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ABC MADRID 12-03-1936 página 16
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ABC MADRID 12-03-1936 página 16

  • EdiciónABC, MADRID
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REANUDAR LA HISTORIA Empleando, quizá con mayor justificaDesde hoy- -éste es todo el pleito- Aleción, las palabras de un hombre de Estado mania vuelve a ocupar en el concierto de español, el canciller Hitler, con su discurso las potencias el puesto que no podía perder en el Reichstag. del día 7, ha venido a re- por efecto de una derrota, que no fue sianudar la historia de Alemania y con ella quiera una derrota militar, sino un desmala de Europa yo psicológico. Cuando después de titánicos esfuerzos, CESAR G O N Z A L E Z- R Ü A N O Cjue, sin embargo, no habían podido vencer la potencia militar germana, lograron los aliados, mediante el bloqueo alimenticio y sobre todo, con la maliciosa propaganda disolvente, debilitar la resistencia moral del pueblo alemán, quedaron presos en la obsesión de su potencia y organización militares y pretendieron impedir, obstaculizar a toda costa el renacimiento de su reconstrucLa Gran Vía madrileña a la hora del ción. anochecido es, por la profusión de luces que Pero al mismo tiempo, también los mis- la visten a lo gran ciudad como un ulmos aliados fueron víctimas del veneno mo- traje de la civilización a la negrura augusta ral manejado para debilitar al enemigo, y, de la noche. Como ella, todas las grandes en lugar de buscar la eliminación de nuevas avenidas de las urbes modernas asaltan con guerras por medio de una mejor justicia in- sus iluminaciones el recinto de sombras de ternacional, pretendieron detener las fuer- la noche de los pueblos, haciendo huir su zas naturales del desarrollo de los pueblos misterio a las callejas de los arrabales donen entelequias doctrinales que, en realidad, de vive refugiado en los rincones de tradiconstituyeron una absoluta violación de todo ción o de miseria. derecho, como aparece hoy claro hasta en Desde las edades más remotas, el hombre, las Memorias de un testigo tan poco sos- en su afán estúpido de penetrar los grandes pechoso como sir Basil Thompson, jefe del misterios, sin retener el encanto de desconoServicio de Espionaje inglés durante la cer su enigma, empezó a arremeter con la Conferencia de la Paz. noche quemando sombras en grandes fogaDespués no faltaron, naturalmente- -como tas de claridad. A pesar de lo viejo del prole habían faltado a Federico II juristas que pósito, pasaron muchos siglos sin que se lojustificaran la anexión de Silesia- los po- grara avanzar gran cosa en la conquista említicos teorizantes, ajenos a la auténtica vida prendida; y así vemos que no ya en los puenacional de sus pueblos, que acudieron pala- blos de las antiguas civilizaciones, sino en dinamente al socorro del imperialismo triun- los más próximos de la Edad Media, la fante en Versallcs y elaboraron y desfilaron noche de las villas y ciudades siguió siendo a través de los años toda una intoxicación un arcano impenetrable en cuya mansión de los pueblos, a quienes hacían creer en de misterio vivía embozado el interrogante: la eficacia de un artilugro seudojuridico para su obscuridad, absoluta y sagrada como un violentar la propia naturaleza. Pero qué rito, sólo era profanada muy de ta: -en artificio puede resistir a los embates de la tarde por un grupo de hachones, que, en realidad cuando a los quince años todo el danza fantasmal, iluminaban el miedo del castillo de naipes de Versalles se viene aba- gran señor que por necesidad suprema se jo, no ya por culpa de Alemania, sino por arriesgaba a través de sus peligros, salienculpa de los mismos que le levantaron? do de casa después de anochecido. Más tarde, en los años clásicos del die El Tratado de Versalles establecía, en ciséis y diecisiete, las poblaciones dormían efecto, el desarme alemán como medida ini- todavía en la noche el cansancio de su vicial de un desarme progresivo en todos los vir, y vivían en ella la realidad de sus suepaíses, pero mientras pretendían exigir de ños. Una obscuridad densa y espesa llovienAlemania el riguroso cumplimiento, ios de- do sombras en sus plazas y callejas, tejía, más seguían armados hasta los dientes y para embozar el alma de la noche, un manto armaban a los Estados satélites constituidos de negruras, perlado tan sólo de trecho en trecho por la claridad tímida de los farolien las fronteras para hostigar a Alemania. No solamente Francia seguía armándose, llos de imagen, que temblaban su amarillez sino que, contradiciendo e! principio funda- piadosa en los retablos católicos. El amor mental de la Sociedad de Naciones, volvía y la aventura cantaban, en las encrucijadas a la política de cerco diplomático, que ha- de capa y espada, la sonata inmortal de sus bía provocado en cierto modo la guerra eu- pasiones; y eran los habitantes de su manropea, y con desdén de todos los ofrecimien- sión dé enigma, embozados, tapadas, lances, tos de amistad honrosa de Alemania, pre- intriga, placer y muerte. El buen burgués fería reanudar con la Rusia soviética la temía, como ha temido siempre de una- maalianza militar, que ya había utilizado con nera supersticiosa, al gran misterio de la la Rusia de los Zares como principal ins- noche, y como las autoridades no se ocutrumento de política antigermana, sin tener paban en absoluto del alumbrado público siquiera en cuenta que si la alianza entre la -que no es que fuera deficiente, sino que no Francia democrática y la Rusia de los Za- existía- no más doblaban las ánimas, enres era un escarnio para los principio. que cerraba a piedra y lodo su timidez, en la la nación francesa se jacta de haber defen- seguridad del hogar iluminado de candilcdido en el mundo, el compromiso de la bur- lejas y velones. Los grandes señores, siguesía francesa con el bolchevismo ruso guiendo la antigua costumbre de que antes constituye un peligro inminente para Euro- hablé, se hacían acompañar por numerosos criados y pajes, con hachones y faroles, que pa y para toda la civilización occidental. les llevaban entre un revuelo de luminarias, En estas condiciones Alemania se ve im- cuando en las noches solemnes habían de pelida a la ocupación militar de la zona trasladarse de uno a otro lugar cen motivo fronteriza del Rhin para garantizar y de- de fiestas o- cualquier otro acontecimiento. fender la integridad de su territorio des- Las rondas de Casa v Corte, con la danza pués que el carácter evidentemente anti- de fuegos fatuos, de sus farolillos y los desgermano de! Pacto francerruso, agravado files procesionales de penitentes entre camipor la entrega de Checoslovaquia al Estado nos de cirios, eran las únicas legiones, de Mayor soviético, lia anulado los compromi- luces que se atrevían a cruzar el palacio ensos de Locarno. cantado de la noche, quemando misterio en El carácter pacífico ás la medida es sub- sus pequeños incendios como visiones quirayado por el ofrecimiento de un Pacto de méricas de pesadilla. no agresión con rancia y con Bélgica, con Fue a mediados ya del siglo xvni, cuanla garantía de Inglaterra c Italia. LA CONQUISTA DE LA NOCHE do en España la majestad católica de Dcetf Fernando VÍ de Borbón, el buen burgués del Escorial madrileño de las Saicsas, por burgués precisamente, se atrevió a rasgar el misterio orlado de encantos de la noche española, mandando a los nobles que iluminaran sus fachadas con unos faroles descomunales que habían de permanecer encendidos hasta el alba. En el reinado siguiente, Carlos III, el gran alcalde de España y sobra todo de su corte y villa de los madriies, mejorando el sencillísimo sistema de alumbra- do público de su buen hermano, hizo poner, en los edificios públicos los mismos farolesde aceite que lucían ya en los balcones y portadas de la nobleza. Naturalmente, esa; minoría de seres selectos, que entonces, comoj, ahora, tiene domiciliada en la noche la emoción de su vivir, exteriorizó en el acto su protesta a tamaña agresión a sus dominios nocturnos, rompiendo a pedradas cuantos faroles encontraba a su paso; costumbre que ha persistido a través de los tiempos como defensa de los moradores de la noche- -poetas, escritores, artistas y espíritus de inquietud- -que se enfurecen lógicamente al ver asaltada su residencia de ilusión, por luces que con su claridad abren las puertas a la estulticia de los espíritus anodinos. Este primer sistema de alumbrado público, que se estableció por Real orden de 30 de marzo de 1765, funcionaba sólo durante los seis meses de invierno bajo la dirección de un oficial de la primera secretaría de Estado y la vigilancia de un alcalde de Casa y Corte. Con todos sus defectos innumerables, persistió hasta que en 1807 se hicieron los primeros ensayos españoles de alumbrado público por gas, en Cádiz y Granada, que fueron las primeras poblaciones que gozaron de este progreso. La noche cortesana de los madriies resistió por fortaleza de su abolengo romántico algunos anos más, en lucha desesperada contra este primer ataque serio a sus valores nocturnos. En 1832, y bajo la dirección del ingeniero Roura, se hicieron las primeras instalaciones, que, como ocultos enemigos, establecieron la red de tuberías de sus ejércitos airededor de la Puerta del Sol y el cuartel general de su laboratorio, retortas y depósito, en un jardín inmediato al café de Lorencini; fracasó el intento en todos los baluartes de la noche matritense, triunfando tan sólo en las solemnidades del Alcázar Real, que estableció su fábrica productora en el Campo del Moro. Fue a mediados de siglo- -en 1846- -cuando el Ayuntamiento de Madrid contrató con Viejo Medrano el establecimiento en toda la ciudad del alumbrado público por gas. Bajo la luz temblona de los faroles de gas. espíritus en vitrina, de almas atormentadas de civilización, desfiló con sus conspiraciones e intrigas todo el Madrid isabelino, que meció en su penumbra el alma romántica de la época. Las sombras de estas noches lejanas llevaron en volandas entre una danza, aquelárrica de negruras los ecos del pistoletazo inmortal de. Larra para encerrarlos en el arcón donde la noche guarda sus tesoros de quimera. En el amanecer del presente siglo, la humanidad ganó a la noche con la luz eléc 1 i 1 i e trica 1 atilh leu u bom lilis L t l K n- i jando el ni. id li el t de pm 1. so c il) sobic s 1 pori en ir gran s que 1 1 r 1 s litat vendí 1 h 1- 1 se p 1 r iron i 1i 1 L mujer (1 T r P 1 ricirc en r los r i 1 p 1 en q ic 1 o 11 le 1 11 1 r 1 i proq es- 1 r 11 su 1 na t en el recuerdo de sus enamorados. F. BONMATI DE CODECIDO,

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