ABC MADRID 30-06-1936 página 33

A B C. MARTES 30 DE JUNIO DE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 33 INFORMACIONES Y NOTICIAS TAURI ÑAS En JVUcfíid: Una novillada y desencajonamiento de una gran corrida de toros. En Tetuán: Pedro Barrera corfirmó su calidad de gran torero y obtuvo, un éxito en unión- de Godín. Toros en Barcelona y Burgos. E. n otras plazas. Novilladas. Otras noticias EN MADRID Una novillada y de encajonamiento de una gran corrida de toros Fuera por el cartel, fuera por el tiempo, que amenazaba lluvia y cumplió su amenaza, fuera por otra circunstancia cualquiera, lo positivo es que a la novillada del domingo acudió poco público, pues que la plaza estaba apenas mediada. Claro que el festejo, modesto de suyo, estaba emparedada entre dos grandes acontecimientos taurinos: El mano a mano del pasado jueves, Bienvenida- Ortega, y el del próximo en que tendrá lugar la tradicional corrida de la benemérita Asociación de la Prensa. Hasta cierto punto, hay que convenir en que el retraimiento de los espectadores tenía su justificación. La novillada que se jugó pertenecía a la vacada de D. Rafael y D. Leopoldo L. Clairac, era pequeña, mansurrona, y toda ella bronca y difícil. Se foguearon los dos primeros bichos, cumplieron a fuerza de acosarles el tercero y el quinto, y fue bravucón y suave el que cerró plaza. Mas éste era un chotejo insignificante, en contraposición al quinto, que resultó el único novillo grande de la fiesta. En cuarto puesto se lidió un bicho, también pequeño, de D. Gabriel González, que si cumplió en varas, precisó para ello el consiguiente acoso. Miguel Palomino, uno de los mejores novilleros que tenemos, y sin duda al borde ya de la alternativa, toreó muy valiente al buey fogueado que rompió plaza, matándole de media estocada en las agujas. Ello le valió una justa ovación, dar la vuelta al ruedo y salir a los medios. Cuándo lidiaba su segundo enemigo, el de D. Gabriel González, comenzó a llover en serio, y el espada tiró a aliñar con la franela, teniendo la desgracia de sufrir un tremendo palotazo de una 1 banderilla en el ojo derecho, cuando engendraba el primer viajé con el acero. Siguió, no obstante, en el ruedo, y después de media estocada y, otro pinchazo, se vio obligado a retirarse a la enfermería, lo que debió hacer en el momento de recibir la lesión. Torerito de Triana, cuyas proezas en la plaza sevillana, alternando con Pascual Márquez, han elevado mucho su cartel, se mostró toda la jornada voluntarioso, valiente, y con deseos de palmas que, en verdad, no le fueron regateadas. En su primero, manso y fogueado, se arrimó mucho y hasta consiguió sacar tres naturales ligados con no de pecho, cosa que dadas las condiciones del buey, parecía inverosímil a todas luces. Con el acero eñaló un pinchazo, sin soltar el arma, y entró muy bien de nuevo, para agarrar media estocada en todo lo alto. Escuchó una ovación, paseó en triunfo el anillo y salió a los medios. Concluyó con el segundo toro de Palomino de media estocada magnífica, y en el quinto, ya he dicho que el único toro grande de la corrida, también derrochó valor sin tasa ni medida. Cuatro veces tuvo que entrar a herir, y en todas puso una gran fe. Descabelló luego, lo que pudo hacer antes de los dos últimos viajes, y escuchó muchas palmas. Como tercer espada realizó su presentación en Madrid el sevillano Antonio Morante, que si bien parece falto de soltura con la capa, la tiene manejando la muleta. Su primer toro murió de una estocada casi entera, y con el que cerró plaza se ajustó en varios pases, pasaportándole de una estocada en buen sitio. Cierto es que el novillito, suave y noble, se prestaba gustoso a cuanto el espada quisiera hacer, pero un debutante en Madrid, de no ser un verdadero fenómeno, poco más hubiera hecho de lo que Morante ejecutó. Sería, pues, injusto juzgar severamente su primera actuación en nuestro coso y yo no he de incurrir en tal pecado. Bueno, pues acabar la corrida y concluir la lluvia fue todo uno. Eran bien pasadas las siete de la tarde, y, no obstante, hasta el sol atravesó las nubes para presenciar el desencajonamiento de los ocho toros de doña Carmen de Federico, que van a lidiarse el próximo jueves en el acontecimiento que la Directiva de la Asociación de la Prensa, y su eficaz y leal colaborador, Antonio López del Oro, han preparado en honor de la afición madrileña. Unas palabras he de escribir en primer término, acerca de la personalidad de la aristocrática ganadera. Hija del ilustre político y notable ingeniero D. Francisco de Federico, que por indiscutibles méritos ocupó la cartera de Fomento, donde su labor respondió con creces a lo mucho que de su talento se esperaba, y de una aristocrática dama de la noble y solariega dinastía gallega, Riestra, casó muy joven con el opulento financiero D. Juan Manuel de Urquijo y Uriza. En el año 1917, cuando la vacada de Murube se hallaba en poder de la viuda de D. Joaquín Murube, la adquirió su actual poseedora, doña Carmen de Federico. ¿Cómo estaba entonces esa ganadería? Vamos a verlo. El penúltimo año que se corrieron reses a nombre de la mentada viuda de Murube se lidiaron en España once corridas de la divisa encarnada y negra, a corridas de toros me refiero, y los bichos de las once fueron pequeños, mansos y sin poder, hasta tal punto, que ello sirvió para que el popular escritor Recortes, analizando la ganadería, escribiese: Cuando este resultado da la que podía ser la primera ganadería de España, y vemos no se pone coto al abuso, nos preguntamos: ¿Tiene algún fin práctico esa misión de criadores de toros de lidia? De esta guisa estaba la vacada cuando la adquirió ddña Carmen de Federico. Tesón, paciencia, cariño, afición, inteligencia y dinero, mucho dinero, convirtieron la ganadería de Murube en la primera de España como quería Recortes; y más aún, en la primerísíma de todas, como digo yo, y comprobará dentro de cuarenta y ocho horas Madrid entero. Porque se desencajonó la corrida de la Prensa- -a las seis horas de llegar de Sevilla en camiones- y ¡qué ocho toros! ¡Ocho ejemplares! Finos, lustrosos, gordos, de preciosa lámina, de linda cabeza, admirablemente puestos de pitones. ¡Qué corrida! Siete bichos, negros zainos, y uno, negro mulato, a cual más bonito. Corrida pareja, corrida procer, corrida de ganaderos señores, de les que no crían las reses mercantilmente, sino por afición, por lujo, por dar esplendor a la fiesta nacional, pos prestigiar una divisa. Un verdadero encanto, en fin. Contemplando el domingo el desencajona- miento de esos toros, escuchando las ovaciones con que el público acogía la salida al ruedo de cada ejemplar, sentí, quizá por primera vez, el aguijón de la envidia, aguijón punzante, cruel, doloroso, amargo. Envidié el talento y el acierto de la Directiva de la Asociación de la Prensa, al escoger para su corrida- -si se me permite- -para nuestra corrida, la primera ganadería de España, y la mejor combinación de toreros que púa ie ofrecerse en la actualidad. Porque no hay que olvidar que esos ocho magníficos toros de doña Carmen de Federico y Riestra los van a lidiar la pareja mejor de toreros de hoy, Manolo Bienvenida y Ortega, y la mejor pareja de novilleros de la pasada temporada, Rafaeliilo y Pericas, ambos ya con alternativa, aunque el último la confirmará en Madrid pasado mañana en dicho acontecimiento. Pero me consolé de la mordedura de la envidia, cuando en pleno desencajonamiento, tenía que escribir en tarjetas mientras me quedaron en la cartera y después en hojas del block donde tomo las notas de las corridas, recomendaciones a la Directiva de la Asociación y a López del Oro, para que atendieran peticiones de localidades que se me formulaban por amigos, conocidos, y hasta por desconocidos. A todos les serví con igual afán, y con todos me di tono en la misma forma: Los señores de la Directiva, y yo- -les decía- -somos íntimos amigos. Ahora un último favor: Servir esos pedidos lo mejor que sea posible, pues, si tras confesar que soy envidioso resulta que no me atendéis, voy a quedar como un embustero vanidoso, que blasonó de una influencia que, si la tengo, me consta sólo puede ser por vuestra bondad. A ella me acojo, para recomendar en primer término, el pedido del buen Alejandro, jefe de los areneros de la plaza, que fue quien consumió, por cierto, mi última tarjeta. -EDUARDO PALACIO. SN TETUAN Pedro Barrera confirmó su calidad. de buen torero y obtuvo un éxito en unión de Godín Vaya por adelantado la enhorabuena a la empresa por el cartel bomba logrado para la celebración de la novillada del domingo último. ¡Ahí es nada, ofrecer a los aficionados- -como nos decía un íntimo allegado, entusiasta de la fiesta- -la solera taurina de las tres P. P. P. constituida por Pedro Barrera, Pepe Gil y Paco Godín, ases destacados de la moderna novillería! Ni que decir tiene que pese a la amenaza de lluvia y de lo desapacible de la tarde, el lleno fue completo, quedando muy pocas localidades por vender. Ya desde que saltó a la arena el primero y pese a la llovizna y al fuerte viento que pugnaban por deslucir las faenas, se vio a los muchachos con deseos de llevar la mayor emoción y temple al festejo, por la decisión que imprimieron a cada una de sus intervenciones, luchando contra lo desapacible de la tarde y las poco recomendables cualidades del ganado que, en honor a la verdad, adoleció de no pocos defectos. Si bien los novillos- de D. Antonio Arribas (antes de Aleas) fueron de bonita lámina, adolecieron de falta de bravura, toda vez que hicieron toda la pelea sueltos, con los caballos, tomaron dos- puyas de refilón o al encontronazo, y aun acusaron peor estilo con los capotes que rehusaban para buscar la huida. Frente a estos enemigos vimos a Pedro Barrera confirmar la excelente impresión que produjera la tarde de su presentación en este ruedo. Dominador y seguro, su capote tuvo acertadas y brillantes intervenciones en los quites y aprovechó las pocas ocasiones que la brindaban los bichos para ajustarse en las verónicas, reboleras y