ABC MADRID 11-06-1926 página 1

M A D R I D D I A I I DE 1 U N Í O D E 1926 NUMERO SUELTO 10 CENTS. 0) f FUNDADO EL i. DE JUNIO DE 1905 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA iiniiili, i lu IUIJUi i.i ir, ii: rií, ii; iii: rri i,iii m i j i ABC DIARIO ILUSTRADO. A Ñ O VIGESIMOSEGUNDO N. 7.315 MADKID. EN EL COLEGIO DE MÉDICOS HOMENAJE DE LA CLASE MEDICA AL VENERABLE DOC OR PANDO Y VALLE (E N MEDALLÓN) QUE, POR ILALLARSE ENFERMO, N) ASISTIÓ AL ACTO. EL DOCTOR D LEONARDO DE LA PEÑA (x) ENTREGANDO A UN NIÑO DEL COLEGIO DE HUÉRFANOS DE MÉDICOS i LAS INSIGNIAS DE LA GRAN CRUZ DE BENEFICENCIA, QUE REGALAN LOS COLEGIOS MÉDICOS DE TODA ESPAÑA AL ILUSTRE I HOMENAJEADO. (FOTO DUOUE) I i LA T R A G E D I A D E L F R A N C O BRI A N D EVOLUCIONA Con esa predilección por la oquedad verbal c ue señala la decrepitud de ciertas democracias, insinúan algunos periódicos de extrema izquierda que Briand ha capitulado con la finanza, volviéndose de espaldas a! snfrag- io universal. Tímidamente lo da a entender Le Quotidien, y lo afirma, sin circunloquios, L Humanité. Ya era hora de que algunas pellas de lodo cayesen sobre el estadista francés, como ponderación a las viperinas insidias que han venido prodigándole las extremas derechas, pues la malevolencia política hace su acopio de frases mortificantes en la misma sentina. Todo el que oficia en la vida pública, con la palabra o con la pluma- decía, amargamente. Fierre Loti poco antes de su muerte- está expuesto a esas injusticias. Si no ofrece blanco para que se le hiera con proyectiles extraídos de su historia, se le abofetea con la leyenda. Solamente- los hipócritas redomados, que supieron nadar sruardando la ropa, esquivan esos golpes. Pero Briand está curtido por dentro, y ni se envanece con el elogio ni sufre con el vituperio. El estoicismo es la morfina espiritual de la madurez inteligente. ¿Qué nnportan unas gotas más de lodo en un paraguas como el mío, que ha recibido tantos chaparrones? decía Thiers a un buen amigo, que le comunicaba los ataques de un periódico. En España, esa fecundidad de la injuria es casi desconocida. Aunque el respeto mutuo esté en crisis, según notaba recientemente un gran escritor, la malevolencia crítica rara vez ahonda más adentro de la epidermis. Esa moderación es, más que producto de la cultura, un resabio sentimental de las gentes, que, por ser demasiado vidriosas, conocen el daño que pueden inferir con las palabras. Pero en Francia el periodista es menos prudente y reposado. León Daudet y Charles Maurrás, grandes literatos de la derecha monárquica, no tienen nada que aprender en inso encia de Maree! Cachin, el portavoz de los odios comunistas a la burguesía en la Prensa. Lo más turioso es que nadie se enoja. ¿Será porque la palabra se mella a fuerza de uso, y no hiere? No. es, porque el agredido desprecia olím- picamente al agresor. El estoicismo está tan en la sangre de este pueb o, que ha perdido todo poder de conmoverse, como no sea por razones de gran interés. No te contraríe aquello que tú no puedes evitar ¡orque no viene de ti. Lo que está fuera de ti, te es completamente ajeno sostenía el sabio y dulce Epícteto. Y Marco Aurelio añade: Todos los días te encontrarás un intemperante, un envidioso, un ruin o un miserable. Cómo podrías evitarlo? En cuanto reflexiones sobre eso, serás invulnerable a sus maldades. Esos principios, que en todo país son del dominio de una minoría inteligente, están aquí tan generalizados, que ni aun los cocheros de punto pasan de las palabras a los hechos. ¿Ha visto usted? Se insultan y no se fajan- -me decía una dama cubana, aficionada, sin duda, a las riñas de gallos, viendo a dos conductores de taxi enredados en una disputa. -Señora: Eso que usted interpreta como poltronería, es civilización. El hombre qt -e sabe sobreponerse a sus movimientos reliejos, es superior al impulsivo. El primero está sano, y el segundo enfermo. La verda-