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ABC MADRID 29-01-1936 página 7
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ABC MADRID 29-01-1936 página 7

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página7
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taxis del Sacramento. Suena la sagrada fórmula. Don Juan se yergue y- -gravedad y ternura- -se acerca, poco a poco, a su augusto padre. Hay un cálido, mudo y breve signo de asentí- miento paternal. En la mano derecha de don Alfonso queda- -estremecida y silenciosa- -la gratitud filial de un beso. Entonces, a ia pregunta s a c e r d o t a l responde una voz viril, en castellano: -Sí; quiero. Repite su eminencia la demanda, y la novia repite- -Arcades am bo- -el gesto y la respuesta en romance limpio, con acento y sombra de olivares bélicos: -Sí; quiero. Todos se signan reverentes. El anillo, el velp que borra la soltería. Por el ambiente miguelangelesco de la iglesia, los violines- -rubio y sangre- -hacen volar, como golondrinas, unas notas dormidas en el arpa de España. La melódica glosa de la orquesta sigue el divino sacrificio de la misa. La ceremonia cierra su Se oye un compás de la con la togada dignidad de compuso Bossuet para el Don Alfonso XIII v doña Marta de las Mercedes, al llegar a la iglesia de Santa Maria de los Ameles, donde se celebró la boda. estrofa de pactos. Marcha de Italia, aquel discurso guo Delfín. pardo de Castilla la Vieja, la plateada pompa de los charros salmantinos, gallegos de montera compostelana, verde de lluvia. En tanto, los desposados van a ver al Papa. Su Santidad les ofrece preciosos dones. Concluida la audiencia pontificia, se arrodillan ante la tumba del Apóstol. Les vi cruzar la plaza de San Pedro. Con su voz de liturgia y de romance, las. campanas de Roma quedan cantando. 1 La salida Brillante aspecto de uiio de tos salones del Grand Hotel, de Roma, mientras se celebraba el banquete organizado por los españoles que asistieron a la boda de D, Juan de Borbón y doña María de las Mercedes Príncipes, extranjeros. Uniformes. Ecos de caracolas y cruzadas. El Gran Maestre de la Orden de Malta, que ilustró y sirvió el más bravo capitán de nuestra estirpe: Alonso de Contrera A éí, que era puebfj por su origen y príncipe por sus servicios y sus gustos, ¡cómo le hubiera gustado volver a estar aquí! Y a Lope de Vega, que le arrebató a brazadas a su musa versos felices para hacerlos llover so bre un cortejo principesco. Y a D, Pedro Calderón de. la Barca. Y a Miguel de Cervantes, que puso el oro otoñal de su crepúsculo y el rayo último de su esperanza y de su genio en un libro que carta el amor de un príncipe navegante. El pueblo romano mira y remira todavía, una vez más a los príncipes y al pueblo. Quiere decir a las parejas vestidas con los trajes antiguos, de las comarcas españolas bátameos de faja, lagarteranos, el negro y EUGENIOVMONTES Sí, quiero Asistido de diáconos y subdiáconos, el arzobispo de Florencia se reviste de capa, pluvial, y, lentamente, despliega la ordenada sin- Terminada la ceremonia, los desposados salen de la iglesia. (Fotos Prensa Españolad

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