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ABC MADRID 02-10-1910 página 2
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ABC MADRID 02-10-1910 página 2

  • EdiciónABC, MADRID
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FOLLETÍN D VA B C EL CONDE DE TREMOREL NOVELA POR EMILIO GABORIAU (CONTINUACIÓN) hacha no. ha sido colocada tranquilamente mis incertidumbres, mis vacilaciones; me en tierra, sino arrojada con precipita- venderían, y de aquí que yo tenga tanto ción, con ira. Ved, si no, en el pavi- interés en trabajar siempre solo, sin que mento de madera estas tres señales. Cuan- nadie me vea. do el criminal arrojó el hacha, ha caíEl juez de paz, á estas palabras, moduló do, ésta, -primero, de corte, y de aquí esta, una sonrisa de indulgencia. hendedura; después, de lado, haciendo el- -Otras vécese- -prosiguió, -cuando los pesado mango esta rozadura que os mues- indicios son más claros, no abro la boca tra; mi dedo, y por fin, lá han arrojado con hasta que tengo formada mi opinión; y tanta fuerza, que ha girado sobre sí. misma, entonces, como un oráculo, digo: es ésto clavándose de la manera que la veis ahora. ó es ló otro; pero: Boy- trabajo ante Un -Es posible- -murmuró el tío Pbintat, -hombre que sabe qué no se resuelve á es muy pb 3i ble. primera vista un problema de. ésa imporY las observaciones del agente de Poli- tancia, de esta complicación; así es que cía destruían quizá presunciones ya for- no me pesa que sigan 4 nii traBajo mental madas, porque exclamó con marcada con- y que vean qué llego. á lá... veñiad- por; uhee continuación de cáleülos 1o- detded ccioftés. trariedad: En este, momento mi lógica falsea un popo. ¡Pues señor, no lo entiendo! ¿Cómo -í; x Monsieur Lecoq, entre tanto, proseguía- -Es muy sencillo; yo. creía saber quiésus observaciones. -Las ventanas que ahora están abier- nes son los asesinos cónocerlosXcp niQ; á quien... Encantado, por. ei, éxito de su. astucia, tas- -preguntó, ¿lo estaban también esta mí mismo, lo quej. és muy importante 1 para él esclarecimiento de un hecho; pero desM. Lecoq no pudo, permanecer; serio, y el mañana cuando habéis entrado? pués del suceso del ha. cha; no conozco á- -Sí. tío Plantat comprendió que había caído en. una emboscada, y se ecnó á reír con na- -Entonces no tiene duda; los asesinos mis adyersariós. La astucia del lecho, y la hsjri. oído algún ruido en, el jardín y han del reloj me había. n; dado, á mi parecer, turalidad. v Entre aquellos, dos. noniDres, -sabios en idp á mirar lo que pasaba. ¿Que han visto? la medida de su inteligencia, y llegaba a la ciencia de la. idá, de, una sutileza igual, Yo no. lo sé; pero lo qué; -hañ; visto íes. ha una Cgorción de consecuencias fáciles de v ne medió ni üñárpalabra más. Se: habían hechó. arrojar precipitadamente el, hapha deducir, adivinando todo; Jófque habían poy huir con espanto. Examinad si. noüas. dido hacer para extraviar nuestras; sospeentendido. V -Mi camaratlá- se vdecía el agente- -cortaduras; haced un bies. y veréis que. él chas. Mi. punto de partida admitido no ticulta algo, solo que es- tan- enorme, tan hacha ha debido ser lanzada por una per- tenía más que seguir, lo! contrarió de las monstruoso, que ño se lo arrancaría, una sona que no estaba junto al mueble, bino apariencias para dar en lo. verdadero, y; me decía: Se ha encontrado un hacha en el bala de cañón. -Quieres que te. obligue? cerca de la ventana abierta. i A. su vez, el tío Plantat se arrodilló, miró piso segundo, y es: que los asesinos. la han Pues bien, te obligaré. -E s t á sobre la pista- 7- pensaba; en cam- Con extremada atención y convino en que dejado allí de intento; han dejado cinco 3i b el tío Plantat; -comprende; que yo tén- el agente decía la verdad; levantóse doble- vasos en el comedor luego eran trias c s; o una idea, que hay qüé saber niás, y mente contrariado, y después de un mo- menos de cinco, pero no cinco. Había restos de una cena, luego no han comido ni buscará. mento de vacilación dijo: el Monsieur. Lecoq se náDia güárdado eii -n- C; onyengo en que esta circunstancia me bebido; del cadáver de lá condesa estaba a s orillas río, y es porqué le el bolsillo la caja con el retrífto- éórisabido, confunde un poco; sin embargo, en rigor... allí con premeditación use ha han lléyadc encontrade Detúvose inmóvil, meditabundo y con y su amor propio de discípulo ííél tío Taun pedazo, de tela entre las manos del cabaret estaba ya en guardia é interesado su una de las manos apoyadas en su frente. -Todo podría, sin embargo, explicar- dáver, el cuta ha sido puesto, sin duda, cor ¡amor propio. toda El cuerpo- -Así, pues- -se decía, -á caballo sotfre se- murmuró; -pero, en ese caso, la hora, de laintención, por los asesinos. de heridas, condesa está acribillado que marca el reloj es lá verdadera. Sa marcha. -Y añadió después en voz alta: Monsieur Lecoq no pensaba interrogar al cuando, de seguro, ha muerto de un solo -Se dice en el proceso del señor juez que el crimen se ha verificado también con juez: de paz; sabía que no respondería con golpe... ¡Bravo, bravo! -exclamó el tío Plauun instrumento que hta servidó luego para franqueza, y, además, su amor propio esdestruirlo todo. ¿Dónde está ese. instru- taba ya interesado. ¿Cómo no había de tat con entusiasmo. ¡Eso debe ser! descifrar él un enigma ya descifrado per- -No, bravo, no- -dijo M. Lecoq; -aquí mentó? el hilo de mis deducciones se rompe, por. -Lo hemosaencontrado- -contestó el tío otro? -mí también- -dijo hablándose; á sí que- si mis deducciones fueran ciertas, este A Plantat- -en una estancia del piso segundo que da al jardín; es un hacha y estaba de- mismo- -me desconcierta un poco esta cir- hacha no hubiera sido arrojada con pre, lante de un baúl que no han acabado de cunstancia del hacha; yo suponía que los cipitación. criminales habían llevado á cabo su intento- ¡Sí, bravo! aunque vos no queráu ibrir. con entera tranquilidad, mientras que aho- -repuso el tío Plantat. -Esa es una par- ¿Y es muy pesada el hachat ra descubro que alguien les ha sorprendido, ticularidad que en nada afecta á nuestro- -Debe pesar lo menos un kilo. que han tenido miedo. clan general. Es para mí indudable que- -Muy bien; deseo verla. los asesinos han debido obrar como vos El tío Plantat era todo oídos. Subieron, en efecto, y M. Lecoq, olvidan- -Es verdad- -prosiguió lentamente Lé- decís, y un suceso que no esperaban les Jo su papel y sus vestidos, se echó en el trastornado, les ha hecho suelo, estudiando alternativamente el ha- coq- -que tenemos que dividir los indicios ha- -Quizá- -repuso el agente á huir... voz, -media cha, tomándola á peso y observando cuida- en dos categorías. Los que han dejado á quizá vuestra observación es. justa; perc dosamente el suelo, que estaba primorosa- propósito y los que no han podido borrar, yo veo aún otra cosa. como, por ejemplo, este hacha y las señamente encerado. ¿Cuál? -Supongo- -dijo el tío Plantat- -que los les por ella producidas; sin embargo, esto necesito, ante todo, ve? criminales han subido, este hacha y han desconcierta, porque yo me creía seguro el- -Nada todavía: jardín. comedor y el golpeado este mueble sólo con objeto de respecto al carácter de los asesinos, y Monsieur Lecoq y el juez bajaron de nueextraviar la acción de la justicia y com- ahora... Calló, y la contracción de sus cejas re- vo, y el tío Plantat enseñó al agente los plicar el problema. Este hacha no era ciervasos y las botellas que habían Hallado sobre tamente necesaria para abrir un cofre vie- velaba el esfuerzo de su pensamiento. la mesa. M. Lecoq los examinó uno pot- -Ahora, ¿qué? jo, cuya cerradura haría yo saltar de un Monsieur Lecoq, al oir esta pregunta, uno levantándolos á la altura de su vista puñetazo; han dado un golpe, uno solo, y estudiando los han dejado después tranquilamente el ha- tuvo la expresión! del hombre que se des- ñado el cristal. sitios en que estaba empa. cha. pierta. -Nadie- El agente de Pohcia se habia levantado! -Perdonad- -dijo, -perdonad. me había vasos- -dijo. ha bebido en ninguno de esto: distraído. Tengo ¡la deplorable manía de y sacudía sus ropas. I (Se continuará. C ¿ijue os equivocáis; este reflexionar en vdz alta. He aquí por qué -iPardiez! -pensó ¿y si me equivo: ase? ¡Si este hombre no fuera tan sagaz ¡orno me figuro y obedeciera á impresioles de la casualidad! Se ven cosas tan extrañas... yo he conocido personas cuyos ajos eran antorchas que anuncian maravillas; no había. tal cosa; pero vo... ¡vo sé bien á qué atenerme! Y adoptando el aire mas candido de su repertorio exclamó: -Lo que queda que. hacer, señor juez 3 e paz, es poca cosa; teniendo, ya cogidos i los culpables, ellos, hablarán, más pronto i más- tarde, y lo sabremos todo. Un Jarro de. agua helada, que cayese en! a cabeza, del tío Plántaff: no 1 e hubiera sorprendido más; ni, más desagradablemente. balbiioó como atur dido, ¿y sois vos, un; hombre hábil experimentado,

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