ABC MADRID 17-04-1936 página 23
- EdiciónABC, MADRID
- Página23
- Fecha de publicación17/04/1936
- ID0000334213
Ver también:
A B C. VIERNES 17. DE ABRIL DE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 23 primero. (El. presidente del CONSEJO; ¿Pelo y cristal? Pues un guardapelo. Y vamos concretamente a las alusiones dirigidas por su señoría en torno al discurso que ayer pronuncié. Queda bien claro en ei pronunciado hoy por su señoría que el Frente Popular es inconmovible e indestructible. Parecióme ver arrebolada su oratoria con tonos de una especie de lirismo muy poco en armonía, creo yo, con su temperamento, cuando ponderaba esa indisolubilidad, poco menos que canónica, del vínculo que une políticamente a los partidos integrandes del Frente Popular. Tiene, un alto valor, político, esta declaración de S. S. aunque no la formule por primera vez y sea repetición de otras anteriores, y yo me huelgo de haber contribuido a ella. r El Frente Popular, a pesar de lo que aquí se ha dicho, de lo que pensamos nosotros y de lo que se ve en las calles de tantas y tantas ciudades españolas, es indestructible. El Gobierno presidido por el Sr. Azaña considera hoy por hoy patriótico, conveniente, interesante y útil al país el abrazo fraterno de las fuerzas republicanas que le siguen con las fuerzas marxistas que ocupan aquellos escaños. Es una declaración interesante, declaración que, claro es, yo he de relacionar inmediatamente con lo que S. S. ha tenido a bien formular, aunque con medias tintas, respecto a la revolución de octubre. En efecto, yo ayer le preguntaba a S. S. cuál era su postura respecto de la revolución. Porque en Asturias hubo revolución y hubo represión. Son dos cosas perfectamente distintas. Sobre la represión, que algún día se ha de examinar aquí, puesto que así lo desean y anuncian los elementos marxistas, ya el Gobierno ha dado un anticipo de criterio al provocar unos procedimientos judiciales de esclarecimiento que han tenido un comienzo bien solemne, bien rotundo, casi mayestático; pero sobre la revolución era preciso escuchar al señor Azaña. El Sr. Azaña ha empleado, hoy esa sutileza casi frivola que yo antes indicaba, porque ha dicho: Yo no fui partícipe de la revolución: yo no fui consejero. de la revolución; mejor dicho, y o fui consejero de que no hubiera revolución Pero recuerde S. S. la nota que el partido que acaudilla publicó el día 5 de octubre al cometerse la monstruosidad (me parece éste el vocablo oue ha empleado) de entregar el Poder, nada más que parcialmente, a determinados ministros de Acción Popular. Esto de llamar monstruosidad al hecho de que el Poder moderador confiara las funciones ministeriales a miembros pertenecientes a la fuerza política que obtuvo el triunfo electoral mayoritario en unas elecciones, las de noviembre del 33, tiene muchos ringorrangos, y es una verdadera blasfemia en labios dt quien se precia de ser demócrata y, dice re idir siempre culto a los principios de este orden. Pero paso como sobre ascuas por este tema, que, más que a mí, -interesa examinar a las fuerzas jue tienen su asiento en estos escaños próximos, y vuelvo al punto de partida. No fui partícipe ni consejero- -dice el Sr. Azaña- -de la revolución de octubre ¡Ah, Sr. Azaña! Pero S. S. es beneficiario de esa revolución, y yo le preguntó ¿Con qué autoridad ética se puede rechazar un movimiento revolucionario cuando se está cosechando, usufructuando, administrando- -iba a decir que explotando- los efectos políticos de ese movimiento re. volucionario? Porque ¿qué lia sido ese movimiento sino la gesta, la iniciación, el germen de vuestro éxito electoral del 16 de febrero? (Rumores. No es éste mi criterio; es el criterio del Sr. Largo Caballero, que en un discurso reciente lo ha dicho con toda nitidez. El 16 de febrero no es otra cosa que el octubre rojo de Asturias. Ah! Pues si el 16 de febrero es el octubre rojo y él 16 de febrero está vivido y administrado políticamefite por el Sr. Azaña, yo quiero preguntarle: ¿Cómo podrá S. S. rechazar la revolución, de la que no fue partícipe ni consejero? Porque no creo cue se pueda convivir con el efecto recusando la causa, y S. S. que ha recordado hoy que era opuesto a aquella revolución, aunque, al desencadenarse abandonó S. S. a los altos Poderes del Estado, no tiene derecho a intentar recoger el fruto de ella, que ha sido el éxito del 16 de febrero. Si S. S. estima que este fruto político es efecto de aquella causa, yo necesito que diga concretamente si cobija, si ampara, si presta su asentimiento a, lo que ocurrió en Asturias durante aquella revolución (separando la fase revolución de la fase represión) a lo que allí hizo el comunismo, al racionamiento de las subsistencias a la. requisición de todos los elementos económicos, a la, supresión do la moneda, al asalto a los Bancos, a la muerte del ingeniero Riego y del magistrado Suárez, y de los hermanos de la Doctrina Cristiana, y a todo lo que trajo consigo aquella revolución. (Rumores: Su señoría, ¿da o no su conformidad a todo eso? Si no la da, ¿con qué título se puede erigir en heredero político de la. revolución de octubre? Ni ¿con qué autoridad puede ser jefe de las fuerzas marxistas que han convertido en ídolos a los revolucionarios de Asturias y en un mito al octubre rojo? Su señoría ha aludido al programa del. Frente Popular y ha dicho que era discreto y modesto. No tengo inconveniente en reconocer que no están incrustadas en ese programa las máximas estridencias de orden social que suscriben fuerzas sentadas en esos escaños y que, respecto de algunos problemas, se dice: Los socialistas quieren nacionalizar la tierra; nosotros nos oponemos; los socialistas quieren socializar la Banca; nosotros nos oponemos; los socialistas quieren controlar las industrias; nosotros nos oponemos Bien, dos observaciones tan sólo. Uno de los principales reparos por nosotros formulados a la política de S. S. es que no se cumple ese programa que en tanto en cuanto es una promesa electoral su señoría está obligado a llevarlo a la práctica, como dijo el otro día, sin quitar punto ni coma, pero sin añadir coma ni punto. Y nosotros nos encontramos con la afirmación de que se mantendrá en todo vigor el principio de autoridad y el principio de autori dad, Sr. Azaña, está por el suelo, arrastrado de una manera incomprensible, manchándose de sangre y de lodo. (Rumores. -El Sr. PASCUAL LEONE: No hablen sus señorías de eso. Por otra parte, yo comprendo que los programas propios de esos partidos no lo son del Frente Popular, y menos de S. S. ya lo indiqué ayer; pero toda mi posición critica polémica se fundaba en que esos partidos se están bolchevizando, hasta el punto de formular ya como norma de su táctica la conquista del Poder por cuantos medios sean posibles, y desde este momento y a no se puede comparar la postura del socialismo español antes de 1935 con la postura del socialismo español de 1936. No hay posibilidad son dos tesituras completamente distintas. Si el socialismo español siguiese en la II Internacional, de la que ha salido de hecho, aunque no de derecho todavía... (Un DIPUTADO: No es verdad. Ya he dicho que no ha salido de derecho, sino de hecho... (El mismo DIPUTADO: Ni de hecho ni de derecho. ¿Pero va S. S. a decir eso, en contra de lo que afirmó la señora Nelken el otro dia en un mitin celebrado en el cine Europa? (Varios diputados pronuncian palabras que no se entienden claramente. Su señoría, Sr. Azaña, no es el. editor, ni el responsable, ni el ejecutor de esos programas: conforme; pero mientras la política económica y, sobre todo, la política de orden público la está presidiendo su señoría, es su facilitón. Este es todo el problema. Su señoría ha aludido a la situación económica, de inquietud, traducida en la reíírada de abundantes cuentas corrientes. Conste que, aunque no rechazo el endoso, yo no traté ayer este punto concreto; pero conste también que la retirada de cuentas corrientes es un fenómeno de inquietud y de pánico que no tiene por finalidad, como sólo con notorio hermetismo de visión o de pasión política puede decirse, atacar al régimen social, sino defenderse contrarios peligros que se cree que ponen en riesgo ese régimen social. ¿Es. que si se frustra la base de este régimen social, si se hunde este régimen social, los que sean poseedores de saldos en cuentas corrientes van a obtener un provecho o beneficio? ¡Si son los más interesados en que el existente régimen social y económico no se hunda! Lo que hay que evitar es todo ese conjunto de causas políticas que, provocando el pánico, impulsan a los cuentacorrentistas a convertir en- dinero sus saldos acreedores, lo cual no quiere decir tampoco que quienes tal hacen traten de exportar capital, sino muchas veces, simplemente, de tesaurizar. Malo es esto; desde luego, una enfermedad para el organismo económico; pero es que eso está en manos de S. S. evitarlo, no por el procedimiento absurdo, antieconómico y antipolítico que ha empleado S. S. en la tarde de hoy, amenazando no sé con qué secreta o misteriosa medida de restricción en el uso de cuentas corrientes a los titulares de las mismas... (El presidente del CONSEJO: Nada de. eso. porque esto es sembrar el pánico, Sr. Azaña. (El presidente del CONSEJO: Nada de eso. Eso lo dice S. S. Perdóneme, eso he creído entender a S; S. y creo que la Cámara también. (Denegación. El presidente del CONSEJO No diga eso S. S. porque yo no lo he dicho. Me remito a lo que conste en el Diario de Sesiones. (El presidente del CONSEJO: A lo que conste, sí; pero no a lo que su señoría crea recordar. No he dicho nada de eso. Siempre será satisfactorio que S. S. tenga la ocasión, que le proporciono, de proclamarlo. (El presidente del CONSEJO Pero, Sr. Calvo Sotelo, el procedimiento es ilegítimo. Si me va a atribuir un despropósito cada cinco minutos para que me dé el gusto de. rectificarlo, nos vamos a divertir demasiado. S. S. hablaba de poner coto a la retirada de las cuentas corrientes. ¿Me quiere explicar qué quería decir? (El presidente del CONSEJO: Ya se lo explicaré. Eso no se puede interpretar de otra manera más que como yo digo. O sea, que se van a poner cortapisas a esos movimientos de saca. (Un DIPUTADO: ¡Claro! Pues eso es lo que me parece a rn í gravísimo. Su señoría conseguirá que las cuentas corrientes recuperen sus saldos anteriores a febrero tan pronto como desde la cabecera del banco azul dé satisfacción al país, demostrando que existe una autoridad fuerte, dispuesta a que impida que se sigan sembrando lutos y sangre por las calles. (Rumores. ¡Si lo que pedimos es autoridad! Nosotros, los hombres sentados en estos bancos, honrados adversarios del actual régimen político, sólo pedimos que sepa restablecer la autoridad. ¿Cree S. S. que en ts- tos momentos c fic. iles y pe roso 5, en que se halla en riesgo, no un régimen político, sino el régimen social, puede hacer nadie en estos bancos cue piense en substituciones de una forma política por otra, con ríes- go de que tal cambio pudiese ser el incitante que acelera; a subversión del régimen social que a toací i.o s preocupa? Li C K 1 n 1 inrercta es que no se hunda ese- -egiinin foc ai, y si atacarnos a S. S. precisEiwrüe es porque creemos que S. S. con s. t 5 ÍKO; IScier, ia, ayuda s facilitar su hundi. niento. (Aplausos. ¡Que no- va a dar paso al comunismo! Comprendo que esa sea su intención; pero