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ABC MADRID 26-07-1936 página 34
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ABC MADRID 26-07-1936 página 34

  • EdiciónABC, MADRID
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C- DOMINGO- 26 DE JULIO DE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 34, Suena el cornetín de órdenes y minutos iDos piezas más de artillería llegan a nuesantes de las siete de la mañana se oye la tro campo. Enérgicos ataques de las- fuer. primera descarga de la batería gruesa. Los zas leales, que baten al enemigo- en descardisparos van con ritmo acelerado. Los mu- gas de ametralladoras. Unos momentos ¡de chachos, incansables, traen y llevan cajones tiroteo intenso y los nuestros, pese a que con balas de distinto calibre. Rápidos movi- j su avance es de abajo a arriba, siguen asmientas de los artilleros para limpiar el ca- cendiendo las escarpadas montañas del Guañón y poner en él el plomo mortífero. Las darrama, bajo las granadas protectoras de baterías más cercanas a Collado Mediano, nuestras piezas del quince y medio. El emdirigidas por el teniente Laol, son de una pleo de estas baterías indica que el tiro tieeficacia irresistible. Una tras otra, colocan ne que ser más largo, porque los rebeldes cinco balas en los objetivos, que hacen callar se han alejado. largo rato ia Artillería de los traidores. El enemigo, en los primeros momentos, trata de El nuevo servicio de Correos en. dar la sensación de seguridad e inicia un contraataque. No sabemos si es la deficiente el frente. Aumenta el entusiasmo educación militar de los rebeldes o el miedo de los héroes de la República producido por su propia cobardía lo que les Minutos antes de las nueve llegan los auhace errar la puntería una y otra vez. Los leales, sin errar sus cálculos un milímetro, tomóviles del correo, que pudiéramos llamar firme el pulso, sin que nada de su compleja telegráfico, organizado por el ministro de organización les falíe, seguramente porque Comunicaciones, Sr. Giner de los Ríos, y la tranquilidad de conciencia de su lealtad numerosos p aquetes del diario madrileño al régimen les da esa serenidad, consiguen Ahora. Los muchachos escriben rápidamente sus tarjetas y se quedan bajo la sombra todos los objetivos. de los árboles contemplando las fotografías Ocho de la mañana. Por la carretera de la en que de una manera clara y rotunda se sierra serpentea la columna de los leales, in- pone de relieve la aplastante derrota que en tegrada, por milicianos, Asalto, Guardia civil toda España están sufriendo los traidores y regimiento cte Wad- Ras. Estas fuerzas lea- de la República. íe pueden apreciar perfectamente los estraes El teniente que gos producidos por la Artillería republicana. regimiento de coronel Marina, pone manda el, Wad- Ras, se al frente de varias compañías de este regimiento e Nuestra Aviación entra en fuego inicia el ascenso de las montañas para re- y la artillería iogra sus objetivos. forzar las- huestes, gubernamentales. Poco antes- de las diez regresan de la liSe generaliza el combate nea de fuego varios camiones de milicianos, Se aprecia claramente que el enemigo pre- entre los que figuran algunas mujeres qué tende desalojar, sin lograrlo, las baterías piden a grandes gritos que se ataque fuerleales y destruir las carreteras. Vano in- temente al enemigo, porque está total y ab- solutamente batido. El general Riquélme, con tento, porque su puntería es lamentable. sus ayudantes, avanza hacia la de fueEn el cuartel del general- Riquélme la con- go para comprobar el estado líneacosas, y de centración de fuerzas aumenta a medida que consecuencia de ello es que nuestras columel tiempo va pasando. El general revista a nas, notablemente engrosadas, inician un los muchachos en medio del entusiasmo cla- avance, al parecer. ba stante a fondo. moroso. Extraño efecto produce, a los que A lo. largo del camino se encuentran ca- hemos visto la figura del diminuto general, cargada de cruces y rodeada de vistosos rros de asalto, piezas de artillería ligera uniformes, verle ahora con un sencillo uni- ocultos con ramaje prestos a ser trasladaforme caqui y gorro cuartelero, rodeado de dos a otros lugares, lo que hace ver el triunlos heroicos muchachos de las milicias, que fal avance de nuestras tropas. En los alrededores del Alto del León, nuele vitorean. al Intenso tiDos aviones Havilland hacen su apari- vas baterías arrasan las enemigo. la mañana roteo alrededor diez de ción en el horizonte y el clamor del entu- para proteger el de avance de nuestra infantesiasmo se eleva hasta el cielo. Comienza la Internacional y J a actuación de nuestra Aviación. Efectos mor- ría, que, cantando La canciones de guerra, tíferos causan sus bombas. La artillería lo- Joven Guardia como ataque. Desde lejos se un brioso gra perfectamente sus objetivos. Militares, las lanzan a leales no son más que una cofuerzas guardias de Asalto guardias civiles y mili- lumna de puños en alto. Se baja un poco la cianos copan la sierra en desplegada gue- vista, y entre el relucir de los tricornios de rrilla. Se. les ve trepar con denuedo p or las cuestas de la sierra, protegidos por nuestra la Guardia civil se ve el mono azul del miAviación y nuestra artillería. Desde el cuar- liciano y la correa de plata delguardia de tel general se observa atentamente su mo- Asalto. vimientos con potentes gemelos de campaña. Por carreteras y abruptas, cuestas comienza Unas muchachas combatientes son el movimiento envolvente de las fuerzas leales a los traidores de la República. Ocho recibidas con manifestaciones de y cuarto de la mañana. Nuestras piezas de júbilo artillería meten tres balas más del siete y En el cuartel general se produce una medio en las posiciones facciosas. Descon- nueva concentración a las once y cuarto de ciertan al enemigo, que ignora desde dónde la mañana. Unidades de Ejércitos, guardias se le ataca. Alguna granada que otra, to- de Asalto, Guardia unen talmente desviada, viene del campo faccio- a los. leales. Cuatro civil y milicias, se vestimujeres jóvenes, so. Calla la artillería del traidor y comienza das con mono y gorro cuartelero, van con a sonar el tableteo de sus nidos de ametra- un fusil en la mano entre los muchachos lladoras. Intentan rechazar a los leales, pero de las milicias a combatir, como si fueran los aciertos de nuestra artillería ponen pápresencia de nico y desconcierto en las filas contrarias. un hombre más. La con grandes estas muchachas es acogida ovaciones Ocho y treinta y cinco de la mañana y y vítores, porque, al igual que sus compalas piezas de artillería enmudecen. Hasta el ñeros y despreciando el peligro, se lanzan a monte de la Loma llevan a empujones los la lucha. Todos ellos, sin vacilación alguna, heroicos milicianos las piezas de artillería. suben como si dieran guardia a los carros Los rebeldes intentan con sus ametrallado- de asalto. ras intimidar a los nuestros; pero la braPor delante de nosotros -van desfilando vura de los guardias civiles, de Asalto y con el puño en alto, y al ver, -por nuestra milicianos 110 tiene parangón. No hay nada chapa tricolor, que somos periodistas, nos que los detenga. Suenan las ametralladoras gritan: en nuestro caraoo v nueva huida de los re- -Apunta, apunta que seremos leales al üeides. Gobierno hasta morir. Un balilla lleva cuatro enfermeras por si. hiciera falta atender a algunos heridos. So- bre las albas tocas de las muchachas destacan sus crispados puños en alto y el grito de U. H. P. Oímos el tronar de la fusilería, la mayoría de las veces sin respuesta por parte de los traidores. Hacemos que nuestro coche suba un poco más, y al ver los carteles de La Vos somos: objeto de ovaciones y vivas, así como a la Prensa republicana. Los rebeldes huyen a la desbandada Desfile interminable de milicianos, entre los qfce figuran gente de la más variada can- dición. Obreros manuales, oficinistas, mine- i. ros, estudiantes de la F. U. E. socios de entidades deportivas, entre los que figuran los excelentes nadadores del Lago Natación, que no han vacilado en coger el fusil para, ponerse al servicio de la causa republicana. Un capitán de la Guardia civil saluda a los i- eriodistas que hacemos información. Al pronto, 110 le conocimos, porque su saludo, puño en alto, nada particular nos indicaba. Uno de nuestros compañeros reconoció al eme fue jefe de la Oficina de Información y Enlace de la Dirección general de Seguridad, capitán Santiago. A las once y media de la mañana nuevas posiciones en las escarpadas rocas son tomadas por la indomable bravura de nuestras tropas. Tiros de fusilería aislados. Una ame- (ralladora, allá a lo lejos, indica que los rebeldes, cobardes una vez más, en cuanto las; peñas no protegen su vida, huyen a la desbandada. Los aeroplanos rebeldes, antes de ser destruidos, lanzaron unas octavillas reveladoras de su fracaso Antes de que la Aviación rebelde fuera destruida, y cuando todavía lanzaba sus bombas criminales sobre las crestas del Guadairama, entre bomba y bomba tiraron unas octavillas que dicen así. Españoles: El Ejército es dueño de toda España, menos de algunos puntos aislados, donde luchamos con ventaja. Las columnas victoriosas que se dirigen a Madrid están en el Guadarrama, a pocos kilómetros de la capital, que no tardará en caer en nuestras manos. El general Franco se encontraba ayer en. Córdoba, al frente de una fuerte columna de tropas procedente de África. El general Caminero, que organizaba la resistencia en León, ha sido hecho prisionero en Puebla de Sanabria. Es inútil oponerse al avance de la mayor parte del pueblo español sano, que sólo desea una España libre de odios. El intentar resistir sólo conduciría a derramar sangre, que el Ejército quiere evitar, pues está convencido de que libre de los errores y malas oasiones que en el pueblo han querido encender malos españoles, podemos, todos unidos, conseguir la grandeza de nuestra patria. General Mola. La lectura de estas octavillas lleva al convencimiento de nuestras tropas el fracaso de quien a tales argucias tiene que apelar cara fingir un triunfo que no ha logrado. Nuestros leales, conocedores de la verdadera; situación, hicieron caso 0 omiso de la proclama de este general, que, además de haber traicionado todos sus juramentos, quería, á lo que parece, poner en práctica sus instintos sanguinarios, de los que dejó buen rer. irerdo a su paso por la Dirección general de Seguridad. La sorpresa de un soldado ante A B C republicano Desde el cuartel general, oficiales con te- levisores siguen la marcha triunfal de las. tropas leales. ÉÉirn

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