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ABC MADRID 12-01-1936 página 3
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ABC MADRID 12-01-1936 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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NUMEROEXTRAORD 1 NAR 1O 25 CENTS. AÑO T R 1 G E S 1 MOSEGUNDO y k ABC DE NUMEROEXTRAOR. DINARIO 25 CENTS. AÑO T R 1 G E S 1- MOSEGUNDO EL FANTASMA HAMLET to de lograr que yo viese aparecer la sombra de Hamlet y de su pobre padre asesinado. Fue cuando al extremo cíe una gran sala descubrí una ventana en el ángulo, y al asomarme a sus cristales, exclame: Acaso no sería este el sitio desde donde Hamlet veía aparecer el fantasma de su padre? ¿No sería esa misma la explanada de la aparición? Al pie de la ventana, en efecto, se extendía una vieja batería con algunos arqueológicos cañones apuntando inútilmente al mar. Era un paraje desolado, propio para cual. quiera fantasía. Lo cierto es que yo lance mi exclamación con cierto aire de broma. ¿Será esta la explanada de Hamlet? Y el buen ordenanza que iba a mi lado, tal como si repentinamente le hubieran dotado del don de idiomas asintió con un Resto de la cabeza. Ya. Esplanaden. Hamlet Y señaló con la mano la desierta batería. Desde aquel instante ya no había más que hacer sino dejar que la imaginación obrase libremente. Pegué la frente al cristal de la ventana y me puse a viajar por el mundo sin cortapisa del ensueño. Puesto que el tácito empleado confirmaba mis sospechas, nádame impedía evocar y contemplar, yo también, la. s sombras que en aquella atmósfera fatal de la explanada estaban aguardando la oportuna conjuración. ¡Angeles del cielo, potencias misericordiosas, protegedme! Benigno genio o infernal demonio, sea que exhales los perfumes CASTILLO DE KROMBORG. EXPLANADA DE LOS ESPECTROS E asomo al cristal de la ventana, veo un cielo invernizo y una niebla difusa, por las calles, y la imaginación me lleva instantáneamente, ¿a dónde? muy lejos, allá a la desembocadura del estrecho del Sund. Allá estará ahora el castillo de Krómborg, con sus torres afiladas, con se explanada sobre el borde de las olas, y toda la fantasía literaria que el genio de Shakespeare esparció en aquel memorable contorno. Era una dulce tarde de abril cuando yo visité la patria del principe Hamlet; una tibia luz sonreía en los céspedes y abrillantaba con delicados tonos las cobrizas caperuzas de las torres. Ahora el invierno envolverá el castillo en un ambiente de t vago misterio, y le hará recobrar su legítima fisonomía soñadora; es cuando se admitirá, como un fenómeno sencillo, que los espectros salgan a pasear por los bastiones y las plataformas, y que el principe melancólico, el más alucinado de los espectros, recite todas aquellas palabras que le han hecho inmortal. La ciudad de Helsingor es hoy un sitio alegre y animado, con su hermoso puerto y sus calles comerciales. Pero antiguamente debió de ser un buen nido de piratas normandos, gracias a su posición estratégica al extremo del Sund. Y quien poseyera el dominio del castillo de Krómborg, ese podía ufanarse de poder imponer condiciones a cuantos buques cruzasen el estrecho. Aunque el día abrileño era singularmente claro y dulce, mientras recorría los fosos y las estancias del castillo yo me dejaba ilusionar por la sugestión del recuerdo literario y terminaba por investir al sitio de un verdadero aire de tragedia. La soledad me ayudaba ennii traba i o de ficción. Los dos Jóvenes diplomáticos que desde Copenhague M OTHO ASPECTO DEL CASTILLO DE KROMBORG, EN HEtSINGOR, ESCENARIO DEL DRAMA DE HAMLET me habían facilitado amablemente la excursión examinaban los muebles, armas y tapices antiguos que con propósito de museo decoraban los salones, y el aburrido empleado se limitaba a abrir las puertas y guiarnos en silencio, como el. hombre tácito que hace todos los alas la misma cosa. Y este hom, Lre, sin embargo, tuvo el irresponsable acier- del cielo o las emanaciones del averno, que tus intenciones sean siniestras o caritativas, te me apareces bajo una forma tan amada que quiero hablarte. Señor, padre mío, Rey de Dinamarca; roh! respóndeme; no me dejes en la ignorancia, muriendo de esta emoción que me angustia 1 Una sombra interpelaba a otra sombra, y yo hacía

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