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14/04/1926
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Periódico ABC MADRID 14-04-1926, portada

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MADRID D Í A 14 DE A B R I L D E 1926 NUMERO SUELTO 10 CENTS. S S FUNDADO EL 1. DE JUNIO DE 1905 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA l M l l: l l: l l! lllN riii; ABG DIARIO ILUSTRADO AÑO V I G E SIMOSEGUNDO N 7.265) S e SEVILLA. EN EL CIRCULO MERCANTIL LOS COMANDAN IES DF. L CRUCERO u U E N O S A I R E s (í) Y DEL lU. AS DE L E Z Q (2) CON EL PKi: SI r) l XTE DEL CÍRCULO (3) Y LOS MARINOS DE LOS BUQUES MENCIONADOS, EN EL BANQUETE CELEBRADO EN HONOR DE ESTOS. (F O T O BARRERA) n! ¡iii! iiTmmii! I HORARIO VERANIEGO Creo que, si hablásemos francamente acerca de este asimto de la hora de verano nos entenderíamos mucho mejor. Por mi parte, voy a decir lo que pienso. l rsonalmente, me importan un bledo todas las disposiciones que se dicten modificando el horario. En ninguna oficina me espera un capataz, en acecho del minuto en que entro; no soy comerciante ni industrial; no tengo jefes ni compromisos de Ejustar mi trabajo a reglas de tiempo. Y si aún quieren ustedes mayor sinceridad, añadiré que me alegro mucho de que me ea facilitada una ocasión de manifestarme en una pugna que me haga sentir mi libertad de a guna manera. En mi reloj no se cambiará la hora. A. mí me tacharán dos mi! crónicas, pero que. encima, vengan a i7 K) verme las saetillas del reloj, no me agrada. Conio no se establezca una censura para üs relojes, el mío permanecerá en rebeldía. Pero esto no tiene más que un valor romántico, porque, como los comercios, los restaurantes, los espectáculos, los tranvías, tfxla la vida nacional, en fin, ha de someterse al cambio y regir. se por él, yo, en mi relación con esa misma vida, suíro, a mi pesar, su influencia y experimento las molestias de la abominable hora de verano Por eso quiero intervenir en la cuestión para hacer algunas reflexiones. Me gustaría saber a quién beneficia ese horario. He oído y leído muchísimas protestas, pero ningún asentimiento. Tampoco conozco ninguna de las razones que han aconsejado el cambio. Me parece recordar, sin embargo, que se aduce la necesidad de limitar un consumo. ¿Un consumo de qué? Naturalmente, de luz. ¿Se quiere ahorrar en luz, y se encarecen las cerillas? No lo entiendo. El Gobierno se propone, paternalmente, que hagamos un menor consumo de electricidad. Cambia la hora. Nos acostamos sesenta minutos más temprano. Obtenemos la economía de unos céntimos al mes. Perfectamente. Muy reconocidos. Pero entonces ocurre que as Empresas que suministran energía eléctrica se rasgan las vestiduras, manchan su frente de ceniza y aprovechan la ocasión para decir entre sollozos que no pueden vivir, que necesitan repartir dividendos más crecidos, que el liorario veraniego las perjudica terriblemente y que tal y que cual. Bueno, pues, para qué tanta molestia, si, al fin, pongámonos como nos dé la gana, nos han de fastidiar? Hablemos francamente: ¿cuánto tenemos que pagar a las CouDpañías de Electricidad para indemnizarles de los perjuicios causados por el afán de favorecernos? Es preciso ver si podemos llegar a un acuerdo. ¿Qué podríamo. s ahorrar? ¿Dos pesetas mensuales? Bien. ¿Se conforman las Compañías con un duro mensual para resarcirse de esos ocho reales? Yo estoy dispuesto a pagarlo, y que no mareen con horarios y complicaciones en la vida. ¿Qué más hay que hacer? Los carboneros se quejarán también, dirán que si hay tantos o cuantos miles de tonelatlas e; i bocamina, y pedirán protección y compensaciones, y subirá el precio de la antracita, por querer evitarnos un gasto excesivo de carbón. ¿Para qué esc rodeo? Que todo siga como antes, y que me traigan mañana un saco a mi casa. Pagaré lo que me corresponda; pero que continúen las doce siendo las doce. En las protestas que se han hecho públicas estos días se alega que la crisis ecspañola no es de producción, sino de consumo. Es decir, que a España le conviene menos sol. El sol perjudica muchas industrias. Si el Gobierno de España tuviese, por lo tanto, en cuenta los intereses nacionales, dispondría de Real orden que las doce de la noche pasasen a ser las doce del día. Por mi parte, lo encuentro más razonable, y me extraña que no lo hayan solicitado las Empresas que explotan la, electricidad y el carbón. El sol alumbra y da calor de balde. La competen cía entre él y nuestras fábiicas de calor

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