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ABC MADRID 27-06-1935 página 17
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ABC MADRID 27-06-1935 página 17

  • EdiciónABC, MADRID
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mundo de delitos- -de no haberse decidido admirativo por la llamada era victo- rana. a que desembarcara en Córcega, en serio, Se tachaba ai biógrafo. de parcialidad manialgo más que coleccionistas de autógrafos y fiesta, de empequeñecer y difamar a las leviejas sajonas decididas a temblar de. curio- gítimas glorias de Inglaterra, de. sacrificarlo sidad y de dicha ante el hombre primitivo. todo al comentario ingenioso y al interés narrativo. Algo. de cierto hay en dichas afirma. Los modernos elementos de combate ha- ciones, aunque ellas revelan los defectos de cen que el asesino sea cada vez más peli- sus mismas cualidades; su escepticismo, su groso y cada vez más activo. La civiliza- fría observación al juzgar a los hombres. ción le ha dado velocidad, ametralladoras y Por ese motivo las nuevas generaciones creMANUEL BUENO máquinas infernales. Y le ha dado algo yeron hallar en Lytton Strachey a un demucho peor: mil teorías de irresponsabili- moledor de los falsos prestigios del pasado. dad y de impunismo. Pero esto también constituye una notoria El pistolero vive casi seguro. Alguien que- exageración, debida a sus muchos. imitadores dó aterrado un día pensando en lo que ocu- que, dentro y fuera de Inglaterra, han esrriría si a un hombre le instalaran en su burla- burlando, biografías La ejecución del. último bandido de Cór- casa un timbre eléctrico, oprimiendo el cual crito, tendencias a la caricatura y históricas con aires de cega, Spada, cuya cabeza acaba de caer al quedara fulminado el habitante de la tierra pedante superioridad. cesto de la Viuda -también conocida por que escogiese como víctima; y así un día y la guillotina- es el punto final que pone otro día... Si no creemos demasiado en. la Hoy nada tengo que rectificar de este Francia a todas las historias corsas de necesidad de que sea un timbre eléctrico breve juicio crítico de hace seis años y forajidos románticos precisamente el elemento, imprescindible poco más tendría que añadir acerca de su El maquis- -la manigua- -de aquella isla para, estos menesteres expeditivos, tendre- obra, porque la celebridad de Lytton Strafue durante siglos el. refugio de todos los mos que reconocer que hay gentes que han chey se debe a estos dos libros exclusivaasesinos de gendarmes y de novias ecléc- alcanzado ya este gracioso anhelo de la mente. El. haber escrito también Elisabeth ticas. Un mozo cualquiera, con su buen biy Essex no le dio mayor gloria, a pesar Humanidad. gote calabrés y sus buenos rizos de tocador de haber enfocado con cierta originalidad Se asesina casi impunemente. de mandolina, decidía que uno de sus vecila Reina Isabel, Los países que lo toleran presentan su el patético drama depasión amorosa a que nos traspasara ei velo del misterio con la supo sacrificar una sus dimisión de grandes países. ayuda de una libra de plomo. Apuntaba al deberes de Soberana, enviando al cadalso corazón de su enemigo, lo dejaba en la a su rebelde favorito. J. MIQUELARENA horizontal- -los brazos en cruz- y ya no Pero el motivo dé las adjuntas líneas es tenía que hacer otra cosa que subir al moncelebrar. el que al fin puedan leer en espate con una carabina, una. pizarra, y un peñol los lectores esta biografía casi clásidazo de greda. Con el arma, abatía todo lo ca. La editorial La Nave, a la que ya deque le saliera al camino; con lo demás llebemos otras biografías importantes privaba la cuenta cíe los representantes de la morosamente editadas, acaba de publicar la ley que pagaban con la muerte su osadía de traducción castellana de La Reina Victocercarle. ria, por Lytton Strachey. Es un pequeño volumen muy bien impreso, encuadernado Al morir, en 1932, prematuramente, el Más o menos, lo clásico. Los Tempranie ilustrado, que debe figurar en la biblioteca Jlos de Córcega han sido tan famosos o gran escritor inglés Lytton Strachey- -a de todas aquellas personas aficionadas a las más que fueron los nuestros. Se les hacía quien antes había yo dedicado otros artículos obras maestras. Y La Reina Victoria lo- es un clima dé heroísmo y de generosidad, y analizando su importante obra literaria- -esbajo el punto de vista literario, pese á las vivían defendidos por una red de cómpli- cribí entonces en el A B C un comentario rectificaciones y protestas que provocaron ces por simpatía... Spada, por ejemplo, llegó necrológico. Hoy me permito reproducir, de ciertos pasajes y al escándalo que causó el a filmar una película para una Casa ameri- él lo siguiente: espíritu volteriano de su autor. Mas sería cana y a hablar por la radio. Para la colec Puede decirse que su muerte constituye absurdo creer que se trata de un libelo o cionista de autógrafos, la firma de Spada una verdadera pérdida para las letras inglede una de esas biografías novelescas que era tan importante como un buen sello dé sas. En el panorama intelectual europeo era tanto han adulterado el género. Nada de Liberia para el filatélico entusiasta. uno de los primeros biógrafos modernos coFrancia pensó un día que había que aca- mo Ludwig y André Mauróis. Ha muerto eso; la erudición de Lytton Strachey era bar con el bonito cuento de estos tenores apenas pasada la cincuentena, cuando aún po- enorme y no menos penetrante su sagacidad crítica. Lo que sucede es que tenía upa del crimen y envió a Córcega una verda- día esperarse mucho de ese espíritu- en. plena dera expedición de guerra: lo que se quie- madurez, de ese estilo suyo tan original en que marcada inclinación a burlarse de las personas, de ensañarse contra los convencionara en camiones blindados, lo que se quiera la vasta cultura, la fina observación psicolólismos sociales y a no dejarse deslumhrar en bombas y en gases asfixiantes, lo que se gica y el ingenio mordaz hacían de él una por la grandezas humanas. La familiaridadquiera en personal de combate. La fama de personalidad inconfundible. La misma figuun tanto irrespetuosa con que trata a su El Tigre de la Cinarca, el superviviente, ra de Lytton Strachey, con sus barbazas desregio modelo y a los personajes de aquel creció entonces. Sólo con su carabina y su aseadas, sus gafas de concha, su. mirada. petiempo tenía forzosamente- que indignar, a onda de pelo sobre la frente, se defendía netrante, era ya casi tan familiar. al públicuantos creen que las figuras de la Historia contra un Ejército. Se había hecho invisi- co británico como la de Wells o Bernard no han de bajarse efe su elevado pedestal. ble. De vez en cuando caía un combatiente Shaw. Quizá esta, -popularidad ha 3 ra perjuBajo este aspecto es indudable que Lytton regular para que no cupiera duda alguna dicado en parte al célebre autor de La ReiStrachey tiene un cercano parentesco intede que Spada existía. lectual con Thackeray, el inmortal satírico Su cabeza ha rodado como un punto final. na Victoria, entre los cenáculos literarios que le otorgaron su entusiasta homenaje del Libro de los Snobs y de La Feria de Vanidades. Pero no es menos cierto que si cuando la aparición de aquella biografía senLa civilización de un país no podía estar sacional. Porque los mismos que le consagrael biógrafo de la Reina Victoria se muestra á merced de esa estirpe de bandidos de ron se resistían, sin a veces cruel con los, prejuicios puritanos zarzuela, en cuya vida había una realidad talidad tan sutil como duda, á que una mende la soberana, su luto perpetuo de viuda la de Lytton Strachey de crímenes que ensangrentaba el canta- pasara a ser, moneda corriente, patrimonio inconsolable, sus virtudes domésticas y su ble. Mucho mas complicadas y mucho más intelectual del vulgo. Y sin embargo, así fue. austeridad, también llega a comprender que tenebrosas eran las maffias y manos negras aquella mujer tan amante de su pueblo, tan. italianas, e Italia ha 1 terminado con ellas. El éxito de Lytton Strachey al publicar su laboriosa, tan consciente de su prestigio real, obra superó al que suelen alcanzar este géMucho más científicos y mejor armados estan fiel a la tradición, encarnaba el espítán los gángsters y secuestradores norteame- nero de libros. Su Jueen Victoria levantó ritu de la burguesía inglesa del siglo xix. ricanos, y; los Estados Unidos empiezan a una verdadera polvareda, no sólo por la noAsí, pues, La Reina Victoria no es sólo acabar con esa. pigre nada más que por ha- vedad de sus procedimientos, sus admirables una biografía, sino toda Una galería de reretratos y. descripciones y lo que pudiéramos bérselo propuesto sinceramente. tratos inolvidables; la síntesis da un larEl problema del crimen sin castigo, del llamar la interpretación psicológica de la go y glorioso período histórico que. cocrimen defendido casi siempre por una li- Historia, sino por su humorismo intenciomienza en lord Melbourne y en Palmersteratura de fines populares, termina en el nado. Lytton Strachey miraba a aquella épotan, para terminar en la grandeza coloni mundo. Nosotros tenemos el pistolerismo ca y a su real modelo con una mezcla de zadora que empezó Disraeli, cantó Kiviva curiosidad y- -valga la frase- -de irres -palabra que ha logrado ya categoría inpling en sus obras Cham- petuosa simpatía que. por desgracia, hubo berlain, Kitchener y llevaron a cabo El briternacional- al que. se quiere dorar con y Cecil Rhodes. de hacer escuela valiéndole no pocos imitaaire de reivindicación social; el pistolellante epílogo del reinado di Victoria, la. rismo al por mayor de Asturias, por dores. El método, en realidad; ya lo había apoteosis de su jubileo de diamante en empleado en su primer libro Eminent Vicejemplo, y el pistolerismo al detall de todos 1897, en las calles de Londres, reflejan. los días, que es el pie de guerra, la manio- torians, al evocar a ciertas personalidades 1 acaso el máximo resplandor del apogeo- invcomo el cardenal Manning, el doctor Arnold, bra preparatoria de aquéL. Terminaremos perial británico. Y casi pudiera afirmarse con él en cuanto nos lo propongamos sin- la heroica enfermera Florence Nightingale y que de la historia de Inglaterra, heredera ceramente. No hace falta decir cómo, por- el famoso general Gordón, destruyendo leuniversal en nuestro tiempo del Imperio, que decir cómo sería de una graciosa inge- yendas con su pluma satírica. Estos dos úlromano. nuidad. En cualquier caso Francia no hu- timos, retratos, sobre todo, parecieron una t ie tí acabado con Spada- -que era todo un profanación 2, cuanto; observaban un fervor ALVARO ALCALÁ, GALIANQ Toistoi, caracteres de otra categoría espiritual, que comentaremos próximamente. Es posible que también hubiera no poco de aventurero en. el autor de La cartuja de Parma, pero quien se despega áz la serie violentamente es Toistoi. ¿Por qué aparecen juntos en un libro que aspira a tener una cierta unidad interna, aun conteniendo temas tan distintos; EL ULTIMO CORSO UNA BIOGRAFÍA HISTÓRICA

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