Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 03-02-1922 página 4
ABC MADRID 03-02-1922 página 4
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 03-02-1922 página 4

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página4
Más información

Descripción

MELILLA. I M P O R T A N T E S SUMISIONES EL CAID BEN CHELAL (i) ACOMPASADO DE MULEY ALI EL KELKESI (2) Y EL CAID LEMERID (3) DIRIGIÉNDOSE AL CAMPAMENTO 7 DEL ZAIO PARA SOMETERSE. (FOTO LAZAKiO) con respecto al tiempo, lo que la longitud con re 1 ación al espacio; aquélla es un intervalo, entre dos instantes; ésta, un intervalo entre dos puntos. Amho s intervalos aparecen disminuidos por el movimiento, por ia velocidad. Pudiera creerse que el éter, ó si se quiere el espacio, presenta al movimiento de los cuerpos una resistencia setoejante a la dd aire con respecto a ios proyectiles creciente con la velocidad. A ios -íóó. dco kilómetros por segundo, ia resistencia parece infinita y el aumento. de velocidad imposible. Este limite máximo es, en la actualidad, aceptable como resultado de las modernas teorías de la Física. Pero lucra aventurado asegurar que no puedan existir velocidades superiores, que quizá algún día se descubran. Lo que no parece posible es la existencia de una velocidad infinita; el móvil o fencarten o que líe realizara podría recorrer cualquier espacio, por grande que fuera, sin Que transcurriera tiempo alguno. I a velocidad es una relación entre el espacio y el tiempo; para que aquélla resulte infinita, es preciso que éste se féduzca a cero. Einstein ha publicado para vulgarizar sus teorías, un pequeño libro (pequeño por c ¡tamaño, no por las ideas que contiene) cuyo- título es Teoría de la relatividad restringida y generalizada- y añade a continuación del título V entre paréntesis, puesta, al alcance de todo el mundo Sufriría. sin embargo, una completa desilusión quien creyera que, sin la preparación necesaria, podría entender esta obra en su totalidad. En rigor, el libro está al alcance de todo el que tenga suficiente estatura científica jara alcanzarlo. Es como si el propietario fie un huerto lleno de árboles frutales, -y en los cuales los frutos se hallaran a una distancia dsl suelo superior a la altura media de los hombres, dijera: Estos frutos se hallan al alcance de todo el mundo; basta alargar la mano para cogerlos. 1 Hay en el libro de Einstein un capítulo, el XVII, que se titula El espacio de cuatro dimensiones de Mikowinski y empieza con el siguiente párrafo: Un- estremecimiento místico se apodera del que no es matemático, cuando oye hablar del espacio de cuatro dimensiones, sensación parecida a la que despierta en el teatro la aparición de un fantasma. Y, sin embargo, nada es más banal que asimilar nuestro mundo a un continuo de cuatro dimensiones. Como no nos proponemos producir en los lectores estremecimientos místicos, y sí sólo excitar su curiosidad, nos limitaremos en este tema a unas ligeras consideraciones. De las cuatro dimensiones, tres son relativas al espacio; con ellas puede fijarse en él la posición de un objeto. Si, por ejemplo, se quiere colocar una lámpara en una habitación, bastará indicarle al operario la distancia a que ha 1 de quedar del suelo, o del tedho, y también las que deben separarla de dos de la: paredes adyacentes. Pero si se trata de- un móvil, para determinar su situación no basta fijar la distancia al punto de partida, o ésta y su altitud, en el caso de una aeronave, es necesario expresar además el momento en que pasará por tal o cual sitio. Aquí entra ya el tiempo; pero no como una cuarta dimensión. En la teoría de la relatividad tiempo y espacio están íntimamente enlazados, y ello es fácil de comprender, poique ya hemos visto que, longitud y dirección varían según que el observador sehalle en reposo o movimiento con respecto; al objeto observado; dependen, por consiguiente, de. una velocidad 1, que es la relación entre un espacio y un tiempo. Toda persona medianamsnte ilustrada tie- ne perfecta idea de las tres magnitudes espaciales: largó, ancho y; alto; pero la cuarta, el tiempo, resulta difícil de colocar desde el momento en que ya no es independiente de las restantes. Por otra parte, mientras las tres dimensiones del espacio se miden por medio de una regla y se expresan en unidades de longitud, la cuarta hay que medirla empleando relojes, y se- -expresa en unidades de tiempo. Esta dificultad puede, sin embargo, salvarse tomando por unidad de velocidad la ds la luz, en cuyo caso 300.000 kilómetros y un segundo son equivalentes. De este modo- se logra la homogeneidad de- las cuatro dimensiones. En astronomía, tratándose de las inmensas distancias interestelares, esta substitución es frecuente y aun necesaria para evitar- el empleo de cantidades verdaderamente fabulosas. Así, por ejemplo, la estrella Alfa del Centauro dista de la Tierra cuatro años y medio luz 1; es decir, que el rayo luminoso que parte de ella emplea, para llegar a nuestro planeta, el tiempo mencionado. Si esta distancia se quisiera expresar en kilómetros, teniendo en cuenta que en un ano la luz recorre más de nueve billones, resulta una cantidad superior a cuarenta y. dos billones y medio, que necesita para expresarla catorce cifras. Se ve claramente que en este caso resulta ventajoso substituir las longitudes por tiempos. En el que nos ocupa sucede lo contrario; puesto que las tres dimensiones del espacio se expresan en unidades de longitud, es conveniente reducir los tiempos a distancia, teniendo en cuenta la equivalencia expresada. Según Mikowinski el espacio y. el tiempo, considerados independientemente, no son más que sombras, fantasmas; sólo su combinación tiene existencia real Huyendo de sombras v fantasmas, no ahondaremos en este tema WATT

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.