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ABC MADRID 14-02-1936 página 3
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ABC MADRID 14-02-1936 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DIARIO ILUSTRADO. AÑO TRIGEolMOSEGUNDO. 15 CTS. NUMERO FUNDADO EL i. DE JUNIO DE 1905 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA ABC EL GRITO OUE EN ESTOS DÍAS RESUENA Y VIBRA EN ASTURIAS i Habrá necesidad de decírselo al lector? ¿No lo adivinará él acaso? Y si lo adivina. ¿no acertará a dar ese grito su verdadero significado patriótico? Ciertamente que no se trata de un grito patriótico y bullanguero, que sería extemporáneo en la hora presente, más propicia a la meditación honda y serena, precursora de actos decisivos y enérgicos. Trátase más bien de una exclamación que recoge los anhelos de una opinión generosamente orientada para que se difundan por todos los ámbitos de esta tierra tan castigada por el infortunio y los recojan a su vez esos espíritus indiferentes o acomodaticios que parecen vivir en prolongado letargo, como si de cerca ni de lejos les tocasen acontecimientos cuyos peligros son tan evidentes. Este ¡viva España! que no sólo resuena y vibra en las reuniones populares, sino también en las intimidades del hogar, no sólo en los grandes mítines de la plaza pública, sino principalmente en la conciencia de cada ciudadano, yo lo traduzco en un deseo vehementísimo de que nuestra provincia y nuestra Patria recobren pronto su normalidad y vuelva a ellas esa confianza sin la cual no podrán desenvolverse sus fuentes de riqueza. Es un noble y franco desahogo de tantos corazones angustiados, que echan muy de menos aquella cordialidad de años nada remotos a cuya sombra nos considerábamos y éramos tan felices. Viva España! que en víspera de unas elecciones generales, que casi pudiéramos afirmar que marcarán una nueva era en la Historia de España, tan rica en sucesos y en alternativas de profundo influjo en su marcha y en la- de otros pueblos, es a modo de una llamada emocionante y solemne al dormido espíritu ciudadano para que resurja a la vida de altas empresas, y revestido de los magníficos arreos de los antiguos forjadores de la raza- -arreos hechos de resplandores de estrellas y de luminarias del espíritu- -arroja del suelo patrio con las propias inmortales armas del héroe representativo de nuestra estirpe, a esa caterva de bellacos y follones que, huérfanos de toda idealidad y envueltos en las redes de todas las bajas pasiones, están convi tiendo en campo de desolación, batido por odios implacables, la ubérrima tierra que- n claros tiempos de fraternal convivencia ilimentó sin agobios a generaciones y generaciones, que caminaban por la vida fortalecidas por un santo ideal de paz. ¡Quiera Dios que esc grito que ahora resuena en Asturias, ante una contienda cívica, en la qué sé ventilan intereses supremos y aspiraciones fundamentales de una nación resuelta a continuar su historia, sea, como grito representativo de una raza indomable, preludio de un largo período de confianza y de acercamientos entre hermanos que nos permita restañar tantas heridas, r je aún sangfan como el primer día. y dedicarnos sin sobresaltos ni pesadumbres a esa gran obra de solidaridad social y política, que habrá de conducirnos al la ro de las más justas y elevadas reivindicaciones patrióticas, y JULIÁN DRBOÍM DIARIO ILUSTRADO. AÑO TR 1 GESIMOSEGUNDO. 15 CTS. NUMERO IDEAS FUERZAS Consecuencias lógicas de la contrarrevolución. La revolución será vencida por haberse desenmascarado en 1931, al incendiar los conventos, y en octubre de 1934, al destruir Oviedo. Pero la revolución no habrá sido vencida en tanto que se alce su amenaza. Lo ha dicho en Madrid el Sr. Gil Robles: ¡Ni lucha de clases ni separatismo! E as ideas no pueden tener cabida en el concurso de las ideas lícitas. Ha de acabarse la lucha de clases, hacerse ilegal su propaganda, considsrarse a sus propagandistas como enemigos públicos. Empiezan las consecuencias. No se podrá disolver las organizaciones de la lucha de clases sin fomentar las amparadoras de los derechos e intereses obreros. La contrarrevolución profesa principios cristianos, a los que ha ds ser fiel. Ha de instituir Tribunales arbitrales, inspirados en un espíritu de bien común. Y aquí empieza a surgir la necesidad de hacer justicia, la necesidad, no ya la conveniencia. El problema de la industria no se resuelve sin resolver el agrario. ¿Cómo fijar un millón de familias- en la tierra? La solución está en el regadío, pero las obras hidráulicas ya no podrán hacerse como en los tiempos de mercados exteriores abiertos y abundancia de capitales. Se harán, para que puedan vivir de ellas los nuevos propietarios, con toda baratura, con el esfuerzo de los penados, de los soldados y de los parados, que quieran trabajar en ellas por un plato de alubias y la esperanza de la propiedad. ¿Economía dirigida? ¡Naturalmente! Mas para que el funcionarismo del Estado no absorba la economía, tendrá que organizar el comercio y la industria en corporaciones articuladas y la agricultura en cooperativas y señoríos. Los señoritos han de convertirse en señores, pero no en propio beneficio sino en servicio general. El mundo se ha encogido en estos años. Queramos o no queramos, nos coloca a cada uno en nuestro puesto. Pero ello es función de la justicia. El Estado corporativo, a que el triunfo probable de la contrarrevolución nos empuja, requiere una justicia que no sea corporativa, porque una legislación de clase no podría ser justa. La ley ha de dictarla la razón, en vista del bien común, y no de un bien particular. Y el Poder que se encargue de hacer cumplir las leyes ha de estar igualmente por encima de los partidos y de las clases, lo que implica que su designación no dependa de las presiones ds unos u otras y que ha de tener fuerza suficiente para resistir sus egoísmos. Será el Poder de la contrarrevolución, pero ésta integrará la sociedad entera y su cristiana trabazón. Por esta ruta nos empujan las ideas aue mueven las masas electoras, ideas fuerzas, porque son a la vez subjetivas y objetivas, tópicos y preferencias, convicciones y tendencias de nuestro pueblo y ch los otros. Si produjéramos talentos que las sirvieran con inteligencia, las implantaríamos con relativa rapidez y con felicidad. Si no los produjéramos, despacio y de mala gana. Pero éstas, y no otras, son las ideas que andan ahora Objetivadas por el mundo. ÜAMIKO DE MAEZTU CARETA CAÍDA De un lado, el minibtro asistido por las izquierdas; Ue otro, los estudiantes y el Claustro. (Daranas, en A B C de ayer. La Historia ha puesto de manifiesto, sin que quepa acerca de ella la más pequeña duda, esta gran verdad. Lo característico de la revolución ha sido siempre el vicio contrario a la virtud de que blasonaba. Si alguien lo ha olvidado, que lo traiga a su recuerdo excitando la memoria con la lectura de las obras inspiradas en sus principios. Tartufo, el repulsivo personaje que es la negación de todo sentimiento cristiano, y por lo tanto, sü antítesis, encarnaba según ellas la contrarrevolución. La lealtad en el trato social, la nobleza en los procederes, la rectitud en la conducta, la sinceridad que hasta la ingenuidad llegaba, se imputaban gratuitamente a la revolución; la doblez, la bellaquería, ja tortuosidad y la estudiada reserva, a quienes en una u otra forma la combatían. El gran resorte de la política revolucionaria no ha sido de otro linaje. Prescindía la revolución con ello- -aunque no lo olvidase nunca- -de su acceso algún día al Poder. Para el momento solemne contaba con dos armas que creía de absoluta eficacia: su naturaleza proteica y la maceración de los cerebros. Hacer y encomiar lo contrario de lo que en la oposición se predicaba contando con la amnesia de las gentes y aturdirías con la reiteración incansable de tópicos, debían ser los medios de sus actuaciones- de Gobierno. O en otras palabras: ¡a revolución triunfante encarnaría en Tartufo, aunque protestando de que lo seguía combatiendo. Fue lo malo para ella que le faltó habilidad en la transmutación, y el juego ha aparecido al descubierto. El fenómeno que más generalmente lo acredita es el de la captación estudiantil. Dondequiera que la revolución ha actuado, ha ido a encontrar en las aulas su primera carne de cañón. Y era lo más repelente, que para ello se servía de catedráticos. Lo mismo en España que en Francia pueden formarse relaciones exactas de los que en su propio beneficio faltaron así a los más elementales deberes par- a con sus alumnos, los padres de sus alumnos, y el Estado. Explotando los sentimientos generosos de la juventud, empujábanla bajo pretexto de deberes cívicos, a preparar el ambiente que ha- bía de favorecer a la revolución, qué una v, ez triunfante, les favorecería a ellcK Ni la revolución ni Jos catedráticos que fueron mercenarios suvo Dudieron prever que, averiguada, la superchería, profesores y alumnos habían de formar cuerpo contra- una v otros. Los modos son lo de- menos. El heel o vivo es que hoy en Francia están a, un lado- el ministro masón que se encaramó al ministo- rio de Educación nacional y la prensa socialista injuriadora villana de los estudiantes que se creen pon derecho a mantener una posición patriótica dentro de las aulas, y de otro éstos en íntima unión con el Claustro. La revolución que los quiso sediciosos cuando aspiraba a su triunfo, les llena de denuestos cuando defienden su propia dignidad, en materia exclusivamente profesional. ¡Algún bien había de sacarse de la ODresión revolucionaria! VÍCTOR PRADERA Oviedo, 193

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