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ABC MADRID 05-06-1936 página 33
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ABC MADRID 05-06-1936 página 33

  • EdiciónABC, MADRID
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S B C. VIERNES 5 DE JUNIO DE 1936. EDICIÓN DS LA MAÑANA. PAG. 33. ÍÑK 0 RMAC 1 ONES TAURINAS EN MADRID La del Montepío A yer, con tiempo desapacible y hasta frío, tuvo- lugar esta tradicional corrida, que resultó, portel ganado y los diestros, digna del Montepío, de los toreros españoles, y hasta del fundador de esa Asociación benéfica, de Auxilios llamado D. Ricardo Torres Reina, y fue. en su tiempo un artista de la tauromaquia, cuyos caireles pudieron empalidecer, pero no así su arte, su pundonor, su valentía, ni su altruismo en pro de los compañeros de riesgos y fatigas. El fue quien fundó el Montepío de Toreros en 1909, y quien cuatro años más tarde, al despedirse del público madrileño, alternando con Gallito y Regaterín, dej ó el producto íntegro de la fiesta, 94.367,24 pesetas a favor de la entidad de referencia. De los demás presidentes que le sucedieron sería injusto no recordar también el nombre de otro artista aún en ejercicio, Marcial Lalanda, que el 4 de junio de 1925 mató seis toros de D. Vicente Martínez para la sociedad benéfica mentada, no cobrando nada por sus honorarios y entregando el beneficio de la corrida, 60.973,93 pesetas a la caja social. A uno y otro quiero felicitar hoy en estas líneas, que constituyen el obligado prólogo a la fiesta de ayer. Los toros, de los ganaderos salmantinos señores Sánchez Fabré, hermanos, bjen puestos, bien criados, de excelente lámina y finos, coadyuvaron a la brillantez de la corrida, que será de las que recuerde mucho tiempo la afición madrileña. Rompió plaza un bicho que acudió con coraje a los caballos. El segundo, negro entrepelao, Fumador de nombre y con el número 6 j en los lomos, recargó en, todas las varas, y eso que Parrita le pegó fuerte en dos de ellas. El tercero remoloneó en ese primer tercio, cumpliendo a fuerza de acosarle todos los lidiadores. El cuarto, número 68, negro bragap, Pañofino de nombre, bien encornado y finísimo de cabos, fue también un bravo ejemplar. Los dos últimos, cumplieron muy bien, poniendo al quinto cuatro varas en todo lo alto, Rafael Andrade, Artillero, que ganó lealmente la ovación que escuchó. Todas las reses fueron mejorando, y cuatro de ellas llegaron superiores al último tercio. El lote peor fué el de Rafaelilla, siendo varios de. los otros bichos aplaudidos en el arrastre. Manolo Bienvenida veroniqueó con arte su primer enemigo, al que hizo una faena valiente, inaugurada con dos pases sentado en el estribo y seguida en el centro del anillo, faeiia que concluyó d una estocada ene tera. El público le aplaudió, pero con regateo, a mi juicio, y quizá al suyo. Digo esto último, porque- en cuanto pisó la arena el cuarto de la fiesta, le tomó de capa, ciñéndose en los lances de manera espantosa. Ello hizo reaccionar rápidamente a. los espectadores. que. ya. no cesaron de aplaudirle un instante. El espada tomó las banderillas y cambió un gran par; repitió con otro, de ¡frente, magnífico, y cerró con otro en la misma forma, aguantando tanto, que quedó el ipar ligeramente pasado. No pararon las ovaciones ni los gritos pidiendo música, si bien ésta no tuvo a bien acceder a lo solicitado con tanto empeño. Manolo Bienvenida tenía una deuda grande con Felipe Sassone, y ayer la saldó gentil y espléndidamente, brindándole el bravo y hermoso ejemplar de Sánchez Fabré, hermanos, que tenía enfrente. Hincó el espada las dos rodillas en tierra, y así inauguró la faena. Una faena completa, redonda, magnífica, sin una duda; sin una vacilación, una faena, enfin, que n Madrid al menos, donde tantas tardes de- triunfo tuyo el torero, resultó la mejor ¿s su viña. profesional. De ella destacaron tres naturales, dos de pecho, un farol de rodillas, varios molinetes, otros. cambiándose, la muleta de mano, y toda ella. perfectamente trabada. Cada pase era un alarido de entusiasmo de la enardecida multitud. Una estocada en todo lo alto, arrancando en corto y despacio y entrando con rectitud, fue la culminación de aquella afiligranada labor. En el graderío no se oía ni una palmada. Era que todos los espectadores flameaban los pañuelos en demanda de premio para el lidiador. Y no sonaron los aplausos hasta que el diestro, en hombros de varios toreros, de paisano, que se echaron al ruedo, mostrab sonriente, las dos orejas y el rabo del toro a la muchedumbre. En hombros le dieron la vuelta al ruedo y lo sacaron a los medios, sin que cesase la ovación un instante. Ya en el suelo, y como prosiguiera aquélla. Bienvenida hizo salir al centro del anillo a sus otros dos compañeros, sonando entonces con más calor aún los aplausos. Casta- de toreros, el famoso libro taurino publicado hace dos años por Felipe Sassoue, quedó: ayer, en el cuarto toro de la corrida del Montepío, espléndidamente pagado. El triunfo de Bienvenida era también el de Sassone, su paladín más esforzado desde que el hoy uno de los ases indiscutibles del toreo comenzó matando becerros. Enhorabuenaj Felipe; pero. ya sabe usted que mis preferentes admirativas, coincidiendo con Emilio Blanco, están puestas en otro Bienvenida, también desde la época en que ambos. hermanos eran becerristas. Sigo en ello y sé esperar sin desanimarme. Lo mismo ha hecho usted, y al fin se salió con la suya. ¿Por qué no me ha de llegar a mí la que aguardo? De Domingo Ortega poco cabe decir en su elogio que no se haya escrito infinidad de veces. Es lo qué es: Domingo Ortega. I Cabe más? Pues eso fue ayer, como tantas otras tardes, alguna bien reciente y sonada, en. Madrid: el torero hecho, con facultades, con arte, con una afición desmedida, con un conocimiento completo de las reses, y con un dominio en absoluto insuperable. Su primer toro era también un soberbio ejemplar, que se apagó un poco por culpa de los dos puyazos de Parrita. Muy atinadamente se cambió el tercio con sólo dos pares de banderillas. Ortega dejó reponerse al toro, y Juego le llevó a los medios, tanteándole allí con unos pases por bajo, consintiendo un horror; pases que, por la formidable maestría del artista, fueron el prólogo de una faena grande, de dominio, de valor, de técnica, de sabiduría, de ésas que han colocado y sostienen en el preeminente puesto que ocupa, a Domingo Ortega. Pases afarolados, cambiándose la muleta de manó, molinetes, en redondo, que se jaleaban con fervor y se aplaudían con entusiasmo, Vi- TEES MOMENTOS DE LA FAENA REALIZADA POR MANÓLO BIENVENIDA EN EL CUARTO TOSO, DEL QXJE CORTÓ LAS DOS OREJAS X EL RABO. ÍPJBUJOS p ANTONIO, CASEKO)

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