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ABC MADRID 31-03-1936 página 14
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ABC MADRID 31-03-1936 página 14

  • EdiciónABC, MADRID
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LIGERO COMENTARIO A LAS CORRIDAS fALLERAS LA CONSAGRACIÓN DE RAFAELILLO actuales. Lo demostró en estas dos corridas falleras a que me refiero. En la primera le tocó el lote de D. Antonio Pérez, de San Fernando, el más manso, y el toro de más nervio: su segundo. Los dos buscaban las tablas, y en este terreno los buscó el torero, haciendo gala de su inHe dicho que estas corridas falleras han teligencia. El torero se dio cuenta de que servido para la consagración de Rafaelillo. el bicho no embestía más que allí y se hizo Para definir lo que en sí fueron, hay que con él hasta el punto de torearlo luego en hacer referencia muy especial a las dos en los medios, por naturales y de pecho. Reque él tomó parte: primera y tercera. Y pitió la hazaña en su segundo- ¡cuidado que entresacar de ellas los detalles de su actua- tenía exceso de nervio el marrajo! -y le ción, que alcanzó valores insospechados. Era hizo también tragar la izquierda, ¡Una de esperar que así ocurriese, vista la moda- cosa de asombro! Ni que decir tiene que lidad puesta de manifiesto por este torero cortó orejas y rabo. desde que salió a los ruedos, modalidad que Y en este plan triunfal salió de la primeha ido alcanzando grados de perfección: el ra corrida, para presentarse en la tercera. empleo de la mano izquierda para el toreo Aquí vino la consagración. Una faena al natural- -la verdad del- toreo- que Ra- brindada a Benlliure, que podría muy bien faelillo prodiga con una facilidad única. Es inmortalizar el glorioso escultor. Es seguro que la aprovechará, p o r q u e stt temperamento de artista no puede pasar sin reflejarla. Para fundirlaen oro la faena, mejor que en bronce. ¡Ocho naturales t Una serie de cinco en la primera, y tres en la segunda. Y los de pecho correspondientes, forzados. I La ciencia y la esencia del arte de torear! Y el torero que sale a hombros de la plaza. No es el torero del éxito circunstancial el que sale, es la figura taurina de 1936. La gente se queda en pie en los tendidos para verlo salir. Rafaelillo va, emocionado, correspondiendo a las ovaciones. La mano izquierda en lo altó. Esa mano tan en desuso que habrán de) oner por delante, en Ío sucesivo, cuantos toreros vayan a Valencia. SEIJA Rafaelillo en un monumento de pase natural. preciso que se imponga y que- -sin que él lo pretenda- -imponga el público a muchos toreros encumbrados el empleo de esa mano tan en desuso, porque no es, precisamente, la mano de cobrar, aunque en Rafaelillo sea la que le haga cobrar las corridas y al precio que quiera. Cuando m u c h a s figuras v e n g a n a Valencia, habrán de poner por delante esa mano. La puso Rafaelillo en las dos corridas en que actuó. Y la pondrá donde vaya. Con mansos y con bravos, corno en el ruedo de nuestro coso taurino; porque el torero está sobrado de inteligencia y de valor. Se destaca, en este aspecto, de todos los toreros do en lograrlo. Los que pretendan disputárselo sepan que habrán de lanzarse a una aventura nada fácil. Es de celebrar que esto ocurra, siquiera sea por admirar cómo la fiesta gana en emoción. El valiente matador de toros Rajad Ponce, Rafaelillo Han terminado las corridas y están ya fuera de Valencia los toreros que han tomado parte en ellas. Queda en la retina de los espectadores la visión de los tres festejos celebrados, y en la memoria, el recuerdo de cosas imborrables. Las corridas han dejado ambiente y margen para el comentario, que se provoca y se sucede en cafés y circuios y peñas taurinas. En todas partes y en cualquier tertulia; allá donde haya siquiera un aficionado. Los comentarios giran en torno a Rafaelillo. Es él quien acapara el interés público; lo acaparara dondequiera que se presente a actuar. Va a ser- -yo diría que lo es ya de hecho- -el torero imprescindible; la base de todo cartel de esos de combinación cumbre. El torero valenciano cerró con broche de oro esta primera etapa de la temporada taurina en Valencia. Las corridas falleras sirvieron para la consagración del torero que, al finalizar la tercera corrida, salió de la plaza a hombros de la multitud alborozada. No es en t este caso el detalle que señalo el que refleja el éxito circunstancial de un matador de toros. ¡Por la puerta de la plaza de Valencia salió en hombros a la calle la figura taurina de 1936! El detalle sirve para que se pueda decir esto en voz alta. Nadie más capacitado que él para ocupar ese puesto, ni nadie, tampoco, más obstina- Cómo mata los toros Rafael Ponce, Rafaelillo

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