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Periódico ABC MADRID 25-05-1922, portada
- EdiciónABC, MADRID
- Páginas32
- Fecha de publicación25/05/1922
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AADR 1 DDÍA 25 DE W A Y O DE 1922 NÚMERO SUELTO 10 CENTS, g) S FUNDADO EN EL AÑO igos POR D. TORCUATO LUCA DE TENA ABC DIARIO ILUSTRADO. AÑO DÉCIMO OCTAVO. N: 6.048 10 CENTS. ZARAGOZA. LA FIESTA D E LA FLOR ARTÍSTICO PUESTO D E RECAUDACIÓN DEL GRuro VALENCIA, (FOTO SERRANO) VOLVAMOS A HABLAR DE TOROS Una vez murió un soldado de España en el campo del honor, luchando extraordinariamente valeroso contra el enemigo. Era joven, ilustrado, generoso, alegre, noble. l ra hijo de soldado y amaba la guerra con un ímpetu como de fatalidad. Habia enseñado el heroísmo a su gente, y no sólo es que murió en circunstancias heroicas excepcionales, sino que todo él se manifestó continuamente como un difundidor, como un maestro de heroísmo. Se llamaba González Tablas. Cuando se trató en el Congreso de otorgarle los honores que todos los pupblos dedican a sus héroes (a sus profesores de heroísmo) un diputado levantó la voz para protestar, para oponerse; ¿En nombre de qué? En nombre de la democrac a, del progreso y de los operarios. x Otro dia, un hombre de autoridad mandó que en la plaza de toros se cubriesen con unas telas los cadáveres de los caballos a medida que fuesen cayendo despanzurrados sobre el redondel. Era una manera de atenuar el vilipendio. Era también un modo de aligerar la conciencia de los espectadores quitándoles la vista del delito y dándoles así una mayor faciHdad para see- urr disfrutando de suyisaJJSTTtonto j nacer. Protestaron todos, desde los périó- í dicos hasta los protestantes de café o casino. Protestaron con pullas, con chistes, con versos jocosos, y tal vez con serias indignaciones. ¿Y en nombre de qué... De nada. En nombre de lo inmarcesible y de ¡o inefable. En nombre de la eterna frivolidad humana. Pero, sí, hubo quien protestó en nombre de algo concreto: en nombre de la libertad; de la democracia. Todo esito indica, sencillamente, una mala educación intelectual. Esto indica que el espíritu de oposición, de crítica y de protesta, indispansable como nada en una sociedad que aspire a aproximarse lo más posible a la perfección, está entre nosotros descuidado hasta el punto de que un señor diputado no sabe que lo inteligente es enmudecer cuando se trata de honrar nada menos que a un profesor de heroísmo, muerto en prácticas de heroísmo; como tampoco saben callar esos innumerables cuando un hombre de autoridad tiene la civilizada idea de cubrir, ya que no pueda ser otra cosa, con un paño piadoso los despanzurrados caballosi Pero hablemos todavía de los toros. No transcurre ningún a ñ i taurino, ninguna temporada tauromáquica, sin que debamos contar alguna victima. Este año han muerto ya dos toreros de horriibles cornadas. Otros varios suelen caer constantemente, y sin que se les dé; mucha importancia, heridas, pateados, estropeados. Cada véz qUe un torero- muere en, las astas del toro se levanta en el país, junto con la pena simple y tierna de la crasa muchedumbre, un aire de enojo contra la fiesta. No suele ser muy vivo ni exaltado el enojo. Pero, sin duda, se forma entonces un ambiente especial que desde luego pone de manifiestG esta sencilla realidad: en España abundan muchísimo los españoles que por sectarismo, por sensibilidad, por humanidad o simplemente porque les aburre, son adversarios de las corridas de toros. Hay otros muchos indiferentes. Si en esos momentos un gobernante de buen sentido quisiera aprovechar la coyuntura, no le sería difícil, en medio del estupor y la vergüenza de la desgracia, legislai sobre los toros tan radicalmente como los tiempos exigen, Pero, al revés, cuando un inforrunado torero prepara con su muerte el ambiente sent: me: r! tal del país, cuando la vergüenza y a pena conmueven a los ciudadanos, entonces saltan los eternos imprudentes, los oradores y lo3 articulistas inoportunos que a golpe de frases gruesas somos uno 3 barbares no tenemos remedio somos el ludibrio de Europa salvajes, sanguinarios, analfabetos ¿y nosotros pretendemos civilizar Marruecos... a golpe de frases gruesas sólo consiguen irritar a los aficionados a los toros y a los mismos qu? no son aficionados. La oposición a las corridas ie toros se viene haciendo en España con la virulencia, i a injusta extremosi- -Á -f.