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ABC MADRID 13-06-1909 página 3
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ABC MADRID 13-06-1909 página 3

  • EdiciónABC, MADRID
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DE TOPO EL MUN DO, POR CORREO, CABLE TELÉGRAFO Y TELÉFONO DE NUESTRO CORRESPONSAL DE TODO EL MUNDO, POR CORREO, CABLETTELÉGRAFO tg W Y TELEFONO para subvenir á las grandes ciudades como hombres de un gran entendimiento; ellos Lisboa y Oporto. veían la naturaleza humana tal cual es, bajo Ya no es fácil remediar este régimen que una luz de realidad y de verdad; en esta viesteriliza y detiene todo progreso. No basta sión, única verdadera del hombre y de sus la educación: urge algo más, y para ello no pasiones, coincidían con los pensadores de- IMPRESIONES DE Recientemente un dls- se vislumbra ninguna solución pronta la antigüedad (y coincidirán con todos los Radican los vicios de la educación ea la que vean el hombre y la sociedad, sin sentiPOKTUUAI, tinguidohombredeestudios francés, mon- índole, en el carácter y aun en el propio cli- mentalismos ni humanitarismos) Al mismo sieur León Poinsard, que ha recorrido nues- ma. ¿Cómo arrancarlos de cuajo? ¿Quién po- tiempo estos escritores nuestros eran hom tro país para conocerlo- de cerca y profun- drá modiñcar lo que está arraigado en la- bres de distintas ideas filosóficas y morales dam nte, afirmó, entre otras muchas cosas entraña de nuestro espíritu y está afianzado que los antiguos; estas ideas les obligaban int ¿resantes, que de entre los principales en una organización aue los sisrlos conso- á otra cosa (dejando aparte el elemento coercitivo que para ello pudiera haber en las ledefectos de la vida portuguesa resaltaba el lidaron? El cambio social de nuestro país ha de ser yes é instituciones de su tiempo) De aquí hecho de no estar aquí reconstituida la familia, porque entre nosotros resuelve la cues- hondo, sin hablar, claro es, de política, por- nacía para estos hombres un conflicto. ¿Cómo tión social como el problema de la edu- que ésta comúnmente fue reflejo y deriva- conciliar la verdad fundamental, su concepción de las necesidades de cada pueblo, y á ción realista de la polítiea, concepción etercación. Yo no pude asistir á la conterencia que éstas ha de adaptarse, no imponerse, como na, tan verdadera en la Grecia antigua, como Poinsard diera en la Sociedad de Geografía; en las presentes circunstancias acontece en- en la España del siglo xvn, como en la Europa del siglo xx, con una concepción polípero sé que con argumentos varios demos- tre nosotros. tica ñcti ia, superficial y sentimental? El tró no le eran desconocidas las más imporP L MINISTRO DE URUGUAY De Madrid conflicto, nuestros tratadistas lo resuelven tantes deficiencias de nuestra organización ha venido siendo sentimentales en la superficie, pero sorl- d. íertfimente, tales defectos, que apenas á esta capital el Sr. Enrique Gradín, envia- profundamente realistas en el fondo. El de entrever el conferenciante- -porque, do extraordinario y ministro plenipotencia- ejemplo de lo que les acontece con Maquianaturalmente, bien educado y cortés, no los rio de la República de Uruguay en España, velo estnuy significativo; -todos abominan del político florentino, le cubren de denueshabía de abultar, -son en realidad de los acreditado también en esta corte El viaje del ilustre diplomático no tiene tos é injurias, pero todos le copian secretamayores obstáculos que dificultan la marcha progresiva de la vida social portugue- otro objeto que presentar sus credenciales mente y se apropian sus ideas. Saavedra sa. No hay duda. Poinsard tiene razón que al rey D. Manuel, por no haberlo hecho Fajardo está lleno de Maquiavelo; Baltasar Gracián le copia hasta las imágenes. le sobra. Sin embargo de haber terminado aún desde su. proclamación. Tan luego como cumpla su cometido, el su conferencia con palabras benévolas y Baltasar Gracián es el más intenso y prosaturadas de optimismo, diciendo que hay el Sr. Gradin regresará á Madrid, donde fundo de los tratadistas políticos nuestros, tiene su residencia oficial, y continuará al y al mismo tiempo el que menos se recata en el espíritu de nuestro pueblo elementos bastantes para acometer su reorganización, frente de los negocios de su país en Lisboa en la copia. De Hobbes y de Descartes trans el Sr. Ramos Monteiro. no es fácil probar ni eso. cribe frases literalmente. Recuerdo que en AWOKSO GAYO Sinceridad obliga. En tierra portuguesa El criticón el autor dice que uno de los perLisboa, lo Junio, 1909. todo está por organizar. Contra opiniones sonajes se hacía este razonamiento: ¿Yo respetables que hallan decadente nuestra pienso? Luego ser tengo En otra parte del raza, yo la juzgo en vías de formación, esto mismo libro Gracián dice qas el hombre es es, como sociedad nueva que necesita adpara el hombre un lobo quirirlo todo, desde las nociones más rudi- KTo hace mucho publicaba yo aquí una Se cita ahora mucho la vulpeja de Balmentarias de la ciencia moderna hasta las breve nota sobre Baltasar Gracián. tasar Gracián. Si seguimos el rastro tle este conquistas y regalías de los derechos y de- Pocos días después recibía un periodiquito astuto animal, veremos que la raposa es faberes cívicos. del Bierzo (uno de los más hermosos países mosísima en la literatura y que su origen se Y como la psicología de las multitudes es de España) en que un redactor ó colabora- remonta sig os y siglos. Ét escritor más inigual en todos los medios, forzosamente la dor, á mi parecer clérigo, hacía algunas ob- mediato á Gracián en el uso de la vulpeja familia portuguesa, constituida por esta jeciones á mi artículo. es Maquiavelo; la imagen de Gracián cuanmasa colectiva enorme en estado embrionaCon el respeto que me merece el estado- -do no pueda uno vestirse- la piel del león, rio, ya dondequiera la lleva la palabra su- que yo supongo- -del compañero leonés, voy vístase la de la vulpeja es usada casi del gestiva de los hombres que le hablan más a hacer sobre sus objeciones alguna consi- mismo modo que su antecesor Maquiavelo; al sentimiento que á la razón. deración. He de pedir también permiso para luego la encontramos, bien que reprobando Son esos los hombres que, dirigiéndose ello á los adversarios del Gobierno, toda el concepto, en Cicerón; después (otra vez preferentemente á espíritus rudos, los alien- vez que parece que no se puede hablar de usada como la usan Maquiavelo y Gracián) tan á pedir y reivindicar derechos sin re- Gracián sin suscitar el enojo, que también en Plutarco, y por último, en Pindaro. cordarles palabra de deberes. Y en lo que respeto, de los que combaten la situación La vulpeja parece ser el animal que inspiconcierne á las otras clases- -la clase media, política actual. ra toda la obra de Gracián. (El león ocupa por ejemplo, -el sentimiento de la educaEl principal argumento del periodista, en ella un lugar secundario. La vulpeja no ción está muy lejos de corresponder á las profesional ó adventicio, del Bierzo era que es la hipocresía y la mentira, no; es la caunecesidades del medio y á las condiciones Gracián no se había inspirado ni tomado la tela, la prudencia, la discreción. Representa de la vida social. substancia de su doctrina en autores vitan- un sentido de la vida circunstancial, continEn Portugal, las clases medias crean el dos y perversos, tales como Hobbes, Ma- gente, relativista; en este sentido, la obra parasitismo del Estado, porque es el Estado quiavelo, Montaigne, etc. sino en otros es- de Gracián se enlaza, estrechamente (aunque quien las sostiene. El llamado hijo de fami- critores píos y correctos de la propia casa, con distinto ropaje, en estilo seco, geométrilia, en vez de buscar las profesiones libera- como son Márquez Castro y algunos más. co) con la filosofía de Montaigne. La vida- -les para fomentar energías creando y des- Quien conozca un poco, no sólo á Gracián, decía Montaigne- -es algo ondulante, comenvolviendo ideas, va desde luego á ampa- sino á Saavedra Fajardo, Quevedo, Arias plejo y multiforme ante ella, la actitud rarse á la mesa del presupuesto, reduciendo Montano y demás tratadistas clásicos de p -más discreta será la del distingo. Distinga- -sus aspiraciones y su actividad á ser militar, litio, n podrá menos de sonr ir ante tal decía también Montaigne- -es la esencia de burócrata, etc... Los propios ingenieros ci- aseveración. Nuestros antiguos tratadistas, mi filosofía Será necesario, no que tengaviles, los méiiicos, los bachilleres en dere- píos y correctos, bajo una capa de correc- mos un canon previo y rígido para aplicarlo cho, no se desdignan en vivir á costa del Es- ción y de piedad, lo que han hecho es ins- á ia vida, á toda la vida (esta es la moral tado. pirarse y sorberles la medula á los grandes kantiana) sino que vayamos aplicando disDe este modo, el íuucionansmo absorbe observadores del Renacimiento italiano, en tintos criterios según las distintas circunsCuanto las demás clases producen. Añadid á parte, y en otra parte, mucho mayor, á los tancias con que los casos de la vida se nos esto que las pocas industrias aquí existen- pensadores y psicólogos de la antigüedad presenten revestidos. Todos sabemos que tes han menester de la protección oficial griega y romana (en quienes los italianos, á tal hecho, en circunstancias tales, es repropara vivir, y tendremos que apenas queda su vez, se inspiraron) bable; pero este hecho, ¿será igualmente rela agricultura po. a, agobiada por los tribuEl hecho tiene una explicación muy fácil. probable, no será excusable, y aun justo, y tos, recargada de impuestos onerosísimos. Nuestros tratadistas- -los principales- -eran aun plausible con otras circunstancian? A B C EN LISBOA LA VULPdJA

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