ABC MADRID 13-02-1936 página 10

Fisonomía de la semana teatral, por Ugalde. EN EL PASO A NIVEL E L PEATÓN CURIOSO. ¿Qué hacen ustedes aquí con la cadena echada? UNO DE LA FARÁNDULA. -Pues esperar a que pase el tren de las elecciones para seguir adelante con los estrenos. ber lanzado por el mundo sus teorías, enseñanzas e interpretaciones Gordo Graig, al que sigue e imita Jessner. Todo por el actor V a mayor gloria del autor, puede ser su lema. Lo esencial, es el actor. Elemento básico. Si hay buenos actores habrá buen teatro. El actor- -ha dicho- -con exposición de su persona es quien da la batalla por el teatro. O la gana, o muere sobre las tablas. Si apenas daba importancia al decorado, en cambio la luz era para él elemento principal. (Al revés que Piscator, que estimaba como cosa secundaria el texto y lo principal el producir un espectáculo, con complicada tnisse en seéne... r La luz era el subrayado del estado psicológico de los personajes, y según Jessner, era cosa de atender con esmero, despreciando la luz de baterías y candilejas y sustituyéndola por focos y haces luminosos estratégicamente situados para lograr efectos y claroscuros espectaculares. Luz, cortinas y escaleras. Nada más. Y sobre éstos, y ante estos elementos, los actores, moviéndose dentro de un ritmo ajustado a las normas simbólicas; nada de naturalismo. Todo. debía ser sugerido, expresado con matización esmeradamente ensayada, Piscator, Jessner y Max Reinhardt, dentro del movimiento reaovacionario, se pro- nunciaron por diferentes estilos y practica- tumbrado a ver en aquel teatro todo lo conron distintas teorías. Piscator sumaba ele- trario, antes de la revolución, y aunque estas mentos. Jessner restaba. Reinhardt escogía teorías tenían el antecedente de Gordon indistintamente Jo sintético o lo complicado Graig y el prestigio de la escala de este a tono con la índole de la obra que tenía gran reaisseur, algunas de sus realizaciones que montar. fueron fuertemente combatidas y censuradas. Jessner llegó en lo sintético a términos inJessner también modificó el modo y masuperables. En Guillermo Tell, por ejemplo, neras de actuar los comediantes. Para el, el acto del desfiladero, lo resolvió con una todo movimiento y actitud natural era desenorme escalinata que acababa en un forillo preciable. Nada de verismo. Los personajes negro arriba al fondo. En Ricardo III hizo habían de ser interpertados con cierto- enotra atrevida realización, y en El Marqués tido irreal. Habían de agruparse con un senKeith de Wedekind, todo el mobiliario se tido eminentemente plástico; con el cuidado reducía a unos biombos por los que entra- y esmero que un pintor, por ejemplo, debe ban y salían los personajes, ante la estupe- componer un cuadro. facción del público que no acababa de comEl actor, ágil, vivo y nervioso como exiprender todo el simbolismo. gí Jessner, debía romper con lo tradicioAcuciado, ppr ejemplo, del mismo afán re- nal, y le sometía a largos y pesados ensanovacionano que- Ántoine, llevó al teatro otro yos. No todos le comprendían. Ni soportaban estilo. Y así como el gran actor y director aquella férrea disciplina. Per eso en todo el francés llevó una vez los muebles de su tiempo que duró su dirección no consiguió casa a su teatro, trasportados por él mismo tener una compañía mucho tiempo unida. a lnxvés de la? calles de París para montar Ahora, que tuvo algunos aciertos indubitala escena con propiedad, Jessner no quería bles y su arte fue bien interpietado por acque ningún elemento naturalista, nada que tores de la fama y prestigio de Alberto Basfuese verdad, invadiese la escena imbuido serman y Kortner, a los que debió n is tle de un poderoso ímpetu de desnaturalización una ez el éxito y el que un ccánda ó be del escenario convirtiera luego en un aplauso c; uado... Se comprenderá que estas teorías tenían que chocar fuertemente en un público acosE. ESTEVEZ- ORTEGA