ABC MADRID 21-03-1936 página 15

ITICA Y NOTICIAS DE LIBROS Juan de la Luna de Mariano Tomás, por Tomás Borras. Tras Jos fieros Pirineos de Magnus Gron vold. La España... ¿de quién? de Virgilio Sevillano Carbajal, por A. C. De la Naturaleza al Espíritu (ensayo crítico de pintura contemporánea desde Sorolla a Picasso) de Manuel Abrí! Otros üb cando la fealdad sin contaminarse, siempre fiel a su índole, oro y calor. La historia que Mariano Tomás relata es poesía. Emana del protagonista como si su alma estuviera dotada de perfume. Semejante al nimbo de los santos, el rostro de Juan de la Luna idealiza con su resplandor el ámbito en que aparece. La réplica de Juan de la Luna, el apocado, es imagen de sí mismo en el espejo. Una mujer, también floreal, también inadaptada para la lucha del vivir- -lobo contra lobo- -que huye al primer desen- gaño y se refugia en la paz que buscan los elegidos: Juana de Espera, en Dios, podría llamarse. ¿Romanticismo? Quizás. Estamos en una época literaria cuyo signo es la diversidad sirena del mundo Puede ser reacción de tanta bazofia naturalista y materialista, pero el neorromanticismo da sus frutos. (Recordamos aquella frase de Villiers de l Isle Adam: Sólo hay dos clases de hombres: los románticos y los idiotas Verdad de poesía es el Juan de la Luna, de Mariano Tomás, y por ello, en su acepción moderna, novela romántica. Acepción moderna que significa la exaltación sustituida por el análisis, pero conservando el hondo sentimiento entrañable. Hay en las Letras españolas mucho de aspereza. El realismo retratando nuestra vida, siempre dramática, da una obra general bronca y fosca a lo largo de los siglos. La ternura, la suavidad son notas de que está el temperamento literario español exento, en Don Mariano Tomás. grandes períodos. La exaltación envuelve, como una llama, a los escritores. Pocas no JUAN DE LA LUNA tas, en la novelística y el cuento, sentidamente emotivas, sencilla y dulcemente blandas; Juan es uno de los personajes populares lo cordial jugoso, lo humano en estado de más compadecidos. Luis Montoto registra gracia. Por eso esta novela de Mariano Toun centenar de Juanes españoles en su fa- más, primaveral y linda, de tornasoles bSjo moso y curioso libro Personajes, person- as y el gris, de un paisaje interior pintado con personillas que corren por las tierras de am- delicadeza yaga y tenue, y melodiosa, es bas Castillas. Entre todos los Juanes, Juan rara, exquisitamente rara. A su encanto conbondadoso, candido, ingenuo, se destaca con tribuye el estilo sereno y de la naturasu cara de sonrisa inocente y su aire lunáti- lidad maestra de quien escribe a lo fluido, co. El buen Juan se contenta con lo que sin empaque retórico, saturación de propia le dan Entra, Juan, y bailarás; y él, re- elegancia nativa; prosa de lo difícil: el hacio Menéate, Juan que si no te me- matiz. neas, te menearán -dícele y aconseja el TOMAS BORRAS vulgo. Y le pone motes: Juan de buen alma, Juan de las calzas blancas, Juan de Espera en Dios, Juan Lanas. Ser ua Juan: la sanc- TRAS LOS FIEROS PIRINEOS ta simplicitas en carne mortal. Como resuEspaña ha sido interpretada por muchos men de los Juanes líricamente humildes y apagadamente desinteresados, el arquetipo: escritores extranjeros, con mejor o peor Buen Juan, fácil para el engaño, pierrot que fortuna. Pero aquí tenemos un libro del cual no se pueden decir más que alabanzas, pormira la vida desnuda de maldades. hombre inteligente Este Juanazo- -otro apelativo- -colmo de que lo ha escrito uncon una estimación que ama a país tan lo bonachón, corre por las tierras de ambas antigua nuestrofervorosa. España vista por el Castillas inspirando burletas sin hiél, vayas noruego como Magnus y de cómo a su credulidad, asombro por lo puro de su visto España este Grónvold, ejemplar nosha noruego lo sentimiento no maculado. En Francia es dice con frases justas la g ¡an revista literaJean de la Lune, más soñador, cantado en ria Aftenposten, de Oslo. ronda por los chicos, agraviado, perdonador, Claro es que cuando Magnus Grónvold amigo de las cosas blancas, sonámbulo en abordaba la tarea de escribir un libro sobre penumbra melancólica. España, se estaba seguro de que había de Marcel Achard se apodera de Jean de la ser algo más que una pasajera impresión de Lune y crea una doliente farsa de adulterio. viaje, algo mucho más hondo y penetrante. Mariano Tomás encuentra a Buen Juan, y Parecerá paradógico, pero es cierto que el escribe un poema dulcísimo en que la pi- noruego Grónvold sabe más de España que cardía y el destino se combinan para hacerle muchos españoles, y quiere a ese país como feliz... a pesar suyo. cualquiera de sus hijos. España ha sido Descripción de un carácter en sinfonía como su segunda patria por el interés ferblanca, la nueva novela de Mariano Tomás; viente que desde su primera juventud ha Juan que está en la luna, el astro de los es- sentido hacia ella, y por las relaciones siempíritus cristalinos, azucena que se cierra so- pre muy estrechas que le han ligado al puebre sí misma para no ser herida por la mi- blo y al mundo intelectual español. Los espaseria moral de la Humanidad; Juan que ama ñoles le cuentan como uno de los suyos. Por límpida y tímidamente con devoción de es- sus amistades ha conseguido el acceso a tina píritu; un ser de la bienaventuranza que España que para la mayoría de los extranjeatraviesa la vida como el rayo del sol to- ros suele estar vedada; ¿e ha compenetrado de una manera íntima con lo más típico, y; ha visto la relación que existe entre la naturaleza y la cultura... La obra de Magnus Grónvold, Tras los fieros Pirineos, merece la gratitud, pero una gratitud excepcional, de todos los españoles. Grónvold ha dado al público escandinavo una versión real y llena de simpatía de nuestro país, y lo ha hecho además en íin volumen lujoso, elegante, con gratados inmejorables qué reproducen los más importantes monumentos y los lienzos más desfiacados de España, así como los retratos de algunos escritores a quienes dedica certerbs estudios: Unamuno, B a r o j a, Salaveíría, Azorín. LA ESPAÑA... ¿DE QUIEN? La política del mundo se va poniendo tan embrollada, que es preciso cambiar ideas y predicados, tenidos siempre por buenos y nobles. Con el extraño se partía el pan y la sal, y el deber de hospitalidad era respetado aun en los pueblos salvajes. La falta de consideración a un extranjero había dado figura a un mal sentimiento llamado xenofobia. Todo ello ha claudicado en las modernas sociedades hasta el punto de que parezca virtud lo que era ahr tes vicio. Los pueblos más adelantados nos dan ejemplo en esta hostilidad al hombre de otro país Cada nación es para sus nacionales, con la casi total separación de los extraños. En ésta norma general, hay un país de excepción España. España hasta hace poco ¿ra terreno baldío para toda clase de correrías y manejos forasteros. El examen de esa situación de inferioridad ha obligado al señor D. Virgilio Sevillano Carbajal a preguntarse en su nuevo libro: La España... de quién? Porque él ha visto que la Francia es íe los franceses, defendidos en su monopofío por las leyes; la Alemania es de los alema- Don VirgiUo; Sevillano, Carbajal.