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ABC MADRID 06-10-1929 página 54
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ABC MADRID 06-10-1929 página 54

  • EdiciónABC, MADRID
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bolso. Yes seisas O el octubre, a 1OO gaesefas p a r a tires S F 5 S S lf imaamsla c o n l r a -r e e m ja, a t 5 p e- v: S 8. ISH SlillalSíl PBilüilflf SSiíM E PreParaci 6 n para el ingreso, en Escuela, bajo la dirección de los Sres. Arimanj ingenieÍII ÍHIEÜWW iÉfüJlSsil B! ÜiffiílkÍ ro industrial, ex profesor de la Escuela Central de Ingenieros Industriales, y Riiiz Magán, jefe facultativo de Estadística, Honorarios mensuales, por grupos, 80 ptas. Hay internado. ACADEMIA EDITORIAL RES (fundada en 1852) -Clases: Preciados, 1. -Libros: Preciados, 6. -Apartado 12.250, Madrid. B M. fij g i W n S E? O M. T W G D ST áP 1 Ú T y CKLV O U Preparan Ayudantes de Instituto y Universidad. Grandes éxitos. ACADEMIA. PRECIADOS, 17 EXCLUSIVA i L L K M i J INGENIERO DE MONTES, DESENGAÑO, 29. PREPARACIÓN INSTITUTO ARTÜR San Bernardo, 78. internado El 15 por 100 de descuento sobre los honorarios corrientes. Preparación por INGENIEROS INDUSTRIALES. S EI UT TQ E A OlWfpferC AC ttfO Academia Delgado. Preciados, 7. T. 18674. Preparación exclusiva. Todos los profesores son ingenieros industriales Hay internado. Wlf lOilílA FALSIFICACIONES Academia Gaspar- Velázquez. No se exige más que el Bachillerato ele ¿3? mental. Pídanse reglamentos y resultados de exámenes a Fernando VI, 19. 354 FERNANDEZ Y GONZÁLEZ EL PASTELERO DE MADRIGAL 355, trazas de un criado patricio rico, Malatesta dijo para sí: -Esbirro tenemos de escolta. Y siguió bajando las escaleras al lado de AbenShariar. Al pie de las escaleras esperaba respetuosamente el hostelero, no sabemos si para recordar con su presencia que no se le había pagado, o para hacer los honores de la cas 4 a Aben- Shariar y a Malatesta. Si era lo primero, Aben- Shariar le sacó del cuidado, dándole al pasar, y de una manera que querría decir que no era necesario el cambio, dos cruzados de oro. El hostelero se inclinó profundísimamente y siguió hasta la puerta exterior a Aben- Shariar, exclamando: -Agradecidísimo, excelencia; mi casa es vuestra, y mi persona. vuiestra, y todo cuanto es mío, excelencia; yo espero, que vengáis a menudo a honrar mi pobre casa, excelencia. Y antes de que hubiesen llegado a la góndola que esperaba a Aben- Shariar, ya había soltado otras cien excelencias el hostelero. Antes de entrar en, la góndola, Malatesta abarcó con una rápida mirada al gondolero, que estaba indolentemente reclinado en la popa, sobre la caña del timón. -Otro esbirro tenemos- -dijo para sí Malatesta. En cuanto a Aben- Shariar, no parecía ni aun reparar en él. Y en efecto; aquel gondolero era Brachioforte, d mendigo que poco antes estaba tendido al sol en la puerta del palacio del Dux, y a quien Rugiere, secretario de Barbarigo, había mandado con una señal vigilase a Aben- Shariar. Nicolino y Brachioforte cambiaron una rápida mirada de inteligencia. Aben- Shariar y Malatesta entraron en la góndola, y: luego, en el interior de su litera. Nicolino se quedó, entre la litera y el gondolero, que estaba a p oa: y ¿Adonde, excelencia? -dijo Nicolino a AbenShariar. -Al canal de Monforte, delante del palacio Conti. Nicolino repitió esta orden al gondolero, que estaba a proa, y que se puso densamente pálido, porque loa gondoleros venecianos son muy supersticiosos, y el palacio Conti, como sabemos, tenía muy mala ¿Al canal de Monforte? -dijo el gondolero con la voz trémula- Hace ya mucho tiempo que no cruza una góndola, por el canal de Monforte. ¡San Marcos y Venecia! -dijo Nicolino rápidamente y en voz baja al gondolero. Puesto éste entre el diablo y la República, prefirió estar bien con la República e impulsó la góndola. -Al canal de Monforte- -dijo Nicolino a Brachioforte, que permanecía indolentemente inclinado en la popa, y que se incorporó para volver a la góndola, después de lo Cual volvió a reclinarse y cprrar los ojos, como si se sintiera, dominado por un eterno sueño. Nicolino se sentó en un banco hacia la proa. La góndola seguía adelantando lentamente; Aben- Shariar y Malatesta hablaron de cosas indiferentes. Una hora después llegaron al canal de Monforte, que estaba solitario y silencioso. El palacio Conti jera un enorme edificio gótico, robusto, sombrío, con grandes ventanas oj ivales cerradas por vidrieras de colores, reforzados los muros por botareles, sobre cada uno de los cuales se levantaba una pirámide crestada, coronados aquellos muros de pirámide a pirámide por un balaustrada, calada sobre un cornisón ricamente ornamentado; sobre la puerta, ancha, maciza, robusta, corría un balcón de piedra, sobre el cual ae veían tres ajimeces calados, y en la parte superior, un ancho escudo con un grifo alado partido por una banda diagonal y encerrado entre los lambrequines que descendían del yelmo. Estas eran las armas de los Conti. En el ala deredha deJ palacio, en su ángulo, había un pequeño torreoneillo, de esos que dentro de sí tienen una estrecha escalera de caracol, y junto al torreoneillo, en el muroí un pequeño postigo, por el cual apenas cabía una persona. Éste- palacio era seco, severo, construido con una piedra gris. yTdeiun aspecto completamente sombrío. La góndola, a una: mdicaciófi de Nicolino, se detuvo delante del postigo dél pSláciÓ: r atracó al borde del cañal y Aben- Slíariar y Malatesta -se dirigieron al postigo. Nicolino se quedó en la góndola y B ¡rachiofbrte continuó dormitando sobre la popa. e- -Jí. p s cómo hayamos de entrar por este postó-

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