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ABC MADRID 14-08-1909 página 5
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ABC MADRID 14-08-1909 página 5

  • EdiciónABC, MADRID
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BÉ TODO EL MUNDO, POR CORREO, CABLE. TELÉGRAFO Y TELÉFONO ü y? ESPAÑA EN MARRUECOS DE TODO HL DO, POR CORREO CABLE, TELÉGRAFQ I Y TELEFONO l POR CORREO Y POR TELÉGRAFO 4 DE LA CAMPAÑA DE NUESTRO COMPAÑ? RO sÉÑOR SÁNCHEZ OCAÑA) -c J r MELILLA, II. fe 1 general. 4 v In Hace dos días que Marina está retira So. Yo he intentado decirlo hoy en los telegramas. ¡Sí, sí, bonita está la censura! t Ayer no debió salir el general, porque ya andaba malucho; pero montó á caballo, y á las siete de la tarde, cuando volvió, estaba fcongestionado y visiblemente febril. Su hijo ¡Luis, que es médico, hízole, casi á la fuerza guardar cama. Diagnosticó una insolación, ton fiebre pasajera de treinta y ocho grados íy medio. Y ordenó un largo reposo. Hoy, á mediodía, ya lo había quebranta do el general. ¡Pensar que este hombre no intervenga en todo, no lo dirija todo, no lo inspeccione todo! ¡Pensar que él no reciba á (cuantos se incorporan, y no conferencie veinte veces con los jefes de las divisiones, ly no se preocupe hasta de las raciones que lleva para su gente el Extremadura! H Es por demás. El otro día, cuando le ha- iblé en la Posada del Cabo Moreno, regresó Ihacia el Hipódromo al paso, y cada cien ijnetros se paraba y lo observaba todo; hasta hizo que dos ayudantes se apeasen y dieran i vueltas á las bombas, á ver si funcionaban bien. Por la mañana, por la madrugada, á todas horas, tiene el caballo á punto. Un mozo de veinte años no haría más. Y es demasiado. Y lo lamentamos todos, porque el general en jefe debe reservarse un poco más. En las fatigas y en lo otro, en el fuego. Hoy no le hemos visto por la plaza ni por el campamento. ¿Se habrá embarcado? ¿Es tara en Alhucemas? t VTotables curas. J La visita á los hospitales es cosa muy desagradable, y para mi cuenta, ociosa, porque na me he propuesto apuntar en mis notas ese género de cuadros. He ahorrado, pues, estos malos ratos, que lo son para mí especialmente cuando tropiezo con camas en que los heridos, por efecto de la alta fiebre, deliran. Pero no he dejado de seguir el curso de algunas curas. Entre ellas merece citarse una muy notable, la del capitán Daniel Gil, del regimiento de Melilla. Este capitán es precisamente el primer herido que yo vi entrar en el Hipódromo el día 23; y claro es. que no se me despinta. ¡Lo que es el primer herido y el primer muerto que se ven, no se despintan ni se olvidan! v Esto lo había yo oído decir muchas veces á los militares, pero hasta que á mí me ha sucedido no podía yo apreciar cuan verdad era. Digo, pues, que Gil entraba, ó era entrado, el 23 en el Hipódromo con cuatro ba. Ja? us, ino de ellos atravesándole el pulmón derecho. El mismo, aunque animoso, dábaSff p JI muerto. Al siguiente día le daban por íalíccido varios corresponsales, A los pocos j días lo volvían á matar. Pues he aquí á Gil, dignas del ejemplo y de la estimación nacon su figura de mozo sanóte y con sus cional; pero á punto estuvimos de evocar grandes barbas negras, comiendo ya el subs- las virtudes espartanas con motivo de la lutancioso puchero de los convalecientes. cha habida en los primeros días por los Aquí de las eminencias quirúrgicas y de los campos de Melilla si no hubiera sido por escritores médicos. ¿Cómo vive este Gil, á demás ridículo recomendar á unos pocos yulen perforó un proyectil de parte á parte ciudadanos la necesidad de fortalecer su el pulmón derecho? apocado espíritu con la lectura de los clásiExplicación única que se da: la Naturale- os antiguos, ya que olvidaron el valor que za ¡oh, próvida fuente de razón y de vida! onceden al alma los modernos. Resulta que los coágulos de sangre se agloDe eso ha quedado como estela estas pemeraron (debieron de aglomerarse, se cree) nosas reflexiones y otras no menos tristes, en el trayecto, el cual estaba limpio y algo sugeridas por la leatura de algunos perióinclinado; se produjo una especie de tapo- dicos de la Prensa extranjera. namiento lento; luego se inició la cicatrizaA los que en la francesa juzgan con deción. No sé... 1,0 cierto es que no es sólo el masiada acritud y con espíritu poco imparcaso de Gil. cial los preliminares de la campaña de MeEl oficial Madariaga, hijo, segfin dijeron, lilla, queremos nosotros responderles con del general, estaba atravesado de costado á un testimonio de admiración y una protesta costado, y también se halla fuera de peligro. de amistad sincera y leal hacia un francés, a) Por supuesto, que estas y otras curas lo que con ocasión demuestro artículo anterior primero que demuestran es la solicitud, el nos hubimos de referir incidentalmente. Se cuidado de los médicos militares. Trabajan trata de nuestro buen amigo Mr. Louis Say, mucho. Como que hay alguno de ellos que del que conservamos una prueba estimalleva días y días sin salir del edificio. ble de su afecto. Hombre dotado de una vo. Dícenlo los mismos soldados: Lo hacen luntad férrea, de unas energías inagotables muy bien... y con un gran desprecio á los riesgos consolantes de perder la vida, apareció un día en I os de Quebdana. los límites de la. frontera argelina, por aquej Los moros de Quebdana están muy Ua parte, próximos al río Kis, teniendo por contrariados por la orden terminante qua vecinos á los Beni- sin más compaha dado Marina de que nadie transponga, ñero que su valor ni otros auxiliares que ni para entrar ni para salir, los límites de unos cuantos proscritos de la cabila de Bonuestras posiciones, Ellos pretenden ser coya. una excepción, pero claro es que no lo Varias veceshubimos de visitarle en aquel serán. de inhospitalaria y bravia, Por lo demás, los moros de Quebdana son pedazo por tierrarefugio tenía una choza y todo elemento neutro en esta guerra, no porque cuando para defenderse si los bocoyos no fusil nos amen tanto como ellos dicen, sino por- un traicionaban. Después... después hemos que no pueden hacer otra cosa. Sin contar le con nosotros, no tienen víveres; vigilando visto convertirse aquella choza en una penosotros, no pueden reunir municiones, y si queña pero floreciente población. Seria muy largo escribir el proceso de se desmandan y alborotan, la mano france- aquellavnaciente colonia; nos basta con rensa se adelanta un poeo por el Muluya y les dir á nuestro amigo este tributo de admirada en las narices. No hay cuidado, pues. Los Quebdana son ción, cuyos actos, de, juzgarse, ha de ser en como nuestros prisioneros. Se puede tener con el pensamiento puestode lalos ideales- de raza y en los intereses la certeza de ello ahora. ¡Y no digamos nada la Ocurre que estos sucesos de nación. evoMelilla de aquí á muy pocos días, que no se sabe can mil recuerdos é ideas que se agitan tucuántos serán! multuosamente por salir, apartando la atención del objeto verdadero de este artículo; volvamos á él. DE MARRUECOS Describimos en el anterior el macizo moti tañoso donde vive la cabila de Y MELILLA sen, vecinos de Port- Say, la Beni- Snascolonia de prometimos en el artículo anterior dar en nuestro buen amigo; pero no está demás éste una explicación lo más cumplida por segunda vez en la orografía y veraz de los hechos allí relatados, y tuvi- insistamos región. aquella mos buen cuidado de encargar que por mu- dePor delante de aquella pequeña cordillecha que fuese la desigualdad entre unos y Norte, la herotros, y extraordinaria la desemejanza que ra, al llanuraentre ella y el mar, está surgen de Trifa, y en el fondo en apariencia hubiese entre los términos mosa rio Kis puestos á comparación, no nos dejásemos los montes de Beni- Snassen. El montes pa ls ¡llevar de ese perjudicial neurosismo tan evi- rece el límite natural entre esosconvierteyen se dente en algunos ciudadanos con motivo de Argelia. Al Sur, la montaña que insensibleondulaciones los insignificantes sucesos de Melilla; por- unas suaves la cima de aquella cordillera. mente ganan que ¿no es cierto que, sean los que quieran al Norte es agreste, cortado y los españoles sacrificados en esa campaña, Todo lo quefácil camino por el Sur y hacia su sangre servirá para marcar un nuevo de- abrupto, es es por donde nuestros aliados Levante, que rrotero á la nación? entraron en el curso Las vidas ya perdidas y otras que inde- de su punto la región sin violentar la Argede fectiblemente seguirán perdiéndose en la lia. Tan pronto partida, de Uxda y conio tuvieron noticia de la lucha con esas hordas salvajes son bien

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