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ABC MADRID 12-01-1910 página 3
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DE TODO EL DO, POR CORREO, CABLE TELÉGRAFO Y TELÉFONO gg g DE TODO EL MUNDO, POR CORREO, CABLE TELÉGRAFO Y TELEFONO LA SOCIEDAD LIBRE DE ESTUDIOS AMERICANISTAS EN BARCELONA REUNJON VERIFICADA EN EL FOMENTO DEL TRABAJO NACIONAL BAJO LA PRESIDENCIA DE LOS SRES. ZULUETA Y RAHOLA, PARA CONSTITUIR LA AGRUPACIÓN Fot. Antontetti DE NUESTRO ENVIADO ESPECIAL El senador Hutnbert es uno de los pocos franceses que todavía cultivan la idea de la revancha. Oriundo de una villa de la frontera, se dedicó á estudiar con entusiasmo el problema de las relaciones franco- alemanas, y fue elegido senador por los sufragios de su ciudad natal. Es de suponer que los fuegos revanchislas del senador Humbert se han apagado bastante; pero, aunque no tenga fe en ellos, continúa cultivándolos, porque son una excelente plataforma política. Hoy, el respetable senador- -que además está á sueldo en Le Journal- -publica un artículo sensacional, titulado El nervio de la guerra, en el que descubre los procedimientos que Alemania pone en práctica para que so la sorprendan los acontecimientos el día que estalle una conflagración en Europa. Alemania busca dinero, porque el dinero es el nervio de ta guerra. Lo que no dice el senador Humbert es que antes de procurarse el dinero hizo ejército. En cambio, Francia, que no sabe qué hacer con los millones, se vería apuradilla para obligar á marchar á sus soldados. f L NERVIO DE LA GUERRA A B C EN PARÍS Es cierto... Alemania se preocupa de reunir dinero para hacer frente á los primeros gastos que ocasionaría una guerra, y es la única nación de Europa que se halla preparada en cualquier momento, porque tiene bien estudiados sus planes y adoptadas todas las medidas. Una guerra no se hace sólo con soldados: hace falta dinero. Pero tampoco se hace solamente m dinero: es pre ciso tener soldados. El mismo senador Humbert lo reconoce en su artículo. Cuando estalló la ultima guerra entre Inglaterra y el Transvaal, el War Ofice de Londres, ese supremo Consejo de sabios, decretó que Inglaterra se tragaría el Transvaal en cinco meses y gastaría 250 millones. Pero después vino Botha con el aumento y la campaña duró cerca de tres años y los gastos se elevaron á cinco mil y pico da millones. Como veis, los sabios marraron poco; ¡apenas dos dedos! ¿as guerras cuestan caras. Los ocho meses que duró la campaña franco- prusiana costaron á Francia 10.000 millones y dos provincias. La verdad es que para ser una derrota resultó cara. A los rusos les salió algo más arreglada la zurra que les dieron los japoneses... Con 3.500 millones menos en las arcas del Tesoro, se retiraron tan satisfechos... A lemania está empobrecida porque los impuestos esquilman al contribuyente. Apenas votados quinientos millones más de contribuciones suplementarias, los alemanes se enteran, consternados, de que el presupuesto se liquida con doscientos millones de déficit. Allí todo se hace á fuerza de trabajo y de estudio: ¡Hasta la riqueza! Y Alemania aumenta sus contingentes, renueva sus armamentos, construye barcos de guerra y entierra centenares de millones en sus expediciones coloniales y en la pacífica conquista de Polonia, cada día más rebelde... ¿De dónde sale el dinero? ¿De dónde saldrá cuando la guerra estalle? En 1870, el Rey de Prusia puso en línea de combate un millón ¡írescientos mil hombres; en 1912, el Emperador de Alemania podrá disponer de diez millones de soldados. Los gastos que ocasionará la mitad de este ejército formidable sumarán en las seis primeras semanas que durará la movilización la friolera de tres mil quinientos millones. Las mujeres alemanas son unas apreciables conejas... ¡AhJ Si se pudiese hacer allí dinero como se fabrican soldados. Lo urgente, pues, para el Gobierno del Kaiser era buscar esos 3.500 millones... Los franceses revanchistas como el senador Humbert sonreían... No; no era fácil empresa... Pues bien, ya está resuelto el problema... rt

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