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ABC MADRID 01-09-1934 página 6
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ABC MADRID 01-09-1934 página 6

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página6
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Ei vísperas clel centenario le lojpe. de los escritores. Mico, merecía haber hallado el cqmienzo de su resurgimiento en su aniversario de hace cien años. Pero el romanticismo del siglo x. tx- -el romanticismo hipsrsensible y neurasténico de entonces- -nada tenía que ver realmente en el de nuestro Siglo de Oro. Otras circunstancias, otros rumbos y otras. orientaciones, son las que en la actualidad prevalecen en bien de i. Literatu- ra, y en virtud de una más adecuada apreciación de los valores- considerados éstos en su propia significación con arreglo a los tiempos y a las influencias que pudieron ejercer; la personalidad de Lope ha llega. do a adquirir a la luz de la crítica todo el vigor y todo el relieve que supo alcanzar en su ép oca, estimada objetivamente en lo que fue y en la savia de renovación que infundió en nuestro teatro, sin la más leve sombra de los prejuicios inherentes a los sistemas o a las, escuelas. Esta es la forma en que se nos aparece hoy la figura del poeta, y así es como ha de ser contemplada en la próxima conmemoración del tercer centenario. Es suficiente lo apuntado para nuestro objeto, ya que éste tiende exclusivamente- -prescindiendo ahora de los preparativos y de las previsiones de la Academia y de las entidades literarias- -a recoger- un aspecto: el del esfuerzo iniciado ya- por algunos escritores, en vísperas del señalado acontecimiento, dando, a la estampa doctos y meritísimos trabajos, que han de con- tribuir a que, por esta vez. revista la brillantez de que careció antaño. Upa última advertencia. Son muchos los; escritores que, con emulación digna de en- Í comió, se ocupan afanosamente en- la pre- paración de trabajos, que tendrán su coro- nación en la fecha indicada, y: sé que en- tre ellos figuran Agustín de Amezúa, Joa- quín de Entrambasaguas, Eduardo Julia, Diego San José, Luis Astraria Marín, Au- relio Baig Baños, Federico Ruiz Morcuen- i; de, Antonio Rodríguez Moñino y Francis- có Vindel, pero sólo me he da- referir á las producciones que ya han visto la luz y que y han llegado hasta mí. a. fHoxro. Grabado en madera qne apareció en la primera edición de Et Isidro (Madrid, v- 99- (Foto Duque. Doce meses- -que fueron cabales, de no haberse empezado a contar a partir del 27 de agosto- -nos separan sólo del tercer centenario de la. muerte de Lope de Vega. Abandonó la vida, anciano y amargado, pero en el pleno goce de la gloria literaria, y rodeado de todo el, brillo de su fama; mas no tardó: en sepultarle la pesada losa de un olvido inconcebible, triste suerte que hubieron de compartir otras dos figuras, dioses mayores en nuestro Parnaso: la de Cervantes; y la de Calderón. Y lo más- triste aún; que no fueron los españoles, sino los extranjeros los que contribuyeron. principalmente, después de transcurridos largos años, a libertarles de! incalificable desvío. En una conferencia reciente del joven escritor D. Joaquín de Entrambasaguas, el docto, catedrático de Literatura, hacía las siguientes consideraciones; Al cumplirse, en el siglo XVIII, el. primer centenario de la muerte de Lope, nadie recordó al poeta. El neoclasicismo francés empezaba a manifestar sus tendencias y la cultura se avergonzaba de las exuberancias barrocas y se esforzaba en. estilizarlas con imitaciones greco- romanas. El teatro de Lope, opulento de barroquismo, y creado, guardando los preceptos, pero guardándolos bajo llave, había d resultar monstruoso a aquéllas gentes, que picaban las portadas churriguerescas para substituirlas con un fementido estilo dórico. No corrió- mejor suerte la memoria de Lope, en el centenario siguiente, de 1835. Pero aun fue este desdén menos explicable. Lope, valor romántico excepcional, con los ojos siempre, fijos en nuestra listona, cuyas- irías bellas leyendas medievales llevó al teatro; Lope, displicente para la preceptiva elasicista y poeta de libérrima versificación; Lope, reivindiDador de la mujer, defensor del pueblo y. dueño de la técnica de fascinar al pú- Don Agustín G de Aincsúa, académico de la i

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