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ABC MADRID 12-06-1936 página 38
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ABC MADRID 12-06-1936 página 38

  • EdiciónABC, MADRID
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¡A B C VIERNES 12 DE JUNIO DE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 38. romaquia, de un volapié en todo lo alto. Se le otorgó la oreja, y entre una ovación clamorosa recorrió el anillo, saliendo luego a los medios, acompañado de su noble competidor. El último toro lo brindó Ortega a Bombita, a quien el público todo ovacionó con el cariño admirativo que su artístico recuerdo merece, y el diestro inició la faena con dos pases con ambas rodillas en tierra, prodigio de serenidad y valor siguió toreando en pie, y por desarmar eí toro espantosamente como he dicho, pinchó cinco veces y descabelló a la primera. Y así terminó la corrida de ayer, que como muy pocas veces, correspondió a la inusitada expectación que su anuncio había despertado. Concluida la fiesta, frente al domicilio de Manolo Bienvenida se congregó un público numerosísimo, que obligó al diestro a salir al balcón repetidas veces, colmándole todas ellas de fervorosos aplausos. Justo premio, en verdad, a la jornada triunfal que el excelso artista del toreo acababa de lograr. -EDUARDO PALACIO. EN GRANADA Seis toros de Nandín. Chicuelo, Niño de la Palma y Rafael Vega Granada n 7 tarde. Con escaso público se celebra en la plaza nueva la primera corrida de feria. Durante el paseo se aplaude a los espadas. Primero, negro y desconfiado. Chicuelo lo prepara para los caballos y el toro sale suelto de ellos, demostrando mansedumbre. Chicuelo realiza faena valiente, consintiendo y cerca, y logra dominar, arreándole media bien puesta y una estocada buena. Descabella. (Aplausos y pitos. Entra en la plaza un numeroso grupo de universitarias indias que se encuentran en Granada. Segundo. Niño de la Palma lancea valiente, arrancando grandes aplausos. Nada particular en el primer tercio, esforzándose los matadores en hacer embestir al mansote. Cayetano realiza faena de aliño, logrando hacer arrancar al manso; un pinchazo hondo, bueno, y estocada baja, que mata. Tercero. Gitanillo lancea, bajas las manos, superiormente, y los matadores se lucen en los quites. Gitanillo realiza faena cerquísima y artista, con pases bajos, altos y en reáondo y molinetes. (Aplausos y música. Una estocada un poco baja tira al toro patas arriba. (Ovación y oreja. Cuarto. Pasa el primer tercio sin pena ni gloria. Chicuelo realiza una faena voluntariosa, rematada de media estocada mala. (Pitos. Quinto. La fiesta no puede resultar más aburrida, por lo que el público protesta y grita: ¡Armillita! ¡Armillita! Ello encorajina al Niño de la Palma, que hace una faena temeraria, arrodillándose después de espaldas al toro. Este rueda de una estocada caída. Sexto. Gitanillo lancea muy bien. En los quites se lucen los tres espadas. Gitanillo brinda al público, y a los acordes de la música hace una faena vistosa, con la que concluye de un pinchazo y un? buena estocada, (Ovación. E N MURCIA ORTEGA DURANTE LA FAENA QUE REALIZÓ CON EL CUARTO TORO. (DIBUJOS DE ANTONIO CASERO) A su primer toro le clavó tres buenos pa és dé banderillas que se ovacionaron, y tras irindar al jefe del Estado, Sr. Azaña, inició a faena con dos pases espeluznantes, senado en el estribo, pero en el estribo del 9, irecisamente. Luego, en pié, dio tres natuales y el de pecho, molinetes, otros cambándose la muleta de mano, siempre encina del toro, y en cuanto éste juntó las paas, se echó sobre él, cobrando una estocada- litera, que quedó caída. Descabelló al pri Jar golpe, y sonó una ovación grande, con ireja, regalo del jefe del Estado, vuelta al uedo y salida a los medios. Su segundo eneligo se lidió entre la bronca a que ya me he eferido. y Manolo hizo con él una breve faeta, rematada de un pinchazo y de una estocala entera en todo lo alto. Al quinto de la tar e- -a la lidia normal me refiero- -le verotiqueó ceñido y pinturero, y le clavó tamlién tres, pares de rehiletes, después de hin: harse de juguetear con el bicho, y las nanos de los espectadores, de aplaudirle. Brindó al público, y sentado en una silla lió l os dos primeros pases, valeroso prólojo de. una faena pletórica de arte y gracia, 3o r naturales, de pecho, afarolados y un nolínete con las dos rodillas en tierra, que s imposible describir por la emoción y be: leza que tuvo. Arrancó a herir de modo soberbio, y tras un pinchazo en hueso, dio a estocada de la tarde: un volapié magno sn las propias agujas. Cayó el toro, y entre una delirante ovación, se le otorgaron las orejas y dio la vuelta al anillo, saliendo luego a, los medios en unión de Ortega, sin que las palmas cesasen un instante. Entonces, y sólo entonces, se dibujó una tenue sonrisa en los labios de la dama de la barrera del g. Miré al diestro, y éste también sonreía, pero con sonrisa alegre y acariciadora. También Domingo Ortega se supera cada jornada, exhibiendo pródigamente insospechados registros de su arte y dominio. Al toro que cerró plaza, en un alarde de sus facultades poderosas y de su valor sin límites, lo tomó de capa en cuanto salió del chiquero, sin permitir que nadie cortase siquiera el viaje del astado. Este, deslumhrado por la luz, inició una desenfrenada carrera hacia el i, y allí se encontró con el capote del torero, que debió deslumhrarle más aún. Lo embebió en el percal, lo llevó suavemente, con mimo casi, a los medios, y allí le veroniqueó con lentitud majestuosa mientras la ovación grande atronaba el espacio. Y empiezo por reseñar esta proeza de Ortega aunque fue hecha en el último toro, porque ella fue la nota más briosamente bella de la tarde triunfal. El primer enemigo con que se encontró, mansísimo y empujando con fiereza para dentro, sirvió al torero para mostrar sus recursos y tesón por cuajar una faena, lo que era imposible de todo punto. Cuando se convenció de ello, pinchó una vez, y clavó luego todo el estoque, pero bajo. Se le ovacionó, y recibió un regalo del jefe del Estado, a quien brindara. Cinco naturales y dos de pecho, magníficos, fue la parte mejor de la gran faena que el de Borox realizó en su segundo, faena de dominio absoluto, en la que la res iba siempre prendida en la muleta, modelo de seguridad y de extraordinario temple. Enronquecían las gargantas de olear al torero, quien remató aquel verdadero curso de. tau- Seis toros de Villamarta. Armillita, Carniceríto ¿z Méjico y El Soldado Murcia n y tarde. Los dos últimos sustituyeron a Noaín y Kafaelillo, que alegaron imposibilidad para torear. Esta mañana llegaron los espadas y las cuadrillas, cinco picadores españoles y uno mejicano, y 1 cinco

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