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ABC MADRID 14-01-1936 página 52
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ABC MADRID 14-01-1936 página 52

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página52
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Veinticinco minutos del primer tiempo. Vilanova se pasa el balón de un borceguí al otro, por encima de Pacheco- -que sale sin oportunidad- -y deposita el huevo, tranquilamente, casi acompañado de up madrigal, en la red del Athletic. Es el primero del Valencia. Cuarenta y dos minutos del segundo tiempo. Peñita surte de cuero a su ataque, en un pase largo hacia el marco de Cano. Arencibia se deja rozar el flequillo con el balón, desvía éste ligeramente y en la jaula del Valencia aparece el ruiseñor. Es el primero del Athletic. Doce minutos del segundo tiemp o. Centra Domenech y el otro extremo. Arín (descubramos un secreto: se llama Maguregui) remata de cabeza. Segundo goal del Valencia. Veinticinco minutos del segundo tiempo. Gracias a Cano que, en un salto magnífico se deja atrás el esférico, y gracias también a Estomba, que profundiza el error délgoalkceper del Valencia, el Athletic Madrid consigue el segundo tanto. Y a continuación, cuando faltan veinte minutos, empieza el partido genuino y algunas gargantas deciden abandonar la molicie... El famoso Iturralde no tuvo su día. Si no le hubiéramos visto en arbitrajes magníficos, sospecharíamos que es un cazo. Otra tarde será probablemente... M. Alineaciones: Valencia (los forasteros primero) Cano; Melenchcn y Villagrá; Petreñas, Iturraspe, Bertolí; Domenech (la h no se pronuncia) Guijarro, Vilanova, Goiburu y Arín (señor Maguregui) Athletic de Madrid (lo que quedaba de él) Pacheco; Mesa y Alejandro; Marculeta (lo que queda de) Ipiña y Peñita; Marín, Buiría, Arencibia, Estomba y Lazcano (lo mejor de lo que queda) LOS ONCE EN LA PUERTA DORADA El doctor García Salazar, que presenció en Bilbao el partido Athleíic- Madrid, ha confirmado que el equipo nacional que representará a España en su partido con Austria del 19 del actual, será el que sigue: Eizaguirre; Ciríaco, Quincoces; Pedro Regueiro, García, Ipiñ a Ventolrá, Luis Regueiro, Lángara, Iraragorri y Emilín. Suplentes: Urqueaga, Zabalo, Bienzobas, Gorostiza, Herrerita y Campanal. do en la empresa el empeño decidido de triunfar, de impedir, cuando menos, que triunfara quien no había hecho méritos para ello. Me decepcionó mucho el Madrid. Yo no vi a su gran línea delantera, en la que creo, porque juega un fútbol de mucha calidad, indudablemente. Pues esa línea pasó desapercibida como tal. Y, lo que es peor, pasaron desapercibidas también sus individualidades. Acaso alguna cosita de Luis Regueiro. O un detalle de Sañudo, como aquel momento, en los últimos minutos, en que pudo salir de sus pies el goal del empate... y que Sañudo tiró muy mal fuera. El Madrid, en mejores condiciones para rendir como equipo lo que no podía rendir el Athletic en el segundo tiempo, ppr las causas apuntadas, debió mirar el ejemplo elocuente d. e los rojiblancos, que, maltrecho su equipo, tenían afanes de superación que no se dieron en el Madrid. Hubiera sido injusto otro cualquier resultado. Por juego, bien tenía el AtMetic el goal a su favor, marcado en el primer tiempo, de mejor calidad. Por entusiasmo, bien estaba la defensa que de su ventaja hicieron los bilbaínos en la segunda parte. El Madrid no tiró a goal. En cambio, el Athletic, en el primer tiempo, hizo intervenir con frecuencia a Alberty, a veces en trances angustiosos. Con desaparecer la línea delantera rojiblanca en el segundo tiempo hubo más peligro para Alberty que para Blasco. A éste le defendieron con toda energía sus compañeros, impidiendo que el Madrid tirase al marco. A aquél le defendió en una ocasión el ángulo, donde s estrelló un tiro de Gorostiza. Si alguien mereció marcar en el segundo tiempo, ese fue el Athletic. De ningún modo el Madrid. No es esto la negación de una clase excepcional. Que la tiene el Madrid, y sería ridículo regateársela. Pero en San Mames, frente a ua equipo desquiciado, el Madrid no hizo absolutamente nada digno de mención. Cuando tuvo un enemigo en forma, tampoco. Bajo la mirada vigilante de García Salazar, se desenvolvían tres jugadores. Iraragorri, Muguerza y Lecue. Al ver cómo jugaDa el chato, en un primer tiempo en el que hizo varias cosas de excepción, como el avance que valió el ejoal del triunfo, por ejemplo, el papel de Lecue quedaba relegado a un segundo plano. Pero Muguerza, iba jugando más y más. como queriendo hacer ver al doctor de Vitoria que también él tiene clase para poder vestir una vez más la camiseta roja de la furia española. Y cuando mejor jugaba, destacando netamente sobre sus compañeros, Sañudo puso fuera de combate a Muguerza. Fue una verdadera pena. Por todo. Principílmeiite poroae allí se acabó la parte bonita, espectacular del partido, nivelado, a pesar de la ma- Athletic, j Madrid, o Bilbao 12. Sij el Madrid hubiera sido ese formidable equipo del que nos habían hablado tanto, a estas horas el Madrid sería leader de la clasificación. Pero, lejos de ello, el Madrid nos dio una sensación que está muy lejos de justificar tanto optimismo como se respiraba en el ambiente que envolvía al partido cumbre de la jornada. No. No fue el Madrid un equipo temible. No dio en ningún instante, en ninguno, muestras de superioridad sobre el Athletic, a quien difícilmente volverá a encontrar en mejores circunstancias para vencerle. Ni cuando el Athletic, mediado el segundo tiempo, a la baja sensible de Muguerza, que no hacía sino ocupar un lugar en la delantera, vino a sumarse la inutilidad de Bata, que pasó también al otro extremo, quedando de hecho inexistente el ataque del Athletic. La moral de un equipo debe de resentirse mucho ante tanta adversidad. Pues no parecía sino que era el Madrid el que estaba lesionado. Yo creo que. en efecto, lo estaba. Porque, ¿a cuándo espera para ganar al Athletic? Mejor no se las ponían a ninguno de los Felipes. Pues ni así jug- ó el Madrid. Si en el primer tiempo hizo mejor fútbol el Athletic, cuando contaba con un punto de apoyo excelente, Muguerza, después, rota su alineación, con Roberto de medio centro, Muguerza y Bata de extremos. Gorostiza de delantero centro, Iraragorri de tercer back, en fin, un verdadero galimatías, el Madrid no sacó provecho alguno de la desventaja en que, bajó el punto de vista de niego, se encontraba el Athletic, porque éste echó mano de un supremo recurso. Su entusiasmo, se desbordaba a medida que iban sumándose calamidades. Como no había forma de desarrollar un fútbol a base d; las reglas clásicas había que jugar como dictara el corazón. Foni n- yor pegajosidad del Athletic, aun con la incertidumbre del resultado. De jugar a ganar, tu o que irse a mantener el goal de ventaja. El Madrid sufrió no poco con ello. Porque el Athletic, reforzó la defensa, y abandonó casi por completo el ataque, sobre todo al encontrarse con dos extremos lesionados. El camino resultaba más espinoso para los madrileños, puesto que los rojiblancos iban más que a otra cosa a destruir. A destruir porque no podían crear. Se malogró, con la lesión de Muguerza, un gran partido. Se malogró para el Madrid la ocasión ele demostrarnos su juego brillantísimo, exhibido otras veces sobre el campo fatídico de Bilbao, perjudicándole de forma evidente, -a que al cambiar los leones de táctica, quedó totalmente eclipsado, aumentando aun más la decepción. Nada dice su dominio, sobre un cuadro en desventaja numérica. Se apuntó el Athletic el goal del triunfo a los veintitrés minutos del primer tiempo. Tuvo una magistral iniciación en Iraragorri, que no encontraba enemigo en ese tiempo, por sus portentosas facultades y su exacta visión del juego. Pasó a Gorostiza, centrando éste. Alberty intervino despejando corto, mientras los leones se le echaban encima. Hubo un cabezazo de El ices, pero fue Gerardo Bilbao, poco afortunado mientras jugó de delantero, quien empujó el baíón hasta la red. Antes y después del goal, Alberty defendió su marco con acierto, de las embestidas de los bilbaínos. Por el otro lado habría que recordar un shot de Luis Regueiro, rematando un bu; n pase de Leoncito. La pelota salió fuera muy cerquita de los palos. El mismo Luis remató otra jugada de cabeza, parando Blasco. En un castigo contra el Athletic Sañudo, de un cabezazo, mandó el balón fuera. Fueron estas las veces que en total puede decirse que tiró el Madrid a goal. Se prodigaron más los athléticos, como queda dicho. De ello puede dar fe Alberty. En el segundo tiempo se jugó por el Athletic como podía jugarse. Y por 1 Madrid, como no debía jugarse. En todo instante se mantuvo el interés, por la situación en que aparecía colocado el Athletic, pues la ventaja de un goal es poca ventaja cuando iuega un Madrid. Aunque no juegue bien. Luis Regueiro, Lecue, Sañudo, pueden disparar un pistoletazo que se transforme en goal. Así, como el Madrid ejercía cierto dominio, y se presentía un mal final para el Athletic, que hubiera sido injustísimo, se pasó este segundo tiempo pobre- en calidad de fútbol, en el que el Athletic derrochó mucho entusiasmo. Por juego en una parte y entusiasmo en otra, ganó el Athletic un partido que se le puso muy mal sobre el terreno. Porque sobre el papel ya lo tenía perdido. Ya sólo queda quita: se un gran peso de encima. Que Vilalta hizo un mal arbitraje; que le dijeron cuatro cosas, que era lo menos que podían decirle los hinchas. De alguna forma tenían que desahogarse Los equipos se alinearon así: Athletic: Blasco; Zabala, Oceja; Zubieta, Muguerza. Roberto; Gorostiza, Iraragorri, Bata, Gerardo, Elices. Madrid: Alberty; Ciriaco, Quincoces P. Regueiro, Bonet, Souto; León, Luis Regueiro, Sañudo, Lecue y Emilín. La entrada la mejor de la temporada. ASÍALA Impresiones de nuestro enviado especiali En fútbol, como en política, los chicos de la Prensa tienen casi siempre la culpa Tele los mayores males que se producen. Para os aficionados bilbaínos, y hasta para los mismos compañeros de la capital vasca, no ha-

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