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01/12/1921
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Periódico ABC MADRID 01-12-1921, portada

  • EdiciónABC, MADRID
  • Páginas32
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MADR 1 DD 1 A 1 DE DICBRE, D E 1921 NÚMERO SUELTO 10 CENTS. f S? DIARIO ILUSTRADO. AÑO DECIMOSÉPTIMO. N. 5.898 10 CENTS. S ÍS iS M FUNDADO EN EL AÑO 1905 POR D. TORCUATO LUCA DE TENA MADRID. EX LA IGLESIA DE SAN MANUEL Y SAN BENITO CONSAGRACIÓN DEL REVERENDO PADRE AGUSTINO FR. BERNARDO MARTÍNEZ NOVAL (x) OBISPO PRECONIZADO DE ALMERÍA, VERIFICADA AYER. (F O T O L A R R E G L A) IMPRESIONES DE UN HOMBREDEBUENA FE Guárdense U; -tfcdcs su precioso debate de Marru: cos, señores políticos. Maldito si sirve para nada. A! principio nos hemos atre vido a suponer q. ie de ese proceso verbal se deduciría aljío práctico. Pero pronto nos liemos convencido de que carece de toda utilidad. Se ha dicho ya cuanto Se tenía C ue d: cir; voVió a comenzarse, en un nuevo equipo de oradores, a decir exactamente lo mismo; después tornó a hablarse en fl Senado lo que ya se había hablado en el Congreso. Y no se obtiene ningún resurtado práctico. Es el efecto de un orfeón enfrascado en la producción de un contrapunto. En nuestra infancia hemos recibido una impresióii igual oyendo a los orfeonistas cantar Las mariposas, de Laurent de Rillé. Los tenores gritaban: ¡Corred! ¡Y los barítonos aconsejaban: ¡Cotred! Y los bajos bramaban: ¡Corred! Y aclaraban, finalmente, os tenores; -i Corred por las praderas! -i Corred, corred -asentían las otras cuerdas. Muchos espíritus seiicillos reían al oir este trozo, y a gunas graves personas, contagiadas, dejaban asomar una sonrisa. Si ustedes pregunta- sen entonces: ¿Porqué os reís? Este es un trozo mu sical delicadamente lírico. Las mariposas corren sobre las flores de la pradera, No hay motivo p- ira la risa. Ellos les contestarían: -En e fecto; pero... no sabeimos por qué nos hac gracia. Y era que una íntima e irrazonada propensión crítica les llevaba a pensar; -Si todos estos señore s están conformes en recomendar a las mariposas que corran sobre las praderas, ¿por qué no lo dicen juntos y de unn vez? Porque e) caso es que cuándo los bajos rugen sordamente co rred parece que están convencidos de expresar una cosa distinta a la de los tenores qu e chillan corred Y, sin e mbargo, dicen, con otro tono, lo mismo. Todos estos señores oradores, con distintos tonos, expresan análogas ideas. El coro se repite, se prolonga, se torna incesante. A pesar de la gravedad de la cuestión, estamos a punte de echarnos a reír. El contrapunto cíuradero incita la carcaja da. De ese total acuerdo de que hubo imprevisión, y desmoralización, y torpeza ¿qué conc usión práctica se deduce? ¿Se ha castigado a algún miilitar? ¿Se ha in habilitado a algún político? ¿Sabemos siquiera cuál va a ser nuestra futura no ma en Marruecos? Las sesiones de! Senado parecen, no obstante, abrir una pequeña saetera en el debate para que la novedad se asome levemente. Cuando a nue. stras Cámaras se asoma la novedad, es siempre pintoresca. Ahora se re fiere a la condio ón del mar Mediterráneo. El general Pr- mo de Rivera cree que e s un foso. El marqués de Valero de Palma ha acudido solícitamnte a corregir esta opinión; el mar Mediterráneo no es un foso: es un ago. De esta condición de lago Se desprendo una consocuenc a distin ra, opueeta, a a anterior. E foso separa. El lago une. Si el general Primo de Rivera tiene razón, Españr) debe detenerse ante ese foso y abandonar Marruecos, Si el marnués de Valero de Pa ma está en lo cierto, España debe atravesar ese lago e insistir en su empresa. Esto simplifica grandemente a cuestión Hasta ahora era difícil ponerse de acuerdo acerca de si debíamos continuar en Mfirruecos o abandonarlo. Las op niones que se exponían en uno y otro sentido dependían de la nterpretac ón personal, pran de ma íuido ab. stractas. Se referían al honor nacional, a nuestros deberes de potencia

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