ABC MADRID 12-09-1915 página 3

TODO J. MIIN: -POR J L M f AJljLE TELÉGRA- FO y TELEFONO if EDITADO POR LA EMPRESA PERIODÍSTICA PRENSA ESPAÑOLA DE TODO ELMUNs DO, POR CORREO, CABLE, TELÉGRA, FO Y TELEFONO UN ASPECTO NUEVO DE VENECIA. que lo haya aplazado; pero nosotros le esperaremos todo el tiempo que sea preciso. Lo sentiré únicamente, por usted, porque no debe serle muy agradable pasar en el- mar días como el de hoy. ¿Cuántos días, puede usted estar fuera del. puerto? -pregunté. -Muchos, -muchos más que los que nuestros enemigos- suponen- -contestó evasivamente. -Y ¿cómo si ej barco qü. e usted espera salió de Londres y va á Francia estamos en estos parajes? A veces cambian el itinerario. En. el cuadro colocado en el testero, encima de la mesa de caoba, apareció un punto rojo iluminado. El capitán, sin, p recipir tacióri, me rogó que le, disculpase si tenía que abandonar la, sobremesa. Me qu dé solo, A los pocos- rmomentos vino de. nuevo eJ capitán. Fue á la mesa y comenzó á ma. niobrar en la manivela. Un segando después sentí como una conmoción en el barco, coi mo si unas manos de gigante lo sacudieran. Después tuve la sensación de que descendía en un ascensor. Ei capitán observaba por el periscopio. Comprendí que nos habíamos sumergido y que algo justificaba nuestra inmersión. -Ya se acerca nuestro enemicro- -dije e) capitán sin abandonar su observatorio. PANORAMA DE LA CIUDAD OBTENIDO DESDE UN AEROPLANO. FRANCÉS. A 9 0 0 METROS DE ALTURA. (DE L I L L U S T R Z I O N E ITALIANA A B C EN LA GUERRA DEL MAR Toda la tarde la pasamos en la torre del submarino. El mar tenía ttri color: plomizo. y las olas eran grandes, pesadas lentas. E submarino cambiaba de rumbo, ai Norte, ai Sur, al Este, al Oeste. Otras veces se; paraba, descansando muellemente sobre él lomo de una ola. grande, que luego, se lo entregaba. á otra, como si estuvieran jugando con él. El ballenato mecánico parecía a acecho, y, según supe después, aguarda- baeí paso áe un barco carbonero de cuya salida de Londres había tenido aviso. Pero pasábanlas horas y no se. veía ningún penacho df- humo en el honzónte. Este mar, antes bn frecuentado, -en donde. embarcaciones de todas clases pululaban, que cruzaban los navios ingleses, alemanes. franceses, belgas, holandeses, estaba desierto. -Inglaterra ha paralizado lanavegación marítima de Alemania: pero no ha podido conseguir que las d emás Marinas mercantes ni la. suya propia continúen- el tráfico de antes. ¿Cuándo, vn- oíros- tiempos, habríamos- pasado cuatro ISÍÍ- OS k la e ntrada del canal de la Man- ch; -er- un mástil, sin divisar una chi? El capitán S... continuaba observando el mar. Cuando el sol se ponía, hundiéndose en las aguas, se. veía á estribor una especie de masa gris difuminada. Eran las costas. de; Escocia. Yo confieso, que ante la tierra in- glesa sentí un poco dé miedo, íbamos en un: barquito diminuto, y éste tenía. la audacia; de acercarse- á las- playas de. la formidable, potencia naval, Inglaterra, á los puertos en donde se guardan monstruosas fortalezas de acero con cañones gigantescos. Y cuando yo! comunicaba mis inquietudes, al capitán en sus labios, muy finos, se dibujaba una sonri- sa de burla. El submarino viró, y la masa gris, de las tierras de. Escocia que estaban á estribor pa- saron á babor. Continuamos marchando lentamenté, -taa lentamente, que la hélice ape nas si dejaba en el mar una estela de espuma. Más tarde desapareció ía masa gris, lo que me indicó que habíamos puesto rumbo á las costas holandesas. A las siete bajamos. á comer, y me abstengo de incluir ei menú porque no se dife. rendó mucho del de por la mañana. Mientras tomábamos el café, el capitán me dijo cuál era el objeto de su salida. -Tenemos el aviso de que un barco carbonero, que sale ó salió de Londres, lleva soldados y material de guerra para Francia. Puede que haya desistido de su viaje ó