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ABC MADRID 16-09-1927 página 3
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ABC MADRID 16-09-1927 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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MADRlf) DlA 16 D SEPTBRE. DR 1927 NUMERO SUELTO 10 CENTS. FUNDADO EL T DE JUNIO DE 1905 POR D. TORCUATO LUGA DE TENA implacable. ¡Ahí, y también los encantos Esta imagen que hallamos en el Tampidel bello sexo, los ojos negros, que son co, de Hergesheimer, es la nueva visión cielos tenebrosos atravesados por relámpade Méjico que los norteamericanos se han gos de voluptuosidad fosf acescente; las bo- propuesto imponer al mundo. Ya en los cas misteriosas, que sonríen y gorjean en films, la influencia del gran novelista se la penumbra; las manos calenturientas, que nace sentir con sus lentas intrigas, en las adormecen con sus caricias sumisas. Hay que se ve siempre al yanqui impecable, her Si es cierto que la pena compartida... que asistir al drama íntimo de Govett Bramoso y fuerte cual un semidiós, luchar concomo canta el gran Hergilano, los españo- dier, el héroe de Tampico, para ver hasta tra la insidia rampánte de los mejicanos. les pueden consolarse de cosas peregri- qué punto la resistencia humana es poca Dijérase que algo parecido a una consignas que los extranjeros diceW de ellos, peo- cosa cuando se trata de luchar contra los na obliga a los literatos de los Estados ¿ando en lo que comienza a escribirse, en sutiles venenos del amor y de la molicie Unidos a habilitar al mundo a ver en su el mundo anglosajón, sobre la vida, las tropicales. Govett es, no ya un yanqui, sino vecina del Sur un pueblo deun- exotismd pecostumbres, las nebres, las pasiones y las un superyanqui. No hay nadie en el uni- liproso. Y, cuando uno- se convence de lo fantasías de los mexicanos. A la española- verso más hermoso que él, más bravo que- -f ue hay- de calculado en esta psicología, apada, no de Merimé, sino de Montherlant, él, más robusto que él, más inteligente que rentemente muy imparcial y muy objetiva, casi siente que haya desaparecido la otra responde, del otro lado del Atlántico, la él. Su desprecio por la vida llega a un mejicanada, la pintoresca, la del Signo del mexicanada, que ya no es de Griffit, pero punto que jamás conocieron los conquiszorro, la que tenía siquiera la ventaja de que comienza a ser de Hergesheimer. Y es tadores antiguos. Su sangre fría no tiene estar llena de danzas, de estocadas, de proen vano que Dolores del Río, con sus mag- rival. Su entido práctico de los negocios cesiones y de cabalgatas... níficos ojos de andaluza soñadora, ocupe en es maravilloso. Su actividad, inverosímil. estos momentos el cénit en el cielo del ci- -Cótno, pues, poner en duda su triunfo? E. GÓMEZ CARRILLO. nematógrafo yanqui. Cuando se trata de Basta, sin embargo, una fiebre que lo posParís, Septiembre, 1927. imaginar muchachas de Jalapa o de Vera- tra en cama durante algunos días y que cruz, los norteamericanos prefieren pensar luego lo obliga a alejarse del litoral veraen las poblanas de sombrero monstruoso y cruzano, huyendo de la tierra caliente, para de faldas multicolores, que sólo han here- inocular en su prodigiosa naturaleza el vidado de sus abuelas de Sevilla la navaja ras que ha de trastornar por completo su en la liga y la tentación en los labios. En vida. No es nada, en apariencia, lo que La pesca. Del Báltico al cuanto a los hombres, ¡ay! no son los he- tiene. No es más que un poco de languiroicos aventureros que han hecho las revo- dez, un deseo de saborear el descanso duCantábrico luciones de estos últimos veinte años los rante algunas horas del día, un anhelo más que les sirven de modelos, sino los criollos hondo de gozar. élPero eso, que tan poca 1 huracanado Nordeste sacudía las aguas cosa le parece a mismo, ha impregnado al que, con ímpetu interno, arrastraban enortaimados, traidores, cobardes y crueles, que hércules extranjero, de vapores indígenas. ellos colocan en la zona del petróleo. Hay, Entre sus proyectos de presa, uno de los midades de arena, formando barras, en las cuales rompían las ondas, con imitación de en efecto, en una de las últimas novelas que más arraigados estaban en su alma, oleaje oceánica de Joseph Hergesheimer, escenas que dan era el rapto de la mujer de su amigo PresLa playa karwiana, varias veces kiloméla verdadera medida de la idea que los es- by Gorew, l linda Vida, por la cual ha a critores de los Estados Unidos se han for- bichado heroicamente. Y he allí que, de trica, abierta en pleno Báltico, había cambiado la línea de sus bordes en horas, y su mado de sus vecinos. Así, por ejemplo, un pronto, sin saber por qué, sin razón ninorilla no daba al pie la firmeza, desplazadas general rebelde, el célebre Melchor Rayón, guna, sin pretextos siquiera, comienza a sus arenas por la corriente tempestuosa. decide un día atacar un campamento ais- sentirse menos dispuesto a tan tentadora Atardecía, 7 el obscuro tono del mar se lado, en el que abundan las provisiones, los aventura. Ella, sin embargo, no ha dejado confundía, en ía extrema líquida planicie, caballos y él dinero. Sus operaciones mi- de amarlo y de alentarlo en sus deseos. con el cielo, bajo, sin perspectiva, cerrado litares marchan muy bien, mientras sólo se Ella es más bonita cada día. Ella encarna, y como sin atmósfera. Un cielo de planeta trata de pelear contra los peones del país, en el destierro, la única ventura apetecible. muerto... que defienden mal los intereses tíe que están Es él, en el fondo de su ser misterioso, el En torno a los seis botes, propiedad de encargados. Pero de pronto un jinete mata, que ha cambiado y comienza a sentir eslos pescadores, de Karwia, deliberaban éspor el gusto de matar, por crueldad instin- crúpulos. ¿No es acaso el marido amigo tos, escudriñando el horizonte... tiva, a un chino que se asoma a la puerta suyo? Y eso no es todo. Ese marido se Son unas veintena de hombres jóvenes y de una casa. En un momento tan grave, la halla rodeado de peligros, contra los cuales de mediana edad, enjutos de cuerpo, feos cosa no debiera tener ninguna clase de im- hay que defenderlo. Además, la preciosa de rostro, con las narices enrojecidas y deportancia. ¿Qué significa una vida menos en crioHita Teresa, que lleva un estilde en aquellas regiones? ¡Y la de un chino! Pero la media de seda y que baila danzas de formadas por el abuso continuo del rapé y da la maldita casualidad que ese chino s el una languidez de sonámbula en el bar mo- del alcohol, con pdo lacio v ojos como pedazos de cristales empañados. cocinero de un minero yanqui, y que el mi- derno, le ha hecho sentir que resulta una Hablaban en su dialecto kaszaba, de raíz nero yanqui no tiene, en su aislamiento, más locura eso de amarrarse para siempre con placeres que los de la mesa, de modo que, una mujer, cuando hay tantas capaces de eslava, y, tras breve deliberación, se pusieal ver que sus futuros almuerzos están com- amar El aliento tibio y perezoso de un ron de acuerdo: No es posible salir a la mar hoy prometidos, si no arruinados, el hombre ru- país, en el que cada uno vive para defenY en torvo silencio y pesado andar se bio se siente ebrio de ira, requiere un fusil, der sus placeres del momento, sus interey con tanto ímpetu ataca a los guerreros ses inmediatos, sus ambiciones del día, va dispersaron los pescadores, privados de lograr, con el único medio de. vida que tiedel general Melchor Rayón, que éstos sa- enervando el alma de temple de acero. Sintiendo que todo lo que le rodea es em- nen, la ganancia del día. len corriendo despavoridos. buste, traición, cautela, habilidad, Govett Aún np apuntaba á amanecer siguiente cuando los seis botes ducháronse camino de El yanqui, no sólo como arrojo, sino comprende que su fuerza y su arrojo no también como honradez, como lealtad, como son las armas que allí se necesitan. Y así, alta trar, sin que amainara el viento. La necesidad desafiaba el peligro. J rectitud, como fuerza, como energía, apa- cuando, a pesar de su vigilancia, Presby Al comenzar la mañana había dos j u n rece siempre, en medio de los mejicanos, Gorew cae víctima de sus enemigos y la tos en la lejanía; detrás apareció tin tercecual un ser superior, casi como un semi- gente lo acusjf a él del crimen, ni siquiera ro. Eran los feotes en retorno. Llegaban s. diós. Las mujeres lo miran con adoración. se siente con energías para defenderse. Los hombres, con odio Pero no es este ¿Vale la pena, después de todo? Con mar- la ribera ttiujerucas con cestillos para la compra dedfos peces. 4 P sentimiento, hijo de la envidia, lo que cons- charse muy lejos basta para que nadie lo Llovipf y, entre los pantos del horizonte tituye el verdadero enemigo del rubio mag- moleste más. Y se va. Se va vencido por y nuqsrra vista se interponían las aguas, nifico establecido en tierra ae criollos sino la atmósfera de falsedad, de engaño, de el país mismo, sus miasmas, su hálito de misterio, de miedo y de hipocresía que lo enbuÉlas e irritadas por el martilleo del, chap rrón. Los botef p podían vencer fiebre, su sople ardiente y húmedo, su sol rodea. ABC DIARIO ILUSTRA? frQ. AÑQ, VIGESIMOftROERO N. 7.711 Sé LAS MEX 1 CANADAS DE LOS NOVELISTAS YANQUIS A B C EN POLONIA. 1 I y

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