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ABC MADRID 18-07-1936 página 15
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ABC MADRID 18-07-1936 página 15

  • EdiciónABC, MADRID
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ELOGIO DE FILIPINAS Estos bravos aviadores que desde el aeródromo- de Manila- -aeródromo que por s- í solo es ya una prueba para el ánimo, pues en d despegue ofrece la perspectiva de un cementerio cercano- -han llegado al aeropuerto es- tepario de Barajas, avivan en mí el recuerdo, nunca borrado ni dormido, de aquel archipiélago bellísimo, geográficamente muy lejano, pero sentimentalmente inseparable del corazón de España. No me cansaré de repetir que entre todas las tierras que fueron españolas, Filipinas es la que con más fervor, y más sinceridad, conserva la hispanidad. Cerca de cuarenta años hace que perdimos sobre Filipinas el dominio político, pero guardamos el del afecto, que es el que más importa. Las tierras que descubrieran Le, gazpi, Úrdamela y Magallanes (Phüippincs Islands) siguen perpetuando, y honrando el nombre de Felipe. A mantener y acentuar la hispanidad de Filipinas contribuyen tres factores. El primero, la seriedad, del filipino, hombre sin nervios, que no sabe de arrebatos ni desplantes que desbrava con inteligente doma sus pasiones, y somete su voluntad al rendaje y los frenos del análisis, la disciplina y la reflexión. Llenan el alma de los filipinos tres amores: el amor a la patria, el amor a la justicia y el amor a la música. El patriotismo les hizo luchar por su independencia; lograda ésta, su claro sentido de justicia les ha hecho comprender todo lo que tenían de españoles en su historia y en su cultura y, limpios de rencores incompatibles con su innata nobleza, tienen para España cariño y gratitud. En cuanto a la vocación para la música es característica tan acusada que puede asegurarse que no hay pueblo más filarmónico: las orquestas filipinas son superiores a las hawaianas. Entre los recuerdos de mi estada en Manila descuella el de una representación de Aida por un conjunto de aficionado s, -superior a muchos de los que se oían por aquí en los tiempos felices en que se podía oír ópera en España. El segundo factor que asegura en Filipinas la influencia de España es la calidad de nuestra colonia. Más que lo que fue pesa eei el concepto lo que es. Y lo que hoy es español en Filipinas constituye un verdadero núcleo de selección. La educación de la. juventud sigue encomendada a los religiosos españoles: los agustinos, los recoletos, los benedictinos de San Beda, los dominicos cor. su Universidad de Santo Tomás y su colegio de San Juan de Leti; án; por cuyas aulas han desfilado todos- los filipinos ilustres, desde el actual presidente Quezon, estadista genial, la primera inteligencia y la primera voluntad deí archipiélago y los políticos Osmeña y Recto, hasta los poetas Balmori y Bernabé. La vida industrial está igualmente regida por manos españolas. A la cabeza de todas las empresas figura la Compañía General de Tabacos, a la que por antonomasia se le llama la Tabacalera Es muy significativo eí hecho de que todo el vasto y complejo negocio de la Tabacalera de Filipinas se lleve desde una casa de las Ramblas, por una Sociedad presidida por un procer castellano que tiene en Boecillo su solar. Caso ejemplar de fusión felicísima de lo filipino y lo español el de esas familias- -Soriano, Roxas, Zobell, Pérez Rubio, -Santa Marina, Camón, Melián, Ynchausti, L i z á r r a g a Elizalde, Teus, Ossorio- -que forman una verdadera aristocracia isleña en, el sentido propio (aristas, los mejores) y. distribuyen su. vida entre sus casas de maderas preciosas en el Dewey Boulévard- -bellas y fragantes como cajas para guardar encajes o abanicos- -y sus- z i ¡las y palacetes en la costa vasca, en el Tibidabo o en el barrio de Salamanca. Ha sido el tercer factor la política flexible y comprensiva de los. Estados Unidos que han respetado escrupulosamente lo español. Manila, la Manila de intramuros sigue como. en lor, que allí s ¡laman los tiempos de España Españoles son los nombres de las calles, los rótulos de las tiendas, honesta expansjón... Los madíileñpá no tienen aún tsclos ios que necesitan Además, por razones de orden municipal, o por lo los los. -usos, las. costumbres. La vida filipina es que. fuere, Oeste, grandes parques de Madrid: Moncloa- -no se. utilizan de un remanso- en el que duerme la España de- -Retiro, i8 0. Todo está como en los días en que el noche. -El restauran! y téatrito al aire libre brigadier, que había batido a los moros en del Retiro hállanse abandonados. Los jardiJoló, regresaba a la Península, trayendo un nes de barrio, esos pequeños jardines y palasan de quince nudos, unos metros de ni- squa- res como los de París y- Berlín, son casi pis, unos kákimonos, un pañolón con chinos desconocidos en la capital de España. Y de de cara de marfil, unos pay- pays y un. jipi. su necesidad, mil veces proclamada por los En Filipinas se sigue bailando rigodones. Yo higienistas y nunca satisfecha, proviene la he visto en una fiesta del Anny and Navy abundancia de las. terrazas. Hace todavía quince años hubieran po. (el Casino Militar) un rigodón de honor, ceremonioso como el de mía vieja corte, en el dido contarse. Ya no. Existen en todos los que, por cierto, tomaba parte, haciendo vis paseos, en todas las plazas y en todos los a una pareja española, el general Aguinal- jardinillos. Y en todas, las calles, cuándo do. Recuerdo también la emoción con que oí la anchura de ésta lo permite, y aunque no lo que en el colegio de los Agustinos en Cebú permita. Si los cafés, las granjas, las cerme recibían tocando la Marcha de Cádiz. ¡La vecerías, los bares y, hasta las tabernas saMarcha de Cádiz, desconocida en España can los veladores, las sillas y los taburetes para las generaciones nuevas, sigue siendo a la calle, es porque, -en cuanto aprieta el en Filipinas, como en 1898, un himno na- calor, el público no para dentro. cional! Recordad ciertas cervecerías de techo bajo ¡Inolvidables días de Filipinas! Mañanas y ciertos cafés reducidos donde son gratas en las piscinas de los, clubs; tardes en la bi- las tertulias del invierno. Llega el verano blioteca del Casino español, tenida al día por- -que en Madrid siempre llega- -y hay que el celo del entusiasta y culto D. Manuel Rin- echarse a la calle. Es preciso improvisar un cón; anocheceres en el frontón del mismo jardín, con esos laureles enanos que recuerCasino acogedor, siguiendo los partidos en dan los arbolitos de los nacimientos. insque se usan pelotas que llegan de Pamplona, talar unos arcos voltaicos y sacar las mecomo llegan de Bilbao los embutidos, de Lo- sas... A no ser que una plaza, paseo o jargroño los pimientos y de Valencia el arroz dín público se lo dé todo hecho al comer- para las paellas de los almuerzos, que eran ciante. que explota un café, una cervecería, un descanso después de dos meses de curry- un quiosco y hasta una. tasca... y carne cruda. Fines de semana en el ManiPorque la tasca madrileña, tan castiza, la Hotel, en Santa Ana y en Tom Dix, ha- no iba a quedarse atrás. No iba a ser meciendo party (el party es el equivalente amenos que el circuló o casino del centro de ricano del plan en su acepción correcta) Madrid, en cuyas terrazas, arrellanados en Cuando la fiesta era formal -lo formal sillones de mimbres, lucen sus socios los cales la etiqueta y lo informal la confianza- -cetines de seda; no iba a ser menos que las señoras vestían el traje del país, traje los cafés, al gusto americano, de la calle originalísimo, incppiable, cuyo corpino de fi- de Alcalá y la Gran Vía- M: an diferentes de bra tiene a un tiempo algo de mariposa y los que descubrió Gautier y describieron Fíalgo de bouquet, los hombres sustituían ia garo, Mesonero Romanos y Galdós- ni iba severidad del frac y del smoking por la nota, a permitir que el bar con radio y altavoz, o alegre y fresca del Eton, la chaquetilla blan- el simple puesto de horchata, les dieran lecca, estilización de la de los colegiales de la ciones de modernismo. Universidad famosa, chaquetilla que en FiLas. tabernas madrileñas, más simpáticas lipinas llaman vionkey (mono) (Una indica- que esos establecimientos ambiguos que se ción a los Petronios... si es que en esta des- llaman bares, se han puesto al compás de aliñada Europa del sinsombrerismo y el sin- la época sin perder nada de su espíritu nachaquetismo quedan elegancias que arbitrar: cional. Ni del otro espíritu: el alcohólico. ¿Por qué no se adopta el Eton en verano, guisaron siempre, muy Ganaría la estética, y ganaría también la co- Guisan como vin- i- to de la tierra en lossabrofrasmodidad. Visitas a Baguio, que es en el so, y dan el antaño, trópico una Suiza de milagro, y a las minas cos de enormes; que, a plena; luz, son como rubíes y siguen- ¿verdad, Emilio de oro del Norte de Luzón, él Potosí recien- Carrere? -despachando clara con limón temente descubierto, que servirá para compensar los quebrantos que produzca la con- como si no existiera mezcla más afortunatracción de los mercados; piadosa ofrenda da y quizá no exista, para calmar la sed. de gracias a la Virgen de Antipolo, Nuestra Pero el tabernero pone los veladores en la Señora del Buen Viaje; vuelos sobre la sel- 1 vía pública, cuelga de los árboles, o de unos va de Mindoro... Hoy que por- los cielos- de postes, unas cadenetas de papel y avias, bomAsia llegan, hasta España, devolviendo gen- billas eléctricas, multicolores y... Ja- clientilmente las visites que hicieran el llorado tela acude lo mismo, y acaso mejor, más Loriga y los intrépidos Gallarza y Rein Lo- madrileña que al. bar do enfrente o al café ring, estos dos pilotos valerosos, Calvo y de la esquina. Es el triunfo de la terarza. Es Madrid esArnaiz, quiero decir de nuevo mi elog- io a Filipinas, y con mi elogio mi admiración, parciéndose, de noche por los lugares amplios y abiertos para dar aire, a sus pulmones y mi cariño y mi emocionada gratitud. frescura a su sangre. Es una necesidad- resuelta o. un, simple, paliativo? Porque, meFEDERICO SANTANDER jor que los jardinillos improvisados, con palmeras y laureles enanos, y cadenetas de papel, serían unos jardines auténticos: donde, de. junio a octubre, el madrileño, trasnochase a gusto. Entre tanto, bien venidas sean todas y. En calles y edificios, nadie niega que Ma- cada una de las terrazas del Madrid estival. drid, no siempre con depurado gusto, ha ido Las de los clubmen y las populares, con su haciéndose una gran ciudad moderna, una gracia verbenera. Las burguesas- y las... verdadera metrópoli. Pero no así en. par- otras. Quien las cuente- y las describa como 11 ques y jardines, ni en lugares de pública y lo merecen. habrá añadido 1 1 capítulo a esa historia hiti a del vivir madrileño, que Mesonero Romanos, Fígaro y Don- Benito comenzaron- geníalmeiiís... Porque esa. histoEl público debe leer diariamen- ria -continúa. No hay tíetímoción política te nuestra sección de anuncios que pueda con el caiácíer de un pueblo. Yy por palabras clasificados en menos telavía con el clima loslas condiciones topográficas que forman caracteres. y secciones. En ellos encontrarán Jas costumbres- -las tradiciones- -c! e los constanteniente asuntos que puebles, -i i TERRAZAS DÉ MADRID pueden interesarle, ALBERTO INSUA

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