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ABC MADRID 31-03-1936 página 3
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ABC MADRID 31-03-1936 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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PllARIO irUSTRA- é ff 4 TRIGÉ- SIMO EG 1I N DO. 15 CTS fiUMERO IFUNDADO EL I. ABC Seguramente incurren en involuntario error los periódicos que atribuyen al Ayuntamiento el propósito de suprimir los árboles que embellecen el paseo del Prado. Hemos de suponer que esa noticia obedece a una mala interpretación. No; puede admitirse que verdailerajpente haya alguien; concebido la idea de talá r el crecido arbolado que presta sombra Y encanto a una de las vías más hermosas, de Madrid, que a sus árboles prccisartjente. debe sus atractivos. Se afirma que. el pretexto es dar mayor lucimiento a los edificios del ministerio de Ma- riña y del Museo. Ninguno de ellos es el Partenón. La excusa es tan trivial que ellector de la amenazadora noticia tiene que insistir en su incredulidad. Es imposible. En otra ocasión, hace pocos años, el jefe de los jardineros municipales ordenó en esos mismos árboles una poda que a muchos pareció -excesiva. Entonces se promovió una campaña de Prensa. Publicáronse artículos indignados y numerosas fotografías en las quese ofrecían a la repulsa pública fdas de troncos que alzaban al cielo los muñones de sus ramas cortadas por la sierra. Recuerdo perfectamente que los diarios que más extremaron esta oposición fueron los de izquierda. He colaborado frecuentemente en estas censuras contralla hostilidad que parece merecer en Madridí. el arbolado, y por eso tengo presentes las plumas y las circunstancias que han intervenido en tales campañas. Pues, bien, ahora no se trata de una poda más o menos exagerada, sino de la total desaparición de los árboles. Y no veo que aquella Prensa, que cumplía entonces tan meritoriamente con su deber, se oponga ni se conmueva. ¿Qué quiere decir el silencio con que recibe la amenaza? ¿Es que hay un concep- to del arbolado en el que influye la condición política de los, que atenían contra él? ¿Es que hay que republicánizar también las frondas madrileñas? ¿Se tiene en cuenta que los árboles del Prado han sido plantados allí en el antiguo régimen y vienen chupando desde la Monarquía los jugos de tina tierra que se ha hecho republicana? ¿Se pretende declarar la vacante para que pasen a chupar esos árboles nacidos bajo la nueva Constitución del país? Únicamente asi conseguiremos explicarnos la indiferencia con que los periódicos que antes defendían un concepto civilizado, enmudecen- ahora. Nos resignamos a ver cómo la pasión política divide a los hombres en castas, y les hace enemigos entre sí. Pero que no alcancen las represalias a los vegetales. Ni a las. ideas de belleza. Frente, a un posible atentado contra la belleza no debe haber fascistas ni comunistas, derechas, ni izquierdas. Confiemos- 1 en que, si: esa noticia es cierta, la Prensa madrileña, unánimemente, sabrá oponerse a tan disparatadas iritencirmes. W. FERNANDEZ FLOREZ DIARIO ILUSTRADO. AÑO TRIGÉSIMO SEGUNDO 5 CTSV NUMERO DE JUNIO DE igó 5 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA LOS BARBAROS Y EL ¿ARBOLES DE DEREEDICTO CHA? Puños en alto. Extremadura. Viniendo de Portugal por Extremadura, en muchos pueblos y aldeas nos han salido al paso los chicos con los puños en alto. No nos conocían. 3 No les habíamos ofendido. Pero el tránsito en automóvil nos delataba como burgueses. Y aún cuando las lluvia les obligaba a guarecerse al amparo de los muros y los aleros de los tejados, no omitían el ademán. Y uno se pregunta si realmente una civilización que no se defiende en la medida en que s. e la ataca y cuya única reacción ante un psligro mortal es el rezo o la luga, conserva vitalidad suficiente para subsistir de otro modo que por merced dé sus enemigos. Sólo se puede- hablar del derecho a la vida en tanto que le la tkne. Es ocioso mencionarlo en relación con los muertos o los agonizantes. Y! müerto o agonizante está el grupo social cajo único indicio de vida ante una agresión prolongada consiste en huir o en cerrar los ojos. De las pocas veces en que la palabra y la pluma nos han parecido instrumentos inútiles, ésta es una, aunque precisamente haya sido con la palabra y la pluma como s: ha conseguido narcotizar- -en una propaganda de muchos años- -a aquellos de nosotros que por razón natural debían ser- más sensibles al ata- qus y menos morosos en la respuesta. Una forma de narcotización áz la voluntad es el gusto por las sutilezas jurídicas, la preferencia por la disertación sobre la acción, la duda sobre el propio derecho a vivir y sobre la licitud y aún santidad de la propia función. Pensaba yo en esto en tanto que- atravesábamos la campiña de Mérida- -Emérita Augusta- Me ganaban la imaginación reminiscencia y evocaciones del pasado. Quizá una tarde primaveral, como ésta, lluviosa, pero con transparencias de oro de sol entre nubarrones grises- -una tarde de hace muchos siglos- dos centuriones de lá legión romana conversaban mientras cruzaban el puente. Habían agotado el tema de las cortesanas llegadas a la ckrlad y el Az un poema en hexámetros compuesto por un cama- rada diserto, y cl- de los recuerdos de. expediciones a comarcas lejanas, Y vcn 111 a discurrir sobre sucesos inminentes. -Los bárbaros- -decía uno- -están ya en el Norte de Lusitania, y pronto llegarán aquí. Es gente fiera e incivil. -No es posible- -argüía apaciblemente el otro- Hay un edicto imperial que k s prc iibe el paso. Además, hay una orden escr ta del Procónsul. ¿Un edicto? ¿Estás seguro? -Un edicto con todos sus sellos y requisitos. -líntoncss, habiendo un edicto- no hay nada que temer. ¿Para qn: molestarnos? Tal vez enmudecían, vuelto el ánimo! a sus personales preocupaciones. Y una cigüeña bogaba por el cieio transparente sobre el gran circo do piedra, que entonces no era una ruina... TUAN PUJOL MEZCLA Saben los lectores a lo que en nuestro idioma periodístico llamamos nosotros una glosa? Pues exactamente a estas columnas, cortas de capital, que se publican en A B C los martes y los viernes. Tienen cierta dificultad técnica. Son algo así como sonetos... en prosa. Apenas cabe en ellas una sola sugestión. (Con que ...quepa vma idea basta, ¡claro está! Imagi nad álióra ía -inquietud á (jlosista que- lampasado dé silbidos de trení corre- -sentado y acostado- -dé Cerbere a Marsella, por tierras dp N arbonne y Tar rascón- ¿es- aquí, Tartarín? -hacia, la prometida Italia tras la tentación de Niza -azul tópico entrañable- -y Genova, azul almirante, verde nostalgia, con el rompecá bézas de la política internacional en la car beza... y con el compromiso de encerrarlo ven una glosa. y He aquí la mezcla. (Cock- c ail, me gusta menos. Puzzle, no me gusta nada. Los diarios, tirados en la cama del tren, se acuestan antes, que nosotros y sueñan, en tipo de imprenta, con- la pesadilla de los tipos Ucranianos... ¡Correr para ver 1! (Lejos, Azaña; cerca, las elecciones del 12; un poco más allá, la fecha intranquila, anacrónica, del 14... ¡qué pesadilla fea! Galopa el tren, tose, renquea, grita, nos duerme... ¿Qué dice la letra impresa? Se ha suicidado una muchacha de dieciséis años, Entra en vigor el pacto franco- soviético Los italianos siguen su avance después de la ocupación dé Caita... Vou Ribbentrop v- isi ta a Edén... Los alemanes dan la nota solemne, el toño patético, étrtiiio de Europa, con su ejemplaridad sobria, lieróica yi- xlésconf cértánte. Este fes un pueblo qué, se rhueve al compás de su iíonor. En el: homenaje a Hindenburg el L- Z. 129- -leo- -dejó, caer seis banderas con la cruz gamada. Esto es. no perder ripio. Hay una lucha de la independencia que el mundo no acaba de corrí- prender, o de querer entender, -en el muri- dó alemán que hace suya la maravilla del hielo ardiente: forma alada y rigurosa de 1 un corazón popular, producto y suma ele. corazones encendidos. ¿A dónde va Ale- inania sino a exigir, reclamar y llorar tíii derecho al honor? ¿A pedir lo. qué; ¡cuando menos! -le cfl. rrespoude -una igua da (L: en. da, que fsu ¿superioridad ya Cede? El tren corre, avanza, ruge, tiembla. ¡Ay, Don Ramón de- Campoamor, Vamos hacia Marsella. Y España? Pensando- en Ale- inania, y. crí tiil ú cl Frení etPopidár f r a n cés se eclipsa uíi tarito y, el iF: rcntc Popular español aparece con su realidad terrible de veinte años de. retraso, sobre el nivel del mar. Los diarios empiezan a dormirse antas que nosotros. Inevitablemente piensa uno en el ideal imperial de Roma y en el ideal de amor de Berlín, reclamando, contra Versalles y Ginebra su derecho i; a; la grandeza que le corresponde por la gracia del pueblo. ¿Y España? ¿Se anulan lasía cias de quie- nes las ganaron? ¿Surge de 1l a ruina una au- téntica conciencia nacional 1? Cuál es la palabra, de abril? ¿Será la dé -lá justicia o; la de la barbarie? El tren coi- re, avanza, tose fenquea... AIns diecinueve y veinticuatro ¡estamos a una hora de Marsella. La agenciaf de viajes- ha- escrito: Habitación reservada. Comidas. por su cuenta. Esto es España, exactamen- te. ¿Donde podremos comer? CESAR GONZALEZ- RUANO

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