ABC MADRID 09-07-1925 página 1

MADRID DÍA 9 DE lULlO D E 1 925 NUMERO SUELTO 10 CENTS. S) S FUNDADO EL i. DE JUNIO DE 1905 POR D. T O R C U A T O LUCA DE T E N A AB DIARIO ILUSTRADO. AÑO Vi CE- SIMOPRIMERO. N: 7.026) f) g a ROMA. EN LA CATACUMBA DE PRÉTEXTAtO XI, EL SEÑOR OBISPO DE MADRID- ALCALA DICIENDO MISA EN EL SUBTERRÁNEO ASIGNADO A ESPAÑA POR SU SANTIDAD PIÓ E INAUGURADO CON LA ILUMINACIÓN ELÉCTRICA COSTEADA POR NUESTRA NACIÓN. (F O T O FELlCl) POLÉMICA DEL TIT E R E R O Y EL E S PECTADOR El espectador. -Tú, que vas tan arrogante por el camino con tu carro de muñecos, como si condujeras de la brida los caballos de un Rey, ¿quieres detenerte un momento a mi lado? El titerero. -Gustoso lo haré si me pagas. ¿Qué función deseas presenciar? Llevo en mi carro los materiales para fingir todas las maravillas de que el hombre ocioso se muestra ávido. El espectador. -Prefiero hablar contigo. Me interesas tú bastante más que tus títeres, ¡oh, prodigioso embaucador de imaginaciones! El titerero. -No perdamos el tiempo. La vida pasa pronto y conviene iluminarla con los fuegos artificiales de la fantasía. Págame, y aligeraré la pesadumbre de tu ocio. En mi carro están todas las personas que durante muchos siglos han hecho llorar y reír a hombres y mujeres, grandes V chicos. Tengo a Pierrot y Colombina, Pantalón y Payaso, y también al torero que se deja coger por el toro, y al guardia civil que apalea a su esposa con la tranca invencible. Si te place, ahora mismo montaremos el tablado al borde del camino, y haré que Arlequín el pintarrajeado Comience la historia de sus amores. -El espectador. Prefiero oír la historia tuya, y que me cuentes las hazañas de que eres personaje principal mientras ruedas por las carreteras del ancho mundo. ¿0 me podrían revelar de nuevo tus títeres? Hace ya mucho tiempo que las historias fingidas no pueden introducir un poco de emoción en mi alma. El titerero. ¿Has perdido entonces el don de la curiosidad? ¿Has dejado de ser niño definitivamente? Según eso, Ut vida empieza a enterrarse, porque vivir no es otra cosa que la cualidad de poder crear quimeras. Se vive en tanto que se es blando para recibir, como la cera, la impresión de la fe. Lo demás queda dentro del conocimiento, que viene a ser el preludio de la fosa. ¡Págame y verás! Yo te restituiré el don de las risas y de las lágrimas, y por un momento, haciéndote vivir en el mundo de mis títeres, consumaré en tu persona el milagro dé la vuelta a la juventud. El espectador. -Tienes el orgullo grotesco de un dios de escenografía. El titerero. ¿Pues no soy un dios de verdad? Yo hago los milagros más difíciles; pero sobre todo los más espléndidos. Yo voy por los caminos iluminando las almas de los hombres, hasta lograr que esas pobres almas asciendan al mundo de lo maravilloso. ¿Qué vida les ofrece a esos infelices el Dios verdadero que los ha creado? La limitación les cierra el paso; la estupidez los embaraza; la necesidad les hostiga con el acicate más insufrible. Y la realidad cotidiana en cuya deseí perante red los ha enganchado Dios, les hie- re con irremediables y continuas molestias. Entonces acudo yo para rectificar la obra que fué construida sin duda con excesiva severidad. ¿Te asombra mi orgullo? Tengo derecho a él porque, en efecto, yo me dedico a rectificar ese mundo, que está! inspirado en la limitación y el dolor, y le abro al hombre el mundo del prodigio, o sea el mundo ni más ni menos como debería ser. Todos vienen a mí con hambre de quimeras. Todos me acarician y me pagan de buen grado. ¿La vida tal como Dios la hizo? Esa no la quieren. Todos están descontentos de ella. Les gusta rnucho irás la vida de ficción que yo les brindo, divinamente adornada con las flores de papel de la literatura y el arte.