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04/04/1922
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Periódico ABC MADRID 04-04-1922, portada

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MADRID DÍA 4 DE A B R I L D E 1922 NÚMERO SUELTO 10 CENTS. DIARIO ILUSTRADO. AÑODECIMOOCTAVO, N: 6.004 10 CENTS. ig) g FUNDADO EN EL AÑO 1905 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA MADRID. LAS ESCUELAS DEL BARRIO DE LA ALMENARA S. M. IJA REINA (X) REPARTIENDO PREMIOS A LOS NIÑOS EN LA INAUGURACIÓN DE LAS ESCUELAS, VERIFICADA AYER, (FOTO DUQUE) IMPRESIONES DE UN HOMBREDEBUENAFE En el banquete que los periodistas han ofrecido al Sr. Marfil pronunció un discurso el Sr. Sánchez Guerra; y en ese discurso afirmó que los pericdisías de hace cuarenta o cincuenta años eran más importantes, más románticos, de una excelencia superior a los de ahora. La ocasión para formular tales afirmaciones, no era la más oportuna; pero este pecado de sinceridad sería venial si aquéllas fuesen exactas. No lo son. El señor Sánchez Guerra emitió un juicio al t avés del recuerdo, siempre impregnado de poesía, de sus años de juventud. Pero la poesía y la razón no siempre van del brazo. ¿Dónde está el romanticismo de los periodistas de hace medio siglo? En este pequeño detalle: no cobraban. En aquellos tiempos, y aun en otros muchos más cercano- s, pa a el editor de un perió dico podía constituir un grave problema reunir el direro preciso para los sellos de cuarto de céntimo ccn que enviar los ejemplares a provincias: üero la nómina del personal no le inquietaba... porque no existía. Hay una extraordinaria riqueza de anécdotas acerca de la precaria vida económica de los diarios de aquel tiempo, 31 también de la de sus redactores. Pero ¿puede deducirse de aquí que el periodista fuese entonces un romántico, un hombre que sacrificaba su bienestar a la defensa de sus ideales? No, Sr. Sánchez Guerra. Aquellos periodistas apenas merecían el nombre de tales; ni su aspiración ni sus aficiones eran ser periodistas. No buscaban el dinero en la administración de los diarios, entre otras razones porque no lo había. Convenimos en que hoy ocurre lo contrario: el periodista pretende que el. periódico le pague con la mayor largueza. Y esto es natural; y es posible, porque la mayor difusión y las tarifas de anuncios le permiten al periódico satisfacer sueldos de cierta importancia. Pero los periodistas de los tiempos del Sr. Sánchez Guerra- -con algunas escasas excepciones -no eran más que unos ambiciosos de tomo y lomo, casi siempre sin méritos periodísticos y muchas veces sin talento. Por regla general escribían ccmo cocineras. Nunca fué mayor el fa do de lugares comunes en el equipaje de los redactores. Peloteaban unas cuantas palabras y unas cuantas frases hechas; su cultura era mediocre; su amenidad, nula; su cerebro, de almacén; su sentimentalismo, cursi; su trascendentalismo, de tambor. No Cían articulistas, sino oradores; y esta condición predominante llevaba a sus cuartillas la difusión, los latiguillos y la inferioridad evidente e indiscutible que, por muchas razones, tiene la palabra hablada con respecto a la palabra escrita. Con sus obras de entonces se podría hacer una incomparable Antología del sopor Su romanticismo consistía en procurarse cargos públicos. Toda la política española estaba entonces en manos de los periodistas. El que aspiraba a una cartera escribía fondos el que ansiaba un empleo urdía gacetillas. Un artículo derribaba un Gobierno, varios artículos encumbraban a un hombre. Los Gabinetes eran, a veces, el personal en pleno de una redacción. Un libelista agudo venía a ser el ¡Jujeto más mimado y más temido, un verdadero personaje. Los periodistas no cobraban en las redacciones, pero cobraban en los cargos DÚblicos o en sus bufetes.

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