ABC MADRID 05-05-1936 página 47

Impresión En cierto modo podríamos reproducir en este comentario parte del que nos sugirió el match Checoslovaquia- España, jugado hace ocho días en Praga. Decíamos entonces que si el resultado en sí- -uno- cero, conseguido de penalty- -sra honorable por tratarse de uno de los más fuertes conjuntos de fútbol de Europa, no era halagador por el hecho de que si tan precario tanteo se había registrado, la causa principal era una deficiente actuación del equipo contrario al español. Ahora, al comentar la única vidorria española de esta temporada, lograda en dere: ho por tres tantos a cero, aunque el marcador fio reflejara más que dos goals, hemos de consignar- -sin querer sentar plaza de derrotistas- -que se produjo más qué por el buen juego de los azules por la debilidad del conjunto helvético. Queremos, pues, consignar que esta victoria con que se enriquece el historial internacional de España es de tan fácil logro, que no puede hacerse alarde de ella. Nos congratula, naturalmente, porque si con ella no se logra prestigiar nuestro fútbol, al menos sirve para contener a éste por el precipicio a que estaba abocado por los tres consecutivos desastres frente a Austria, Alemania y Checoslovaquia. No supone este triunfo frente a Suiza un nuevo laurel, únicamente significa que el descenso de forma del equipo español está exactamente en el rmismo punto que lo, encontramos en esos tres partidos a que es obligado referirnos. Hemos dicho en líneas anteriores. que el resultado real de la pelea del campo del Neufeld fue de tres tantos a cero. Queremos insistir en ello, más por la que pueda enriquecer el triunfo español por lo- que. a la jugada en sí se refiere. Aquel- tanto marcando por Ventolrá que el arbitro apreció claramente y se determinó a conceder como válido, fue un goal completamente legítimo. Su realización fue legal, y. la decisión arbitral, debida a la. intromisión tal vez intolerable de una parte interesada en que no se concediera. El juez, vde línea suizo, que tuvo parte principal en que la jugada se declarara nula, puso en esa intervención, que no debió ser tolerada, una coacción que produjo sus efectos. Pero ni con dos, ni con tres, ni quizá con seis tantos, la victoria éspaño 3 a nos satisfizo, por la sencilla razón de que advertirnos en las líneas del equipo español y en los jugadores que las componían los mismos defectos que en ocasiones anteriores nos hemos visto obligados a proclamar. Tan es así, a nuestro entender, que creemos que cualquier equipo de la primera división de la Liga española hubiera obtenido frente al combinado suizo una actuación más brillante que la conseguida por los hombres que ayer vestían jersey azul. El partido. fue malo. Si el juego español hubiera brillado como en otras ocasiones ya lejanas, el tanteo, sin esforzarse mucho, hubiera sido bastante superior. Seguramente por. nuestros jugadores se pasa por momentos de apatía. Es esto quizá lo que más tenemos que criticarles. La furia, el entusiasmo se lian perdido de una manera casi total, y si estas valiosas cualidades no se suplen con una técnica más depurada, sino que, por el contrario, ésta se encuentra también empobrecida, la consecuencia es bien clara. Tendremos, pues, que repetir en esta ocasión la precisión absoluta de una renovación total de nuestra selección. Sentamos esta afirmación sin que se ños pueda tachar de impresionables, ya que en ¡a tarde de ayer lo único agradable que pudimos presenciar fue una rehabilitación de la línea media. Quizá no se pueda pedir a los homibres que la integraron un mayor acierta del que tro. En la media hora que ayer jugó frente a los suizos se desenvolvió bien, rué sustituído por el gallego Vega, que al fin vio logradas sus aspiraciones de tantos años de vestir el maiüot internacional. No lo hizo mal Vega. Muy impresionado en el primer tiempo- -un cuarto de hora escaso- -en el segundo fue un medio centro eficaz. Lo mejor de la línea intermedia fue Zubieta, el joven jugador revelación de esta temporada. Con fibra, con nervio y con un gran entusiasmo supo, no sólo cubrir su puesto, sino ayudar a sus compañeros y empujar a los atacantes en los momentos- -largos- -jde presión española. Roberto no desentonó de sus compañeros. Los dos extremos fueron lo mejorcito de la delantera. Sin llegar a recordar a los famosos Ventolrá y Gorostiza de otras tardes gloriosas, el catalán y el vizcaíno fueron continuos creadores de peligros para la meta helvética. Es en los tres hombres que forman el trío central del ataque español donde hemos de encontrar los mayores defectos. No hubo en ningún momento compenetración entre los tres interiores. Reg ieiro ¿sólo a ráfagas, nos recordó al gran jugador que tantas veces hemos alabado. Se esforzó a veces en buscar la colaboración en sus compañeros Lángara y Lecue, pero nunca pudo conseguirlo. Lángara evidenció su baja forma, sobre todo en cuanto a acometividad y facilidad en el tiro. Lecue fue, como en Pra ga, el peor de todos. A veces hizo el muÉl equipo suizo chacho esfuerzos desesperados, pero sin poDificilísimo es hacer un análisis del con- der en ningún momento encontrar el acierjunto y de las individualidades que repre- to que todos hubiésemos apetecido. sentan al fútbol de Suiza. Por lo escrito en líneas anteriores, se deduce nuestra impresión de que se trata de un fútbol primitivo. El arbitro Carece en absoluto la selección suiza de juego, de calidad. Sus jugadores son homYa hemos comentado la anulación de une bres entusiastas, pero sin ninguna de las de los tantos de España. Es esto, seguravirtudes que suelen acompañar a los equi- mente, lo peor de toda la actuación del sepos, de este tipo. No imprimen rapidez a sus ñor Weignaertner. Sin embargo debemos inacciones, y sin esto y sin ligazón entre las sistir para resaltar que su labor no fue nada líneas ni entre los jugadores no es posible favorable al equipo español. El primer tanofrecer el menor peligro. Ni- siquiera saben to de Gorostiza lo anuló con justicia. No emplear el juego duro o violento. Hubo alinválido del gunos momentos en que se propusieron em- así el segundo goal, primero por Ventolrá, segundo tiempo, y plear estos procedimientos, pero salieron que el juez anuló conseguido por capricho. siempre burlados por la- habilidad de esqui- cho, por la coacción que sobre él Mejor diejerció el var de nuestros jugadores. linter suizo. La decisión fue completamente Para que no se nos tache de apasionados arbitraria. El resto de la labor del señor haremos algunas excepciones. Son éstas, a Weignaertner tampoco nos satisfizo. Sus fafavor de- los dos extremos y del defensa de- llos en el segundo tiempo fueron casi siemrecho. Este. Minelli, fué. eí que estuvo más. pre perjudiciales al equipo español. sereno en los momentos de agobio aníe su portería. Tuvo momentos de positivo acierEl público to, pero claro es que solo un hombre defendiendo, sin la ayuda de los medios, poco o Los espectadores suizos estuvieron correcnada puede hacer. Los extremos Dieboe y tos con nuestros jugadores. No los coaccioJack son los; únicos del ataque que ponen naron con sus gritos. No así con los especvelocidad en sus intervenciones. Pero no con- tadores españoles. Dieron lugar a frecuentes trolan el balón. Dan a éste efectos extra- y desagradables incidentes en los que casi ñosque dificultan el remate. Claro es que nunca tuvieron culpa nuestros compatriotas. el trío interior de ese ataefue poco hace por rematar. tuvieron, pero lo juzgamos todavía insufi- I ciente, sobre todo si sus intervenciones no se I ven secundadas por los que en la linea de- ¡lantera tienen que plasmar en realidades lás- jugadas que inician los que en el centro del campo se desenvuelven. A este propósito hemos de recordar una vez más el partido del Metropolitano frente a Austria. De aquella línea delantera española, que fue lo mejor del once; no queda nada, absolutamente nada, aunque la mayoría üe sus hombres sean los mismos que han intervenido en encuentros posteriores. Pues bien, esa línea delantera, a pesar de todas las facilidades que tenía por el empuje de sus medios y por la debilidad de sus contrarios, se mostró tan insegura, tan poco entusiasta, que además de tardar mucho en batir la meta enemiga, cuando lo logró, asustada quizá de su propia hazaña y temerosa de que se le escapase el único resultado victorioso de este año, se replegó en una absurda táctica defensiva, que hizo que el partido fuese aun de desarrollo menos brillante. Seguros, estamos de que con sólo proponérselo la línea delantera española hubiera logrado un mayor número de tantos. Para ello no era necesario ni siquiera jugar mejor. En la misma forma mediocre que lo hizo, con el poco entusiasmo que desplegó, la empresa de conseguir más goals era relativamente fácil. Opiniones Del equipo español, lo peor la delantera Ya en Praga nos produjo una buena impresión él trío defensivo español. Ayer en Berna la ha revalidado. Es cierto que no tuvo un trabajo tan agobiador ni difícil como en el campo del Sparta, pero tanto Blasco como Zabalo y Aedo nos ofrecieron en todo momento sensación de ser jugadores muy seguros y serenos. Por ahora tiene España resuelto con estos tres jugadores el problema de la línea de retaguardia. Está visto que Muguerza no es jugador más que durante veinte minutos. Sin duda, la desgracia le persigue y sus malas, condiciones físicas del momento no le hacen el hombre más indicado para, cubrir un puesto de tanta importancia como. e. 1 dfi m? dic cejv- Irezábal, directivo de la Federación Española: Estoy satisfecho del resultacó. Hay que tener presente que la actuación de Francia e Italia qué recientemente tuvo lugar fue bien pobre. Además, nosotros hemos tenido la desgracia de que nos anulasen algunos tantos. Luis Regueiro, capitán del equipo español: Creí que sin pasar al terreno de juego quedaba inutilizado para este partido que tanto deseaba ganar como compensación para el equipo español. Afortunadamentejja caída que tuve al salir al terreno no tuvo tan graves consecuencias coir. o yo creí, claro es que me ha impedido jugar con plenitud de facultades. El arbitro: Anulé el primer tanto de España por off- side de Regueiro, y el segundo porque el juez de línea me afirmó yz Lángara se encontraba caído en el suelo