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ABC MADRID 26-08-1913 página 7
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ABC MADRID 26-08-1913 página 7

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C. MARTES 26 DE AGOSTO DE 1 9 i3; EDICtON i PAG. 7. Moreno Aguilera D. Luis Belmorite Villora. Segundos tenieníes- Q. Eiii- iqu Eel iúSin. tes, D. Antoiiio EscatáerFff Vereay: D. Jóá: qumi 3 sés- Pedroso. cafemos nues- EL, CONTRABANDO i- Cádiz 25- 10 niañáiía. -Ha llegado él va- porcitode ja Tabacalera Frau, convoyando al falucho Montevideo que: fue apresado- cerca; del cabo Trafalgar con bandera i n- glesa. fposuptemenío semanal de nuel López Sápiña y á D. Ricardo Santomá Friera. Aprobando el reglamento de la Escuela de Aviación. Jubilando al inspector general del Cuerpo Cádiz 25, 2- tarde. Siguen los trámitesreglamentarios para el reconocimiento de- de Caminos, Canales y Puertos D. Enrique tenido del falucho con. motor de petróleo Gadea. Montevideo, y ai- acto concurrirá el cónsul: inglés, por- haber izado bandera; inglesa el RECURSO DE CASÁC. J. V citado barco. El Montevideo había salido de Gibraltar con documentación para Casablanca. Se in ís cé en que, además. de; tabaco, llevaba con- trabando de armas, También se afirma que ha- salido; de: GiEL TRIBUNAL braltar el f alucho: San- Luis- concontraban- Ayer mañana, á las nueve y media, do de armas; y le. buscan- lasíue rzas de res- d de la Tabacalera y las Carabineros. 1: ante- la Sala de Vacaciones del TribunalSupremo, se verificó la vista del recurso de; Cádiz 25, 3 tarde. Continúa en la cárcel casación por infracción de ley, contra la; Emilio Casal, hijo del droguero acusado sentencia dictada- por la Sección tercera de; de enviar artículos para fabricar pólvora lo criminal de la Audiencia de Madrid, que con destino á los moros al boticario de Tán- condenó á Rafael Sandio Alegre á la pena g e rR a m ó n í b á ñ e z -de muerte por el delito de regicidio frus- Se dice que de Sevilla vendrá, preso otro: -tradp, con las- agravantes de. premedita ción y alevosía. complicado en este asunto. El acto se celebró en el local de la Sala i SOLDADOS ENFERMOS de lo civil, y comenzó á las nueve y media; Cádiz 23, 10 mañana. El vapor Canale- en punto. jas, que- llegará mañana- procedente; de ¡La- v Formaban el- Tribunal D; Buenaventura tache, dejará en: Cádiz cien- ¿soldadoserrfeív Muñoz, como presidente, y los magistrados mos y- llévará á Sevilla otresveien... I Víctor Cóbián, D. Manuel Peréz Bellido, D. Juan de Cisneros, D. Pascu. aldel Córdoba- 25, -6 tarde. -Ha- llegado un tren Río, D. Carlos Groizard y D; Liborib del ¡hospital, que. conduce 93 enfermos proee- Hierro. Actuó dé fiscal D. Ramiro Cores y de- dentes qe las tropas dé- Marruecos, de los fendió él recurso el Sr. Barrioyero. cuales sers son cordobeses. En carruajes cómodos fueron conducidos El secretario, Sr. Crehuet, dio lectura al al hospital Militar, donde quedan cuidado- escrito en que se funda el recurso. En el- local había cuatro ó cinco perio sámente atendidos. v FUERZAS A ÁFRICA distas y dos ó tres curiosos. EL DEFENSOR Coruña 25, 5 tarde. En el vapor BarSe concede. la palabra al Sr. Bárriovero, cejó está embarcando la impedimenta- de la ibater p. de Artillería que ya- destinada á que comienza á combatir la circunstancia modificativa de premeditación, que en un (Arcila. La tropa embarcará á las siete, y á las obrero, que no tiene acceso fácil á Palacio, es inherente siempre al delito de regicidio. pcho zarpará el vapor. i; La segunda circunstancia que ha de comA los soldados sé les obsequiará con un batir la defensa del procesado- Rafael San- árancho extraordinario. EL REGLAMENTO MI- cho. Alegre, es la supuesta alevosía. EÍ concepto doctrinal de esta circunstanNERO BE MARRUECOS cia dispone que el agredido no ha de cener París 25, 10 noche. A fines- del próximo ningún medio de defensa, y esto no medió mes de Septiembre se publicará el regla- el día de autos puesto que el Monarca iba á. caballo, vestido de capitán general, con el mento minero de Marruecos. En él se establece que para resolver las acero desnudo y al frente de su séquito. No hubo alevosía en el atentado de Sancuestiones anteriores al protectorado, que afecten á las naciones signatarias del Acta cho Alegre, puesto que, además de que Su de Algeciras, se creará un Tribunal arbi- Majestad el Rey pudo defenderse y evitar- jtral internacional. Las que surjan en el por- la agresión, como la evitó, el procesado, se ivenir serán resueltas exclusivamente por gún consta en autos, dirigió un anónimo á (Francia en su zona y por España en la fa policía, anunciando el atentado. El regicidio no es, á juicio dé esta defenSuya. sa, un atentado contra las personas, sino contra la Constitución, y, por lo tanto, la VARIOS DECRETOS alevosía no pudo, no debió considerarse como circunstancia modificativa por la Sala sentenciadora. Y vamos ahora con el último fundamen... Bilbao 2 J, 1 tarde. S. M. el Rey ha fir- to del recurso. La epilepsia de Sancho mado los siguientes decretos de Fomento: Alegre. 1 Nombrando comendadores d e l Mérito Cuando la suerte lleva al- procesado á ser Agrícola á D. Salvador Zaragoza Ripollés, ví á la Patria, el Ejército lo aparta de su á D. Antonio Bo. tella Jáudenes, á D, Ma- seno por ser un, epiléptico. Enfermedad es El falucho llevaba á, bordo. 117 fardos de tabaco, y se sospecha que también condujeí a contrabando de guerra. LA AJÍ 4 t EL? REGÍG JDJO 1 esta que no puede curarse, -que hasta la fecha no ha encontrado la Medicina medios de. combatirla. Ánté; la Sala; sentenciadora tuvo eí. hp no r ésta defensa ele hacer un resumen de opiniones de sabios doctores, eminencias n las enfermedades epilépticaSi que cóméíi- zaba én Roina y terminaba haciendo refe- rencia á lo consignado en una importante revista alemana de fecha de una- semana anterior á la vista, y todas ellas, todas esasopiniones, coinciden en afirmar que el epiléptico es un loco en los momentos de paroxismo, y un ser normal en todos los demás momentos de su vida. Esto negó la Sala sentenciadora, y ello pido yo que afirmen los dignos señores que componen la muy ilustrada que me escucha. Termino, pues, pidiendo la revocación de la sentencia que condenó á Rafael Sancho Alegre, por no haberse debido apreciar las circunstancias de premeditación y alevosía, y haberse dejado, en cambio de apre ciar la atenuante de la enfermedad epiléptica que padece el procesado. EL FISCAL FIRMA DEL REY Concedida la palabra al fiscal, Sr. Cores, comienza execrando el atentado contra. Su Majestad el Rey, al que envía cu felicitación por haber salido ileso de tan inicuo crimen. Entra de lleno én el fondo, de la cuestión, y relata la estancia. de Sancho Alegre en Madrid, sus amistades con elementos anarquistas, su presentación en la Gasa del P eblOj sus conversaciones con, persona jes misteriosos en el taller de carpintería de la calle de Santa Águeda, donde trabajaba, y por. cierto con escasa puntualidad. Hace referencia á la labor que realizó Sancho Alegre desde- 1 11 de Abril; hasta el 13, en que comet- ió el delito. La- eom- pra del revólver, ias cartas. que- esGi ibió ávsti. mujer, á su tío Ramón Sancho, á los hijóa de éste, á la Policía, su visita á, la Casa del pueblo la madrugada del día de autos, y lo- que hizo la mañana del domingo 13 de Abril. Una idea, -una verdadera obsesión hay en todo este tiempo en Sancho Alegre: Asesinar, á S. M. Y está tan aferrada á su- cerebro, que no hay un momento en que tema lo que va á hacer y cambie de opinión, sino que al revés, cada minuto que transcurre ansia más realizar su propósito. Nó puede, pues, estar más- claramente definida la circunstancia modificativa de premeditación. Dice lá defensa del procesado que un obrero no puede tener acceso á Palacio, que no puede, acercarse á los Reyes. 5 Los Reyes, nuestros Soberanos, -están continuamente en contacto con- el- pueblo, ello es bien notorio, pero además, ¿qué son esas fiestas religiosas en el regio Alcázar donde el público, apiñado en las galerías, contempla desfilar por su lado á los Reyes j á los altos dignatarios de lá corte? ¿No es ello un. contacto del pueblo con sus Reyes? Así, en una ceremonia de esas atentó un malvado contra la yída de la egregia abuela de S. M. eLRey, doña Isabel II, infiriéndole con un puñal uña herida en el hipocondrio derecho, Con gran elocuencia relata el Sr. Cores el momento del atentado contra D. Alfonso, cuando éste venía, no con el acero desnudo, conv dice la defensa, sino sostenien. do las bridas del caballo con una mano, y, saludando con la otra al pueblo, que- fe aclamaba con loe frenesí. No iba, pues, S. M. en condiciones de repeler la agresión ni de evitarla; así ¿s- que la alevosía con que Sancho Alegre realizo su delito, es también fclaramente apreciada. Encarece la importancia de esa circunstancia, que á veces tiene, fuerza de í- alifU

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