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ABC MADRID 25-04-1936 página 33
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ABC MADRID 25-04-1936 página 33

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C. SÁBADO 25 DE ABRIL DE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 33 INFORMACIONES Y NOTICIAS DEL EXTRANJERO A B C en París y Berlín. Se cree que Ja respuesta alemana al cuestionario inglés será dilatoria. Radical reforma agraria en el Paraguay. El Rey de Egipto, enfermo. Amnistía en Alemania ABC EN PARÍS a insincera campaña electoral. EJ ejemplo español. Tácticas erróneas París 25, 1 madrugada. (Crónica telefónica de nuestro redactor. La campaña efectoral quemó esta n oche, ante los ojos más pensativos que excitados, de las multitudes francesas, sus pirotecnias de pólvora mojada. De. Norte a Sur, de Este a Oeste, l os partidos movilizaron sus oradores más prestigiosos, y éstos, a stí vez, su dialéctica más obscura. Al revés de lo que decía y repetía, en efecto, -Unamuno, en la célebre y no meónos triste- campaña que frontera por en medio realizó contra el Dictador inolvidable, la democracia parlamentaria no es un régimen de publicidad. Bajo el poder- personal, eLEstado sabe adonde va, lo cree honradamente al menos, y el ciudadano conoce, apruébelo o no, las. intenciones y los ¡actos. -del Estado. El Gobierno de las mayorías es, en cambio, clandestino y gálimático. No dice ni confieíá nunca su designio final; a veces, porque no; lo tiene, a veces porque lo disimula o ío recata. Así, el senador Cadh- in, jefe del partido comunista, pronunció es, ta noche una alocución, caracterizadamente burguesa. Ha prescindido del ideario marxista y se ha librado muy bien de invocar ante sus compatriotas, siquiera lustrado con una pátina de ilusión, el espejo de. Rusia. Tampoco confesó sus móviles verdaderos el coronel La Roc. que, jefe de unas fuerzas- -los Cruces de Fuego- que intervienen en la propaganda, 110 para recabar votos, sino para combatir el abstencionismo. Fuera de una débil censura al parlamentarismo, el discurso de La Rocque consistió en un carito a la unión y. a la reconciliación de los franceses. ¡Para reconciliaciones estamos! En Orange, Daladier, presidente del partido- radical- socialista, ha echado agua al vino del Frente popular. El bodeguero de este excitante alcohólico rebaja grados a la hora dé la verdad, como suele llamarse en los regímenes democráticos y parlamentarios a la hora de la mixtificación, el fariseísmo y la mentira. ¿Y qué decir de Herriot, cuya intrepidez llegó hace horas, en Lyon, al colmo de afirmar que fue Inglaterra la única potencia dispuesta a seguir a Francia en el conflicto provocado, por la marcha sobre el Rhin de las tropas alemanas? La invocación de ía experiencia española, prodigada por el sobredicho coronel y por el combativo y sin duda desinteresado y honesto Franklin Bouillon, no deja, por otra parte, de parecerme un argumento propio para menores de edad. El hecho de que al. cabo de setenta años ininterrumpido el sufragio universal sea menester adoctrinar al. ciudadano francés con ejemplos. de fuera, juzga al régimen representativo, y en la ocasión, a unas derechas que no saben movilizar contra la catastrófica, gestión política y administrativa de las izquierdas recursos mejores. La controversia entre los candidatos y los partidos promete a la futura. Cámara- una existencia tenebrosa y la. beríntica. Otra anécdota e la propaganda electo 3 t l? la afirmación lanzada por L Humanité de que en la paz de hace meses, como en la gran guerra de hace años, el Comité de forjas surte de material a la industria alemana. La poderosa Compañía precisa en su réplica al órgano comunista que ni Berlín necesita el hierro francés para sus armamentos ni Rusia- ¡Rusia! -ha dejado de exportar a Alemania con ritmo progresivo su producción- de manganeso, materia indispensable a las industrias de la guerra. -DARANAS. A B C EN BERLÍN Dantzig, o la ciudad que no se resigna a una muerte lenta. Polonia, después de Ja muerte de Pilsudski. El eterno agresor bolchevique Berlín 25, 2 madrugada. (Crónica telefónica de nuestro redactor. ¿Para qué se viaja? ¿Para huir de ¿uno mismo? Pero los problemas nos siguen, como la sombra. Yo quise huir, la tarde del domingo, cuando el viril resplandor militar de Prusia dejaba en mis ojos españoles todo un poniente de melancolía. ¡Ay, que España es triste y uno ha leído ya todos los periódicos! ¡No saber más de Largo Caballero, ni del Soviet, ni del Kerensky alcalareño... Allá, a lo. lejos, Dantzig, con sus torres y sus luces palpitando en la noche, mientras un barco va, Báltico arriba; y el corazón se abre a los cuatro rumbos de la rosa. ¡Y cómo me animaban esas ciudades anseáticas, con mercaderes y barcos; esa ciudad donde se pesa y se mide, donde se canta y se cuenta, donde la estadística se hace, poesía y en donde, después de todo, se hizo Europa! Viendo esas torres mercantiles, que son voluntad de potencia y sed de altura, el pecho se me abre pensando en la nobleza del trabajo, en la creación sin tregua, en el espíritu de empresa y en la hermosura del éxito. Ahí yo siento el orgullo de pertenecer á una clase más noble que ninguna, y por eso mismo más vilipendiada: a j a heroica, ascendente burguesía, que, a fuerza de jornadas y de ahorro, en espera de años y de siglos, ha idor. creando las ciudades y creando la ciVilización en que he nacido. Ahí; sienten- -todavía másala- hermosura de esa. actividad sin ímelgas; y sin ocios a que se llama capitalismo, todas- las profundas- virtudes de esos hombres, gloria de la cultura! pca dental, que, pudiendp estar ociosos, estani agitados, porque tienen im barco en latitudes remotas expuesto á rigores imprevisibles del azar. Sí; al. lado de la: poesía humana y entrañable y fecunda dé estos creadores de riqueza, ¿qué valen, Rafael Alberti, esos tontiversos de poetiso en donde tú, en frío y a traición, exaltas, por encargo, a Tos delincuentes de Asturias y a los delincuentes de Moscú A sentir, en estos tiempos miserables de resentimiento y de catástrofes, la nobleza feudal y comercial, del capitalismo, fui hasta Dantzig, alto castillo de Prusia en las mareas bálticas, último vigía de Europa en esos horizontes. sin historia. Sótó. íque tam ¡bién por- ese castillo suben hiedras de elegía. es oficialmente un Estado libre, lo qué quiere decii 5- que, en rigor, es una cmdad; ¿sl: lávavEttia; cárcel- He ¿lds Tratados gime; por, retener a la Patria, y a l a unidad grandiosa donde la ley y la potencia militar del Imperio le den un orden capaz de garantizarle, en el futuro el bienestar que 1 tuyo en el pasado. Aislada, condenada a vivir de sí misma, en un círculo estrecho, sin espacio, su fuerza mercantil se arruma. Y ¡por eso sus torres son muñones sufrientes, gritos al cielo con vehemencia de piedra, y de ladrillos, y de agujas. Los gritos de una ciudad voluntariosa y laboriosa que no quiere morir mustia y parada. Ese drama- ¿unamunesco? -de la ciudad que no se resigna a una muerte lenta iba dejando en mí, español trashumante, resonancias patéticas, cuando pasaba bajo el latir de las banderas donde las águilas de alas rotas le daban su dolor al viento. Era a la orilla del mar, y a esas horas en que la noche se empapa de agua y de luces. Un día antes había atravesado el pasillo polaco. Ese pasillo por el que se ha temido siempre que llegara la guerra. Una comarca exigua y deshabitada. Pero la muerte vino siempre de perfil. Ningún problema más punzante hace unos años, ninguna herida más dolorosa para Alemania que la de tener atravesadas por un puñal las dos mitades de Prusia. Problema sin solución; herida, sin cura. Mas el ánimo viril y la inteligencia viril consisten en eso: en saber que existen tragedias, que el drama es una dimensión inevitable de la vida y que lo único que se puede escoger es entre dramas distintos. Europa no es ni será nunca un idilio. Es, en cambio, y debe serlo, una civilización. Si, para salvar la civilización, hay que soportar un drama, se soporta. Las heridas no importan; importa el ser. Hitler lo comprendió así, y, obrando en consecuencia, acepta el pequeño drama irremediable y le propone a Polonia un Pacto de no agresión. Y Polonia, desligándose de Francia, también lo acepta, porque el mariscal Pilsudski comprendió, asimismo, la época histórica en que el destino le había hecho vivir. Dos militares o militaristas, dos dictadores con sentido del honor pueden entenderse, porque los ideales que sirven les dictan a ellos la constante inteligencia de la Historia. Al fin y al cabo, la política es mi- licia. Lo es hoy más que nunca y la esencia de la políüca es una virtud militar: la decisión. Deciden, pues, el Pacto, prólogo posible de una alianza contra el agresor permanente contra la Rusia comunista. Del peligro soviético, Pilsudski sabía algo, porque fue él quien, en último trance, defen, dió a su país de la horda cuando ésta inició por Polonia su avanzada europea. Pero murió Pilsudski, y en Polonia el pueblo se da a sí mismo un Gobierno con prejuicios an- timilitares. Consecuencias: que el socialismo renace, que la paz interior se ha perdido, que en Lemberg corre la sangre, que ya los coroneles se preguntan si la magnífica herencia del orden que legó el mariscal no exige mano dura y dictadura. Sí, por esas turbaciones polacas, ojalá pasajeras, yo no pude adentrarme hasta Varsovia, y tuve eme atravesar a toda prisa esa tierra antigua, que Knt llamaba el pais de los señores como llamaba a España el país de los antepasados Hoy no lo es. Hoy nuestra España es tan sólo un campo abierto- -y raso- -a todos los vendavales bolcheviques. De la influencia bolchevique en España encuentro detalles concretos y alarmantes en el Observador Popular. El nos informa de las órdenes, últimas que han llegado de Moscú, en el sentido de aminorar, durante unos días, el impetuoso proceso revolucionario, a fin de no asustar de momento a los electores franceses y asegurar el triunfo del Frente Popular en Francia. En cambio, una vez celebradas las elecciones francesas, la revolución debe de seguir su ritmo galopante. Con él fin de preparar la ofensiva, qué recomenz a después del 3 de mayo, se ha dispuesto

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