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ABC MADRID 28-12-1935 página 6
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ABC MADRID 28-12-1935 página 6

  • EdiciónABC, MADRID
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Informaciones y reportajes los larnpoü tle Ispaña: el pantano tfel Vatf teredo leitmotiv de toda esta región; la ermita de los Enebrales conserva siempre sus p u e r t a s abiertas, y aquel que osare cerrarlas, morirá al poco tie. npo o le ocurrirá una gran desgracia. E n efecto, poco después tenemos ocasión de observar p o r nosotros mismos que las puertas permanecen abiertas. No sabemos si realmente el temor a la desgracia será lo que las mantei- a sin cerrar, per? lo cierto es que la Virgen del Enebro, que allí se venera, está sin custodia. No la necesita, porque se halla b i e n respaldada por la fe despierta y vigilante de honrados lugareños. Pasamos por valles y bairancos que después han de lamer o cubrir las aguas del pantano. S o b r e un montículo, en el centro de un valle, el caserío nacido al compás de lps trabajos de construcción. Blancas casi- Una vista de los edificios auxiliares del pantano. Mis atañes por la hidráulica española, compartidos y estinuiVos por familiares y amigos, labiadores todos y amantes de la tierra y sus pioblemas, nos llevaron en una mañana límpida y clara de otoño a viajar las obras de construcción del pantano del Vado, guiándonos, aparte aquellos estímulos poderosos, el deseo de contemplar de cerca los lugares en que se asentará el pantano, y el a ancc de sus trabajos Lugares pintorescos Hasta Guadalajara marchamos por vías amplias v transitadas, eme nos recuerdan el bullicio y dinamismo del siglo que corremos, época del maqumismo y la velocidad. Pero a medida que nos alejamos de aquel punto, avanzando por la carretera de Humanes y Tamaion, parece que nos vamos adentrando en épcca pietéritas, como si el camino, a la par que al corazón de la montaña, nos condujera al ambiente de tiempos remotos, en que no existía el vértigo de la vicia agitada v febul da los instantes actuales. A medida que vamos ascendiendo hac a la sierra, la vida del campo va recobrando la calma y el sosiego; aquella paz que fue inmoitalizada en los versos del eximio poeta fray Luis de León, de todos sobradamente conocidos. Cruzamos por pueblos de aspecto terroso, que se confunden con el colorido roiizo de sus campos. La chiquillería de todo- ellos corretea por sus callejas, observándonos con entrometida curiosidad si nos detenemos un instante. Hay mujeres sentadas en las clásicas solanas. El buen cura de uno de aquellos caseríos pasea lentamente por el camino, breviario en mano. Desde el coche contemplamos humildes labriegos caminando a la vera de diligentes borriquillos, v, delante, el perrazo, agresivo y trotón. Yuntas de muías trabajan la tierra conducidas por bronceados gañanes. El paisaje se torna agreste, aumentando a la nar en grandiosidad y silencio. El pico del Oce- Aspecto de las obras en la presa. jón crece y crece en sus proporciones, destacando más y más su silueta desafiadora. Al fondo, recortándose azuladas, divisamos las cresterías del Guadarrama, Siete Picos, v, más cerca, la denominada en estos lugares peña de la Mujer Muerta. El horizonte por doquier, se esfuma entre neblinas, cerrado por montañas. Nos detenemos i ¡i instante en el último puebleciHo que hemos de cruzar en nuestra excurs- ón: Tamaión. Durante la bieve parada tenemos ocasión de recoger una bella levenda que circula por él y que después hemos de oír durante todo el día como reitas destacando aún irás su albura inmaculada soLie el fondo negro de los montes, formados por rocas pizarrosas y en los cn: les los rayos del sol rebrillan como sobre superficies charoladas. Laborato io, oficinas, talleres, instalaciones, albergues, todo pulcro, bien atendido y organizado, dando una sensación de progreso y trabajo, que nos hace pensar con 01 güilo: Tamb én esto es España, que no todo había de ser pandereta, ni, como recientemente, furia destructora y salvaje. Todo lo virtamos y recorremos, acompañados e informados, con exquisita ama-

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