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ABC MADRID 18-09-1935 página 60
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ABC MADRID 18-09-1935 página 60

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página60
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Continuación de la novela Versión castellana de H. 3i ner de los Ríos En cuánto s le perdió e! respeto, no quedó nada de los cui- -Tú o duermes, zeñó, preguntó Madú en voz baja. ¿Tú dados y atenciones de que habían colmado al negrito. Cada cual querer hablar todavía conmigo? le echaba la culpa de una decepción personal y del mal humor- ¡Oh, sí, si quiero! respondió Jack... Pero es menester de todos. Primero fue un simple pensionista, igual a Jos demás que no hablemos más de ese picaro tambor de guerra... Me ha hasta en el más pequeño botón del uniforme, regañado, cas- dado mucho miedo. tigado, corregido, durmiendo en el dormitorio 1, cometido al reEl negro sonrió, y Juego, con el tono propio de un niño: glamento común. -No, no, zeñó... Madú no hablar más... Ahora hablar tú... T El niño no comprendía la razón de todo aquello, trataba en ¿Cómo te llamas? vano de ser amable, de hacer aquellas muecas que antes pare- -Jack... con k... Mamá se cuida mucho de escribirlo así. cían adorables y que ahora tropezaban contra una frialdad ex- ¿Es titty rica tu mamá? traña. -Sí, e rica... ¡ya lo creo! dijo Jack, que no sentía darse Peor fue cuando, después de pasar algunos trimestres, Mo- tono a su vez con el heredero de un rey... Tenemos coche, muy ronval, que no recibía dinero, empezó a creer que Madú era buena casa en el boulevard, caballos criados, y todo... Y adeuna boca inútil. Del estado de pensionista se le hizo pasar más, ya verás, ¡cuando mamá venga a verme, qué guapa es! al de subalterno. Como había despedido al criado por econom a, En a calle todo el mundo la mira... Tiene trajes muy bueMadú lo reemplazó, no sin protesta. La primera vez que le nos, joyas muy. ricas... Buen Amigo tiene razón en darle pusieron una escoba en la mano, diciéndole cómo- debía de usar- gusto en todo y no negarle nada. Cuando mamá quiso venir a la, se negó a ello obstinadamente. Pero el señor Moronval te- París, él nos trajo... Antes estábamos en Tours... ¡un pueblo nía unos argumentos irresistibles, y después de una vigorosa muy bonito! Vivíamos cerca del Mail, y muchas veces íbamos a pasearnos por la calle Real, donde hay muy buenos pastepaliza, el niño se resignó. les, -y muchos oficiales vestían con uniformes muy bonitos... Además, prefería barrer a que lo enseñaran a leer. El reyecito, pues, barrió y fregó con un ardimiento y una ¡Ah! ¡Cuínto me divertía! En orimer lugar, todos los se constancia singulares, y de ello era fácil convencerse viendo ñores me mimaban, me besaban. Tenía papá Carlos, papá León; lo reluciente que estaba el salón de Moronval. Pero esto no papas de broma, ¿sabes? porque mi padre ha muerto hace muendulzó el feroz carácter del mulato, que no podía, perdonar- cho tiempo, y no lo he conocido... Al principio de estar en París, me un poco de no male todas las decepciones de las cuales era causa involuntaria. má me aburría tanto, me mimaver árboles ni el campo; pero Me quiere tanto, que me he Por más que Madú se aplicaba a hacer relucjn y a dar al han vestido a la inglesa, que es lo de más moda, consolado. y vetusto edificio cierto barniz de limpieza; ¡por más (que miraba el pelo todos los días para llevarme al Bosque deme rizaban a su amo con ojos cariñosos, con la miedosa humildad de un la orilla del lago... Luego, mi buen amigo dijo que Boloña, a perro sumiso, no obtenía generalmente más que golpes por toda dería nunca nada, que era necesario ponerme en el no aprencolegio, y recompensa. ¡Jamás contento! ¡Jamás contento! decía el negrito mamá me llevó a Vaugirard, al colegio de los Padres. Aquí Jack se detuvo. con expresión desesperada. Aquella confesión que iba a hacer, de que los jesuítas no Y el cielo de París se volvía para él más negro, la lluvia habían querido recibirlo, lastimaba su amor propio; a pesar de irías continua, la nieve más abundante y más fría. la de la ignorancia de la edad, comprendía que te ¡Oh, Kerilja, tía Kerika, tan cariñosa y tan buena! ¿Dón- nía candidez, humillante para su madre y para él. Y después, algo de de estás? ¡Ven a ver lo que hacen con el Rey: con qué dureza aquel relato que liabía comenzado a hacer aturdidamente, lo lo tratan, qué mal lo alimentan, cómo lo visten de andrajos, llevaba a la única preocupación seria que había tenido en su sin compasión alguna para su aterido cuerpo! ¡Ahora ya no qué no habían admitido? ¿Por qué aquellas tiene más que un traje limpio, y- es su librea, casaca encar- vida... ¿Por su madre lo aquel ¡Pobre niño! tan compasivo y nada, cheleco a rayas y gorra galoneada! ¡Ahora, cuando lágrimas de acompaña al amo, no va a su lado como su igual, sino diez del Director? -Oye, señó, dijo el negro de pronto... ¿Qué es eso de pasos detrás de él! Y no es eso lo j eor. Desde la antesala pasa a la cocina, y 1 de la cocina, después una cocota? ¿Una cocota? contestó Jack un poco asombrado... Yo no de haber puesto a prueba su honradez, su 1 ingenuidad, lo mandan al mercado de Chaillot con una gran cesta, a la compra sé... Una cocota será una polla. -Es porque el Padre del palo decía a señora Moronval que ¡Y ahí tenéis a lo que ha venido a parar el último descendiente del omnipotente Tocodonu, fundador de la dinastía daiho- tu mamá era una cocotte- ¡Vaya una ocurrencia! ¡Mamá una cocota! Habrás meyana! ¡A ir a regatear los víveres para el Gimnasio Moronval 1... Dos veces por semana se le- ve subir la calle de oído mal. ¡Mamá una cocota! A la idea de que su madre era una polla con plumas, con Chaillot, pegado a las paredes de las casas, flaco, enfermizo, tiritón, porque ahora tiene frío, siempre frío, y nada para ca- alas, con patas, se echó a reír con todas sus fuerzas, y Madú lentarse, ni los ejercicios violentos, a los cuaies le condenan, también lo imitó, sin saber por qué. Aquella alegría disipó muy pronto la impresión siniestra ni los golpes, ni la vergüenza de que lo hayan convertido en criado, ni siquiera su odio contra el Padre del palo, que es de las historias de poco antes, y los dos pobrecillos abandonados, después de haberse confiado uno a otro su historia, se durcomo llama a Moronval. mieron profundamente, con la boca entreabierta, aún llena de Y, sin embargo, ese odio es vigoroso. ¡Ah! ¡Si Madú llegase a ser Rey! Su corazón latía ds risa, que la respiración regular del sueño trocó bien pr, onto rabia al pensarlo; y es cosa de oiríe confiando a jack sus pro- en mil notitas, alegremente confusas. yectos de venganza: VI- -Cuando Madú volver Dahomey, escribir una cartita al Padre del palo; hacerlo ir a Dahomey y cortarle allí la cabeza; UNA REUNIÓN LITERARIA EN EL GIMNASIO MORONVAL. luego, con su pellejo hacer un gran tambor de guerra para pelear contra los achanfis... ¡Zim! ¡bum! ¡burn! ¡2i m! ¡bum Los niños son como los hombres; no les sirve la expe ¡bum! riencia ajena. Jack veía brillar en la oscuridad, menos densa a cansa Jack h bía quedado aterrado al oír la historia de Madúdel reflejo de la nieve, dos ojillos de tigre, ¡mientras el negro Ghezo, pero la conservó en la memoria aminorada, descolorigolpeaba sordamente con la mano en el borde de la cama, para da, como el recuerdo de una horrible tempestad, de una bataimitar el redoble del tambor. El hijo de la Barancy estaba ate- lla sangrienta, vista en un diorama. rrado; así es que la conversación quedó cortada durante alguLos primeros meses de su permanencia en el colegio, fuenos minutos. Tatpado con las sábanas, con la cabeza llena de lo ron tan buenos; todo el mundo se mostró tan afectuoso, tan que acababa de oír el nuevo, creía ver pasar relumbrones de amigable para él, que se le olvidó que las desdichas de Madú sable y contenía la respiración. habían tenido un comienzo tan brillante como aquél. En las comidas, ocupaba el sitio de preferencia al lado de Madú, a quien su propio relato había excitado, hubiese querido seguir hablando; pero creía que su compañero estaba dor- Moronval; beb a vino, tomaba postres, mientras que los otros mido. Al fin, Jack dio uno de esos prolongados suspiros, que muchachos, en cuanto aparecían las frutas y los dulces, se leparecen salir de esas inmensidades qr. e se recorren, soñando, vantaban de la mesa bruscamente, como indignados, y tenían en üii momento y de la profundidad de una pesadilla. (Continuará. 14-

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