetuán: para Marruecos, sin que se le dijera ningu En la conferencia me dijo: na otra cosa. -Está noche has de tener mucho cuiPosteriormente, una estratégica concen- dado. tración de tropas en el Llano Amarillo fa- ¿Qué ocurre? -le pregunté. cilitó a los rebeldes la forma de tomar dis- -No te lo puedo decir. posiciones definitivas para la sublevación. ¿Es que he de poner atención en lo que Escribí- -dice- -al capitán Galán, al co- ocurra en Alcázarquivir? -le volví a premandante Hidalgo y a otros explicándoles guntar. la penosa impresión que aquello me causa- -De Alcázárquivir ya tendremos cuidado ba, mucho más si se tenía eii cuenta nosotros. que. tenía la seguridad de que yo estaba en Diversas veces me llamaron por teléfono, manos de los cavernícolas. Los íSfombres civiles de la zona, los obreros y los indus- pero no pude comunicar, salvo con el go. triales procuraron disuadirme do mi creen- bernador de Cádiz. cia, pero el cónsul, el juez y los hermanos Caballero procuraron engañarme. El jefe de Estado Mayor, jefe del El comisario superior, general Gómez movimiento Moraío, indudablemente de buena fe, proAl salir de la cabina me informaron de curó convencerme de que la oficialidad estaba tranquila. No pude hablar un momen- que todos los oficiales, que en número de to con los soldados de otras guarniciones. doce vivían en el hotel, vestidos de uniforme y armados, habían marchado al cam. Los que se decían republicanos, pamento. al aeródromo, donde con gran Telefoneé sorpresa vi que estaba un capitán, a quien fueron los más traidores di la orden de que detuviera a todos los Después el teniente coronel nos hizo un que pasaran por allí. Comuniqué con el coEucinto relato de algunos hechos. El vier- mandante Martínez, jefe de Larache, y me nes, 17 de julio, a las doce y media de la dijo que no obedecía más órdenes que las mañana, me avisaron de Larache que el ge- del teniente coronel Alfaro. Poco después neral. Gómez. Morato había llegado en avión se oían descargas, y la sublevación había y deseaba verme. A las dos de la tarde estallado. llegó Morato, acompañado de su. yerno, caMé. llamó desde Tetuán el capitán de pitán de Aviación, y del capitán de Estado Estado Mayor, que me preguntó: Mayor Calvo. En la entrevista, en presen- -Pero ¿es usted el teniente coronel Rocia del teniente coronel Joaquín Vidal, me mero... ¿Cómo es posible que esté ahí? habló de una historia de sublevación de- -Pues estoy sentado en una silla y con cabos fascistas, añadiendo que la oflcialida 4 cabeza sobre los no pensaba más que en cobrar la mensuali- la ¿Cómo es que nohombros. dad y vivir tranquilamente en Marruecos. do el jefe de todos? esta en Larache, sien- Para contrarrestar lo que me dijo Morato, -Porque el general nada me ha comuredacté una proclama, que se publicó en la nicado. orden del día 18, dirigida a los jefes, ofi- ¿Así es que no pasa nada todavía? ciales y suboficiales bajo mi mando, recor- -Por ahora, dándoles lá promesa de defender la Repú mucho en pasar no. Pero no oreo que tarde algo. ¿Y en Larache? blica y la Constitución. -En Larache Hace un momento estalló A todos lesjpareció bien; pero en sus el movimiento, y por este motivo no puedo rostros reflejaron lo contrario. Aquel día ir, como no sea con tropas de las nuestras. me dirigí al hotel para comer con mi muconversación y otras comprenjer, con quien comenté la ingenuidad de dí Por esta jefe del movimiento era el del que el Gómez Morato. A las cuatro de la tarde re- Estado Mayor, y por eso corté el teléfono gresé al campamento para recibir a las militar. con mi mujer a de tropas, que regresaban de. las maniobras, Correos. Me fui a las autoridades la Casa loLlamé civiles y llevaba el propósito de- leer y comentar la cales y al interventor Roviralta. Poco desproclama. pués supe que había orden de detenerme Todos hicieron profesión de fe republi- vivo o muerto. Consulté con la roehalía, cana, de disciplina. El que más republicano S 3 mostró fue el comandante García Junquera, así como el teniente secretario y el capitán auxiliar. Naturalmente, fueron después los más traidores. Por la noche oficiales de Regulares con otros dos vinieron a decirme de parte del teniente coronel de Cazadores que se había recibido la noticia de la conducta observada por el Estado Mayor de Larache, y que por la noche estallaría un movimiento de cabos, fascistas, por lo que debía adoptar las disposiciones oportunas. Le contesté que todo eso estaba muy bien, pero que al primer movimiento que notara toda la oficialidad me fuera a buscar al hotel. Un indiviuuo de Larache me comunicó que en aquella población las tropas estaban acuarteladas. A ¡as ocho y media de. la no- los españoles de. buena fe me ofrecieron, ocultarme en sus casas, lo que nó acepté, pues con un moro amigo me interné en nn poblado indígena. Me llevó a sU casa, donde me ocultó, mientras las patrullas de soldados me buscaban por todas partes. Había que fusilarle a toda costa Más tarde estuve en el domicilio de un caid, teniendo que ocultarme entre las mujeres, pues poco después llegó una patrulla en mi busca, la cual quiso penetrar en la habitación. Las mujeres protestaron, e incluso se ofendieron de que se las tratase como a ciertas mujerzuelas. El escándalo promovido por estas mujeres repercutió en otras, y los que me buscaban tuvieron que marcharse convencidos de que yo no estaba allí. Un teniente, apellidado Fernández, decía que a toda costa se me tenía que encontrar, porque habían de fusilarme. Ai día siguiente de estos hechos, vestido de mujer y acompañado de otras, marché hacia una posición francesa. Cerca de la Aduana encontré un oficial de Regulares que ocupaba un automóvil con ametralladoras. Quiso penetrar también en territorio francés, lo que no se le permitió. El jefe de la posición francesa de Arbagua, me informó que este oficial iba en mi busca, y que los Regulares estaban dispuestos a embarcar para España y habían ya cometido algunos hechos criminales. He de dar las gracias al oficial francés y a su mujer por las atenciones que con. migo tuvieron. Por las conversaciones que sostuve durante mi estancia en Arbagua, deduje qua era considerado prisionero de guerra. Escribí a varios cónsules españoles explicándoles mi situación, pero estos cónsules estaban con los facciosos. Pude ponerme en comunicación con los elementos del Frente Popular francés y, ¡por fin, 1 pude atravesar la zona francesa y emprender el regreso a la Península. El teniente coronel Romero exhibió después el documento expedido, por el. cónsul de España en Rabat, haciendo constar que el 18 de julio se presentó a las tres de la tarde en el puesto de Arbagua, y que allí permaneció quince días. Desde allí fue trasladado al zoco. El. Ar- baa por el coronel francés Paulet, jefe del sector de Ouesan. El 10 de agosto, por gestiones realizadas, llegó a Rabat para in- corporarse al Ejército de la República, marchando el 3 de agosto a Oran. Fin de una odisea Un telegrama que llegó tarde El jefe, señor Romero, nos ha dicho, qué a las diez y lmedia de la noche del 17 da julio recibió Un telegrama del. ministerio de la Guerra, puesto a las 21,15, que decía: Por orden del ministro, el teniente coronel Romero, que manda el campamento de Regulares de Alcázárquivir, se encargará de la Comandancia militar de Larache, tomando todas las medidas que sean necesarias para el sostenimiento de la disciplina. ¡Pero cuando este telegrama llegó, ya hacía una hora que había estallado la sub- levación militar fascista! -Pebus. La situación en Larache ASI DISPARAN ESPONTÁNEAMENTE I O S V O LUNTARIOS FACCIOSOS (Dibujo de Ultima Hora, de Barcelona. Las noticias recibidas hoy de Mérida dan cuenta de los reñidísimos combates qus nuestras tropas llevan a efecto en aquellas inmediaciones con la columna rebelde que salió de Sevilla, con objeto de preparar su fuga y la huida del traidor Queipo de Llano, internándose ¡en Portugal. Es posible también que tengan el propósito de establecer contacto con los sediciosos del Norte. Los rebeldes dé Queipo, en su desesperación, ya en los últimos momentos de agonía; tratan de realizar un supremo esfuerzo, qua de nada les valdrá ante el ataque de los verdaderos defensores de España y de la República. QUÉ 1 PO QUIERE HUIR HACIA PORTUGAL

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