ABC MADRID 03-08-1914 página 2

LA MOVILIZACIÓN EN FRANCIA SOLDADOS FRANCESES CUSTODIANDO UNA ESTACIÓN DEL FERROCARRIL. (FOTO M E U R I S S E) COMENTARIOS LA FICCIÓN GUERRERA Con todas las reservas que nuestro humanitarismo nos merece, ¿cómo negar que todos, en el fondo, al iniciarse una guerra, sentimos ese particular estremecimiento gozoso del espectador? La curiosidad humana necesita el espectáculo; y no hay un espectáculo más escalofriante c ¡ue ei de la guerra. La guerra conserva aún grandes prestigios; no en vano ha ocupado la imaginación de los pueblos casi con tanta fuerza como el arte y la religión. Un encanto i naginativo de tal intensidad no ha podido consolidarse sino con la colaboración de enérgicos estimulantes. Pocas cosas, en efecto, son tan brillantes y arrebatadoras como una batalla y como la vida del soldado. Desde niños nos inclinamos á plagiar los actos de la guerra, y así como una chica busca instintivamente el halago de un ¡a muñeca, el muchachito improvisa con cualquier palo un sable y se lanza á quijaéricas batallas. Tal como si la maternidad fuera el destino primero y único de Li mujer, y el destino del hombre, la guerra. Una serie infinita de representaciones marciales ha afectado nuestra ¡imaginación, y somos ya impotentes para reaccionar contra su influjo. Leemos con entusiasmo las páginas de la historia que se refieren á los combates. Nos alucinan las arengas célebres, los hechos de los grandes capitanes, el galope de los caballos sin número, las cargas heroicas, el vibrar de los clarines, la vida desenvuelta y fraternal de los campamentos. Todo eso es alegre y en- EL PRINCIPE ENRIQUE DE PSUSIA, HERMANO DEL KAISER Y JEFE SUPERIOR DE LA ESCUADRA ALEMANA. (FOTO BIEBER, REMITIDA POR TRAMPUS) tusiasta. Habla todo eso de la muerte y del valor, del sacrificio, de la juventud. Todo eso es inmensamente varonil, dramático, colorista y, sobre todo, teatral. Pero si se considerase atentamente la guerra con ojos críticos y actuales, el encanto se desvanecería. Hoy la guerra no es teatral, no. es interesante, w es panorámica; como espectáculo, carece de vialor y de realce. El soldado, en medio de una batalla moderna, se encuentra desprendido, desarticulado, puesto en el fondo de una trinchera y apuntando á enemigos invisibles, tan hipotéticos como fantasmas. El Ejército ocupa inmensas extensiones de terreno. Desde su trinchera, el soldado no entiende nada de lo que pasa alrededor. Le han dioho que dispare, y obedece. Pero no está muy seguro de que sus disparos, tengan alguna eficacia. Enfrente de él, á lo lejos, hay oíros soldados enemigos; pero no se les distingue; se sabe que existen por ciertas nubéculas de humo, y, sobre todo, porque, de tarde en tarde, un compañero cae con una bala en el cráneo. Se sabe que las balas están volando sin cesar; la mano que las arroja no se distingue. Y así, sin ira, sin entusiasmo, sólo con un continuo y sordo temor, se lanzan disparos en contra de las nubéculas lejanas, hastia que alguien, no se sabe quién, ordena retirarse ó manda avanzar. Siempre sin ver, sin palpar al enemigo, sin poderlo aborrecer de cerca. Como máquinas, pero como máquinas á quienes se exige el valor estoico de la paciencia, de la sangre fría. Yo, que no he asistido nunca á una batalla, pero que me preocupo tanto de la psicología de la guerra, pregunté á un soldado sobre la impresión que le produjo el primer tiroteo con el enemigo. Hombre sincero, respondió: Sentí una gran angustia en el vientre unos retortijones como no los he vuelto á sentir en mi vida. Le pregunté acerca de lo que opinaba de sus enemigos, y dijo: No veía á los adversarios; sólo distinguía una nube de humo, y contra aquellas nubéculas disparaba. Después del tiroteo, cuando los moros se retiraron, exploramos el terreno. Estaba el suelo materialmente cubierto de proyectiles. Parece imposible que no hubiéramos muerto todos... Sobre la ineficacia del disparo, recuerdo haber leído un estudio militar en que se narraba un episodio de la guerra ruso- japonesa. En la batalla del istmo 1 de Kincho- ilMimilMIliíIiinrnrMl imniirnTi runniinirini- rnin irirmun nmumiirn rrnr