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ABC MADRID 12-03-1935 página 49
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ABC MADRID 12-03-1935 página 49

  • EdiciónABC, MADRID
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el cansado precursor de un periodo decadente? La respuesta es clara: de una y otra cosa se compuso el triunfo sevillista expresado rotundamente en el tanteador con un 3- 0, y conste que el margen debió ser mucho mayor, si en el equipo andaluz no hubiese fallado el exterior izquierda, quien desperdició varios balones a sus Ríes colocados, como dicen que le ponían las carambolas a Ataúlfo, el último verdadero autor de la célebre frase: ¡Y luego dirán que no me hacen trampas! Es verdad que por el campo de la Avenida de Dato ha pasado la sombra del Athletic bilbaíno, pero no es menos cierto que allí ha brillado hasta el deslumbramiento el Sevilla, sol de una tarde de aciertos máximos, presagio de nuevos triunfos que ocuparán los primeros capítulos de la edad moderna en el limpio historial del club andaluz. Los bilbaínos están, sin duda, en un mal momento. Sus figuras gloriosas, van siendo viejas, pero aún les queda el genio y lo otro y no es tarea fácil dar al traste con estas cualidades. Por todo ello, el Sevilla ha necesitado del empleo de cuantos recursos le facilitan su sangre joven, para vencer brillantemente. Colocación y velocidad, con la ligazón de un entusiasmo máximo; estas son las armas usadas por los andaluces para lograr el dominio sobre la táctica sabia pero cansina de los antiguos leones, que habrán de renovarse si no quieren perder su rango en el fútbol nacional. Ha sido, en la primera mitad del encuentro, cuando los sevillistas han brillado más y aun cuando su vanguardia llegó a- profundizar sin tregua en un ataque decidido, y sin embargo, en esta parte anduvieron un tanto desorientados los medios alas. Pero la pareja defensiva, segura como nunca, suplió la labor, ayudando con sus despejes, siempre bien dirigidos, al medio centro Segura, el gran alimentador dé la delantera. En esta, hubo un hombre, el interior Tache, que se movió sin descanso, con tan raro acierto, como para que se le pueda atribuir papel decisivo en la consecución de la victoria. También hubieron de prodigarse Torrontegui, Campanal y el mismo López. El primero fue gran animador, el segundo abrió brecha en todo momento para que la aprovechasen sus compañeros, y el tercero supo burlar a sus contrarios y mandar el balón hacia el ludar donde es posible el remate. Lástima de la tacha que hubo en el puesto restante, pues de no ser así, el tanteo hubiese crecido hasta el escándalo. Dos goals logró el Sevilla durante la mitad primera. El primero se originó en un castigo que sacó Epelde, bombeando él balón sobre Campanal, quien recogió sin parar, cediendo a Torrontegui. El pequeño gran jugador empalmó un tiro cruzado y fuerte para que la pelota fuese contra las mallas. El segundo, se inició en un centro pasado de Bracero. Entró al remate Campanal, fallando, pero López, bien situado, lo mandó a la meta de soberbio testarazo. Con dos- cero, llegó el descanse. Al reanudarse la pugna, aflojó un poco la presión sevillista y los athléticos pudieron acercarse alguna que otra vez a la meta de Eizaguirre, ante la que acusaron gran torpeza en el tiro, contra lo que fue siempre característica de la vanguardia rojiblanca. Pero pronto, el ejemplo de Tache cun dió en las filas del Sevilla, y otra vez volvió la ofensiva sin tregua, hasta que se amplió el tanteo con un nuevo goal, producto de una jugada personal de Tache, a quien habí? pasado excelentemente Cam- panal. El tanto, por haberse producido el disparo muy lejos de la meta, fue vistosísimo, y justo premio a la extraordinaria labor del que lo había conseguido. Y. así hasta el final, sin que se advirtiese peligro alguno en las espaciadas reacciones del Athletic, mientras que Bracero hubo de fallar remates facilísimos, algunos a portero descolocado. No hemos de insistir en las menciones loables que quedan hechas antecedentemente, por lo que respecta al Seviila. Por parte de los bilbaínos puede decirse que Bata y Gorostiza fueron los más trabajadores, simplemente. Y no queremos silenciar, por la misma extrañeza que nos causara, la actitud de Cilaurren, quien prodigó toda clase de suciedades, impropias de un jugador de su categoría. Quizás por esto no acertó con aquel juego admirable que practicó frente al Betis, y que le valió ruidosos aplausos de sus mismos adversarios. Aun otros jugadores bilbaínos perdieron los estribos cuando advirtieron lo irremediable de la derrota. Saber perder es la característica de los clubs. de rango. El arbitro, Sr. Arribas, lo hizo bien. Esta victoria, no por esperada menos brillante, sitúa al Sevilla en el puesto correspondiente a su categoría actual, pero no es eso lo niás interesante. Interesa más la comprobación de las posibilidades sevillistas para la Copa, y el Sevilla ha demostrado, por la amplitud del tanteo logrado frente al Athletic bilbaíno, que tiene un equipo copero. -ANTONIO OLMEDO. Alineaciones: Sevilla: Eizaguirre; Euskalduna, Deva; Epelde, Segura, Núñez; López, Torrontegui, Campanal, Tache y Bracero. Athletic: Izpizua; Calvo, Oceja; Cilaurren, Muguerza, Gerardo; Careaga, Iraragorri, Bata, Mandalúniz y Gorostiza. una tarde de verdadera inspiración, parando lo imparable. No obstante, el Racing sigue atacando con entusiasmo- sacando numerosos comer s. Todo el equipo catalán se sitúa a la defensiva y no hay un hueco por donde meter la pelota. Por fin, a los treinta minutos, en una meleé, en la que todos los delanteros se han cansado de tirar a goal ineficazmente, Fuentes mete el pie con acierto y consigue el goal de la victoria. A partir de este momento decaen los ánimos catalanes, que no aciertan a destruir el juego local, de superior calidad, terminando el encuentro con la victoria del Racing por dos goals a uno. Este resultado no acusa! a diferencia del juego. El Racing hizo uno de los mejores partidos en esta temporada, de excelente espectáculo, pero de poca eficacia a la hora de rematar, no por falta de valentía, sino por la mala suerte. Fue este un partido que a pesar de la gran diferencia pudo haberse empatado o perdido, a pesar del juego del equipo local. El Español se mostró como un once duro y peligroso, de verdadero campeonato. En la meta, Martorell fue algo asombroso por la enorme cantidad de tiros por alto y bajo, y al ángulo, que detuvo, haciendo gala de un maravilloso estilo y enorme seguridad. En el Racing, desgraciado el portero; muy bien la defensa; un poco descolocados los medios, y en la delantera, el mejor Larrinaga y Fuentes. Arteche decidido, pero los extremos flojos. El arbitraje de Iglesias, infame. Barcelona, o; Athletic de M a d r i d o Barcelona 10. El Athletic adelanta, no una barbaridad, que sería peor, porque cuando se sube sin base la caída es inminente; adelanta con lentitud, pero con firmeza, y yo quiero creer, por la mejora que he apreciado en los dos partidos que ha jugado aquí- -del uno al otro- -se ha confirmado en los partidos que no he visto, porque es así como un equipo con tan buenos elementos ha por fuerza de caminar hacia el conjunto, secreto verdadero del fútbol. El domingo, el Athletic madrileño no triunfó, como en Casa Rabia, y, sin embargo, jugó mejor. Las causas de que ganara aquel partido y empatara éste se deben a que el Barcelona fue anteayer más adversario que el Español y a que en aquel partido todavía la labor individual de los buenos elementos del Athletic tenía que llegar al máximo del esfuerzo para salvar las lagunas que la falta de mutua inteligencia y comprensión creaba en las líneas y entre las líneas. También en el partido del domingo hubo individualidades, como, por ejemplo, Pacheco, que salvaron el partido; pero si el Athletic hubiese actuado como en Casa Rabia, su derrota hubiera sido segura. Esta vez el conjunto, más apretado y al mismo tiempo más suelto y flexible, ha matado en Las Corts dos pájaros de un tiro: ha creado un buen partido y le ha proporcionado al Athletic un punto en campo tan difícil como sigue siendo el de Las Corts, en plena estandardización de los campos nacionales, por las características especiales del conjunto azul- grana, joven, vivaz y rematador y, por lo tanto, electrizador de multitudes. Apareció en él partido del domingo en las filas athlético madrileñas, dentro del buen conjunto que decimos acertó a lucir, un defecto que quizá se subsane, y es que la delantera no actuó con tan buenos extremos como merecía el juego de la tripleta central. Lafuente conserva del juego athlético- bilbaíno los tiros peligrosos a goal, pero no actúa con regularidad de extremo y Cuesta, con migrndos medios físicos, no reime 2 513 reunió en est yiatch por la velocidad Racing Club, 2; Español de Barcelona, 1 Santander 11. Con tiempo detestable, temporal de agua y granizo, se jugó en el Sardinero este partido, presenciado por bastante público, alineándose así los equipos: Racing: Pedrosa; Ceballos, Ilardia; García, Germán, Ruiz; Alonso, Fuentes- Arteche, Larrinaga y Cisco. Español: Martorell; Portadella, Pérez; Cifuentes. Martí, Espada; Prat, Edelmiro, Iriondof Manolín y Bosch. Apenas comenzado el partido, el Español escapa por el ala izquierda, y Bosch remató perdiéndose el tanto por unos milímetros. A partir de este instante domina el Racing, que llega a mantener una presión absolutacontrarrestada eficazmente por la valentía de los defensas catalanes, que ayudados por sus medios actúan muy compenetrados. Los españolistas efectúan algunas escapadas, pero sin dar sensación de peligro, porqut- además, el trío defensivo local actúa segurísimo. A los veintidós minutos, Ruiz pasa a Larrinaga y éste a Cisco, quien, viéndose marcado, ce de a Arteche, que dispara un buen shoot cjue va a la red. Reaccionan los catalanes y, bajo una copiosa lluvia, atacan- consiguiendo un comer, sin resultado. A los treinta minutos, hay una gran jugada de los españolistas, y como los locales están apagados, Martí, el medio centro, aprovecha y desde lejos dispara un tiro raso, que es el goal del empate. Vuelven a dominar los santanderinos, pero el primer tiempo termina con la igualada. Al comienzo del segundo tiempo los racinguistas jviegan soberbiamente, pero su dominio no resulla cücaz por la soberbia actuación del portero Martorell, que tiene

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