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ABC MADRID 29-06-1932 página 13
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ABC MADRID 29-06-1932 página 13

  • EdiciónABC, MADRID
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Breve meditación frente ai desierto La aportación de la palabra al cinematógrafo produce, entre otros efectos desagradables, el de realizaciones nuevas de películas viejas. Creo yo, y, en general, creen asimismo los espectadores, que la palabra no añade un valor a las películas. Y, no sólo no añade nada, sino que, por lo general, resta algo. En testimonio de ello teníamos hasta añora como terminante punto de referencia las dos versiones de Ben- Hur. Y de ahora en adelante, y en cuanto al público francés, tendremos asimismo las dos versiones de La Atlántida, de Pierre Benoit. La segunda, es decir, la parlante se acaba de estrenar en el mullido cinematógrafo abierto al público por L Intransigeant zn el hall de su propia casa. Y se acaba de estrenar con los mismos honores que se hubiese estrenado la comedia más pretencior sa; son a saber: el del ensayo general para el todo París Un ensayo general imponentemente protocolario. Los redactores más ilustres, con León Bailly al frente, hacían los honores de la casa, porque, en realidad, este cine no es sino una dependencia del periódico. Dependencia accesible mediante treinta francos, que es lo que hay que pagar por una butaca. Realmente la instalación es magnífica. Además cabe muy poca gente. Ambas cosas justifican en lo posible tales precios. Ahora bien, esta nueva versión de La Atlántida no los justifica. He aquí una cosa que no era fácil de decir. Pero ya queda dicho. ¿Es que es inferior a la primera? No. No es inferior. Pero es menos entretenida. Y en cuanto a tal aspecto de las calidades es inútil que se intente modificar la firme posición del respetable público. Hemos llegado a una situación absurdamente paradójica. Esta: de una parte parece ser que nos; cumple el duro en. peño de dcsliteratizar la literatura. Y de otra el no menos grave de inmiscuirla- en realizaciones que hasta ahora la han sido ajenas. Pues bien, el ejemplo más tenaz y más absurdo de esta teoría desequilibrada reside en el cinematógrafo. Y dentro del cinematógrafo, y como la expresión más viva y más actual- -que todo es uno y lo mismo- en La Atlántida. Pero La Atlántida, además de incorporarse unas fórmulas de literatura, no sólo embrionarias, sino copiosas, toma indirectamente los de otros modos de expresión artística que, asimismo ajenos a la literatura, se la incorporaron a su vez. Tal ocurre, por ejemplo, en el de expresar el Sahara, que constituyen uno de los valores substantivos de esta nueva interpretación del desierto. La de la película se ha conseguido merced a. Lily Da- mita en un momento de Esta es la noche película que interpreta con unas inversiones de la técnica que empleó Eorodine al escribir sobre el papel pautado Charlie Ruggles, Roland Young, Thelma Toddy Car- y Grant. (Foto Paramoiint. En las estepas del Asia central. Borodine cruza un magnífico cuadro con una sola nota sostenida que produce la terrible impresión Garbo con todos los valores de su extraordi- mera vez. y la de ahora no existe contacto de un horizonte inaccesible y rígido. En La naria personalidad. alguno. Los críticos franceses pasan demaAtlántida se substituye esa nota con la tenaz Ahora bien, Pabst no logra en esta nueva siado aprisa sobre la labor de Brígida Helm, repetición de la imagen, que a su vez llega versión de La Atlántida situar sus realiza- evitando toda insistencia. Pero son. injustos. a trazar dentro de cada espectador una línea ciones en un plano excepcional. Quizá el Brígida Helm, no sólo ha rectificado el priremota. origen de ello resida en que Pabst gusta de mer concepto, sino que acaso llega a hacer lo En ambos casos, como puede verse, el pro- la lentitud. En La rué San José y en La tra- mismo con el del propio Pierre Benoit, que cedimiento es el mismo, y los orígenes igual- gedia de la mina pudo esta lentitud consti- es lo más grave. mente literarios. Borodine empleó una nota tuir un matiz, y aun un procedimiento. ComEn efecto, Antinea, o no puede llamarse y Pabst emplea una imagen. La insistencia pletaba en la primera la lobreguez y la pesa- Antinea, o tiene que estar impregnada de produce en uno y otro una única sensación. dumbre de aquella calle trágica; en la se- helenismo. La anterior a Brígida Helm fue gunda, la angustia de los hombres sepulta- demasiado bizantina. Por otra parte, se proPabst es, en efecto, quien ha realizado esta dos. Pero en La Atlántida no hay sino ac- digó en la acción de la obra cinematográfica, nueva Atlántida. Pabst es actualmente- uno ción. Y su ritmo, que es lo que en el fondo en tanto que Brígida Helm interviene con de los directores europeos de mayor presti- constituye el interés cinematográfico, no pue- una sobriedad acaso excesiva. En la misma gio. El es quien produjo La tragedia de la de lograrse sino aceleradamente. Es incom- literatización de la cinematografía, con arre mina y, sobre todo, esa maravillosa Rué San prensible que Pabst no lo advirtiera. gló a los conceptos de Pabst, es donde reJosé, que no. conocerá nunca el público esside la causa de esta sobriedad. Puede que, pañol porque se trata de una obra de crudeen efecto, agregue hermetismo a la figura de za tan absoluta, que llega a ofender al esEn cuanto a la interpretación que de An- Antinea. Pero es evidente que no complace pectador no habituado a situar los valores tinea hace Brígida Helm, es posiblemente a los espectadores, porque quisieran contemesenciales sobre los matices de su expresión. lo que constituye el valor fundamental de la plar a Brígida Helm más a su sabor. La rué San José tiene, además, el interés película. Entre la composición de la figura Y he aquí el eterno problema. El de poner, adjetivo de que en ella se apareció Greta que hizo la actriz encargada de ella por pri- de acuerdo los gustos elementales del públi

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