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ABC MADRID 08-03-1936 página 33
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ABC MADRID 08-03-1936 página 33

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C DOMINGO 8 DE MARZO DE 1936. EDICIÓN DE LA MAÑANA. PAG. 33. una vez el Pacto de París con el demonio, denunciaba las cláusulas de Locarno, recabando la plenitud de soberanía dentro del territorio que le pertenece, y anunciando su voluntad de establecer guarniciones en la zona del Rhin. Pero de estos dos hechos, ambos importantes, el que impresiona más es el de Berlín, hasta el punto de que en los propios periódicos de Roma a él se concede la mayor generosidad de espacio. Ante todo, porque el no negarse a hablar de paz no indica que vaya a concluir e! período de guerra en África. Mientras que la decisión alemana, eso sí significa que ha concluido en Europa toda una época, que con expresión convencional solíamos llamar pacifica. ¿Quiere esto decir que ahora va a entablarse entre Francia y Alemania una tensión guerrera? No será así, si París conserva la cordura que corresponde a n pueblo antiguo, de fina sensibilidad jurmca muchas veces justo y siempre inteligente. Nosotros, que no. queremos obrar nunca sino conforme a razón decía el lema de un Rey de Francia. Bien, pues nada hay más razonable que reconocerle al Estado alemán los derechos que poseen todos los países libres del Universo. Entre los atributos esenciales de un Estado figura el de no admitir prohibiciones dentro de su territorio. El recuerdo de las! batallas, por doloroso que sea, no basta para disminuir jurídicamente al adversario para í siempre, a menos que continúe un estado ¡de fuerza, estado de guerra; pero entonces, ¿por qué se le llama paz? A nosotros, españoles, pongo por ejem- pío, no se nos ha ocurrido nunca estimar coiT O un acto hostil que Francia- -la bien guarnecida- -tenga batallones en la proximidad de la frontera. También por el Pirineo entraron un día los ejércitos de Napoleó, i. Ni a Alemania se le ha ocurrido nunca impedirle a Dinamarca, con la cual guerreó en el siglo xix, establecer puestos fronterizos. Ni impedirle a Francia que tenga I 25.000 soldados en Estrasburgo. Entonces I no se ve la razón por la cual Francia deba estimar como un acto ofensivo el que ÍU vecina lleve, unas compañías a Colonia. Por su propia naturaleza, la desmilitarización de la zona renána no podía tener sino un carácter episódico y temporal, y todos habíamos previsto que un día Alemania declararía caducadas las cláusulas de limitación. Piensa el canciller del Reidh que la firma del Pacto francorruso ha dejado sin vigor las cláusulas de Locarno, puesto que la alianza soviética implica la ayuda militar en caso de agresión. Y es Moscú quien puede decidir si ha habido una agresión o no la ha habido. Y como para ir de Francia a Rusia el camino alemán es buen camino... Por otra parte, para significarles a los países civiles su. voluntad de concordia, Hitler le ofrece a Francia, Bélgica y Holanda un Pacto de no agresión por veinticinco años, con la posible garantía de Inglaterra e Italia. Y aún st declara dispuesto a. crear una mueva zona desmilitarizada, a condición de que Francia haga lo mismc. No, pues, el puñp, sino la mano abierta francamente advierte a los países unidos por las grandes, comunes e inolvidables tradiciones de la cultura occidental. El puño cerrado, donde se alza es en Oriente. La franca política de Hitler sabe adonde va. Allí es, en Rusia, donde se acusa una voluntad de exterminio de todos los valores de la civilización. Voluntad de exterminio, a la cual Europa no supo oponer, cómo debiera, una voluntad de cruzada. Y ese es el gran pecado que tendremos que pagar. Debió hacerse la cruzada que nos hubiera unido y salvado a todos: no se hizo. No debió hacer, en cambio, Francia, amazona, geritil de la cultura latina, ese Pacto, que la convierte en escudero de Satán. Y lo hizo. Por ello, los peores presagios, pasan spbre Europa, cómo consecuencia- -dice el periódico fascista Octubre- -de permitir el ingreso en los Informaciones y noticias culminantes del presente número Págs. Con gran solemnidad celebran los estudiantes católicos la fiesta do Santo Tomás de Aquino El venizelista Softilis, encargado de formar Gobierno en Grecia. Reorganización del Gobierno yugoeslavo Italia acepta en principio el llamamiento del Comité de los Trece 43 53 54 55 refinados salones de Occidente, a esas fuerzas primitivas, subversivas y obscuras que vienen del Oriente Con estas palabras insinúa la Prensa de Roma ana cierta simpatía, o al menos benevolencia, hacia el gesto de Berlín. Simpatía severamente limitada, rio obstante por imperio de las circunstancias que no le permiten rozar ni en el modo más leve la susceptibilidad del Quai d Orsay. Tan complicada es la situación de Europa, tan llena de recelos y oposiciones, que Italia no puede tomar partido claramente, aunque tampoco pueda mantenerse a la expectativa. Porque Mussolini no quiere ser espectador de los acontecimientos, sino actor que influya en ellos. Esa es. a mi juicio, la causa que le induce a aceptar con más prisa que otras la posibilidad de negociaciones de paz. No son muchas con todo las esperanzas de que las negociaciones concluyan pronto y bien. Quizá ni siquiera lleguen a iniciarse. Tras el dinero enterrado, ía sangre vertida y los laureles frescos de las victorias Italia no podrá contentarse con poco, y. es dudoso que Inglaterra acceda a conceder mucho. Pero tampoco podría contentarse de que la gran historia se encontrase lejos empantanada en los lodos de Etiopía. Porque aún es aquí en el viejo mundo donde el destino dirá la última palabra. EUGENIO MONTES. A B C en Ginebra El problema tenano va a acabar con las sanciones contra Italia Ginebra 8, 2 madrugada. (Crónica telefónica de nuesro redactor. En circunstancias anteriores- -valederas hasta ayer mismo- -la atención local se. habría polarizado en torno a la respuesta italiana sobre la apertura de negociaciones formulada por el Comité de los Trece. No habría otro tema ni otro clima que los que correspondieran a los términos de la respuesta. Sábese, desde luego, que el acuerdo adoptado por el Consejo de ministros, reunido al mediodía en Roma, establece una- aceptación de principio, razonada bajo reservas cuya importancia y- ucance no cabrá precisar hasta el lunes por la noche. No es probable que el texto del Gobierno de Roma sea tramitado antes de treinta o cuarenta hora. Como condición previa para suspender las hostilidades, la tesis italiana, (sobre pedir el levantamiento de las sanciones, tratará de cohonestar, impli citay paladinamente, los derechos que Inglaterra reconoció a Italia en 1906 y el respeto al Pacto. Si sagrados son los Estatutos de la Liga, sagrada dJoe ser también una firma- -la de Inglaterra- vigente desde hace veinte años. Mas las decisiones de Berlín trastornaron el paisaje diplomático, no menos que un terremoto remueve y precipita una formación geográfica. La guerr; de Abisinia queda relegada a segundo termino. Como que los Gobiernos o las individualidades responsables de la marcha de los pueblos suelen caminar- -en el supuesto de que caminen- -más a ciegas o con menos previsión que el aldeano instalado en la zona de un volcán. A 1 nadie ha sorprendido la nueva infracción alemana, perpertrada al año justo del establecimiento del servicio militar obligatorio, y nadie, sin embargo, estaba prevenido. Ni el Consejo ni las potencias firmantes y que garantizan el Pacto de Locarno establecieron consigna alguna para reprimir un acontecimiento que trasparecía en el horizonte visible. Pero ¿hacía realmente falta? Los hechos son notorios- -Hitler no intenta desfigurarlos- -y la letra y el espíritu del Pacto, diáfanos y categóricos. Basta con movilizar el sistema colectivo. Un prohombre inglés de la autoridad de Austin Chamberlain decía el viernes en Londres: La paz en Europa es indivisible. Evidentemente. Apliqúense las sanciones contra el agente de la provocación y perturbación- -hablamos según la ortodoxia de Ginebra- y no se levante ni se atenúe mientras no se anule el acuerdo de militarizar la zona vedada y no se reintegren a sus guarniciones de origen las tropas o destacamentos que hoy entraron en Renania. Esto es lo que ordena la doctrina de la Liga y lo que Francia pedirá al Consejo tan pronto éste se reúna. La sesión puede celebrarse el martes mismo, porque el Comité de los Trece, convocado para tal fecha, es el Consejo sin otra excepción que Italia. Fiel todavía al Pacto, Francia recabará, asimismo, la reunión de la Asamblea, que es avalista también de Locarno, porque ella ratificó el Tratado. Pero! ya vienen referencias de Londres, Bruselas y hasta de Varsovia, que retienen del discurso y de los actos de Hitler 1 lo único que puede favorecerle: su. promesa de volver a la Sociedad de Naciones: No es toda Inglaterra, ni es toda Bélgica quien lo entiende nsí; pero malo es que haya brotado la tesis de la propina al agresor antes que la tesis del castigo. Mas ¿cómo podría subsistir I en todo caso- el cerco establecido contra Italia? ¿O es que no importa faltar a la palabra dada a Francia con tal de mantener la palabra que se dio a Etiopía? Renovemos la conclusión que desde el mes de octubre asignamos al pleito. entre Italia y la Liga. Su desenlace estaría; no en Ginebra, sino en el Rhin. En cuanto al mañana próximo, el pronóstico es sobremanera simple. O se añade al veto a Roma el veto a Berlín, y ya calculará el lector los riesgos de una alianza italogermana, precipitada por la desesperación consiguiente a un mismo bloqueo, o se. levantan las sanciones que, por iniciativa de Inglaterra, dócilmente secundada por cincuenta Estados, lian pretendido 1 en vano asfixiar al régimen fascista. -LANZAROTE. Discurso histórico de Hitler ante el Reichstag El discurso histórico del führcr canciller Berlín 7, 5 tarde. En la sesión del iReichstag, el führer canciller ha pronunciado un discurso- conteniendo la anunciada declaración del Gobierno alemán. El Sr. Hitler declaró especialmenl e: Cuando en las brumosas jornadas del mes de noviembre. de 19.18 la cortina cayó sobre la sangrienta tragedia de la gran guerra, Millones de hombres del mundo entero oomeazaron a respirar. A través de los horreres de la guerra, el mundo había oído las tesis

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