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ABC MADRID 26-04-1909 página 4
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ABC MADRID 26-04-1909 página 4

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C LUNES 2 b DE ABRIL DE 1909. EDICIÓN i PAG. A B C EN SAN SEBASTIAN desocupados un tiro de pichón Y estos áesocupados matan con un misnio tiro dos pájaros, que son: gozar de la primavera erx ana montaña ideal y asesinar á las misérrimas aves. Las miserables aves merecían otro lagar áe suplicio menos ideal: morir en pleno Abril, cuando los árboles florecen, cuando el amor nos llama á la puerta del alma, ¡esto es un suceso muy tristet Figúrese el lector que va conducido por un ligero tranvía, y que mientras sube la cuesta del monte, el más espléndido panorama del mundo se abre ante sus ojos. Los campos tienen aquel juvenil, aquel virginal color del comienzo ¡de la primavera; los árboles se acaban de ¡vestir su manto de hojas, y en las praderas polola esa multitud de ingenuas margaritas, tas bellas en su sencillez j acaso tanto más bellas cnanto más sencillas se ofrecen á nuestros ojos. Los perales están floridos y parece que sobre ellos ha nevado tina nieve de copos ideales. Y los albarieoqueros ostentan sus moradas flores, lo misnio que si fuesen grandes, enormes, prodigiosos ramos de lilas. Y después aparece el mar, tranquilo allá abajo, rompiéndose en olas de espuma junto á la costa. Finalmente vienen los pinos, esos árboles filósofos, inmutables como la eternidad, eon su ropaje severo y sus voces graves, gemebundas. Una vez en la cumbre de la montaña, el ánimo se para suspenso y el alma no sabe qué determinación tomar: si arrodillarse conmovida, ó si brincar en el aire, llena de infantil alegría. En este Ingar, ¿no es cierto que la muerte de los pichones resulta de una crueldad insuperable? Claro es que no se trata de dar gasto á los pichones, sino á los tiradores de escopeta, y estos bravos tiradores han escogido bien el lugar de la hecatombe. Demuestran, desde luego, que son personas de buen gusto estético. Disparar escopetazos en Ulía es an refinamiento ñegourmet, comparable al refinamiento de una selecta comida. Los tiradores han apartado para ellos el sitio más bello del monte. Para que la vista se recree con colores amables, han cubierto con un tapiz de hierba el campo de tiro. Enfrente se extiende el mar, cuyo color azuliao armoniza divinamente con el verde de Ja hierba. Allí tienen un tinglado- de madetra, convertido en restauranU y unos solícitos criados sirven cerveza, brandy, soda, hela dos, pastelillos, todo cuanto pueda haceff dúlcela vida. Y empiezan los escopetazos. Un ordenanza va nombrando á los tirado? res, nno por uno. Señor príncipe Felipe grita el ordenanza. Luego vienen el señor príncipe de Pignatelli, el señor barón dé JNoelty, el señor de Sotomayor, el lord Gronwéll y una sucesión de príncipes, duques y lores. Estos ilustres proceres mata San antiguamente sarracenos, cuando iban coa sus vasallas á las Cruzadas; ahora se contentan con matar pichones. Los tiempos son de paz y de humanismo. Los sarracenos lian ganado, los pichones han salido perI diendo coa el cambio de régimen sentimental. ¡Pura, putn, pum... I Metódicamente, con ia más firme exactitud, los escopetazos rompen la paz de la montaña. Las pobres aves, apenas salen de su cajón, pegan un vuelo y caen muertas. Caen á docenas, metódica y sistemáticamente. ¡t, s una épica hecatom ise! Pero á cada brusco escopetazo se diría que el apacible monte siente un involuntario estremecimiento de pavor... Es hora de amar, hora de sol y de germinación. ¡No tiempo de escopetazos y de sacrificios fl, TIRO DEL PICHÓN En lo alto del inonle han Y LA FILOSOFÍA puesto Ulía ricos los T espués que he visto la muerte de los pi choiies me he tumbado á la sombra de un pino y he querido enterarme de las cosas de Madrid. Traía un periódico en el bolsillo y lo he abierto. Leo los epígrafes: La prisión de Macías Escándalo en las Cámaras Discurso de Maura Pero no he logrado acabar ninguna leotura. Porque mis ojos, huyendo de las noticia cortesanas, iban á posarse en una barca pescadora que vogaba por el azulino mar. Y al considerar el silencio, el trabajo, la abnegación estoica de aquellas gentes que trabajaban allá abajo, toda la fiebre ratonil de nuestra política se me presentaba como un algo de una inmensa vaciedad, Y apartando los ojos de la barca pescadora, los he puesto después en la parte de tierra, y he visto á lo lejos la chimenea de una fábrica que humeaba serenamente. Allí también, unos hombres trabajaban en silencio, en una labor de todos los días, en una empresa de enriquecimiento y de fuerza Pero había unos versos ea el periódico y he intentado leerlos. Se me ha caído de las manos el periódico, como con un movimiento de ironía; el periódico se caía, riendo... Porque la poesía de los versos, si se la comparaba con la poesía de ta realidad, era como poner una flor de trapo junto á una fresca rosa. ¡Poesía del mar azul, encanto de la brisa abrileña, rumor de pino balbuciente, inefable estremecimiento de la tierra al ser acariciada por el sol del Mediodía, qué lejos estáis, cosas sagradas, cosas divinas, de todos los rimados versos de los poetas circulantes! José M. SALAVERRIA u ay que hablar claro. Una denuncia pre sentada contra el Gobierno ha sido base, no de una acusación fundamental, sino de una campaña de difamación, realizada por los mismos que no se atreven á acusar virilmente. Ciertos políticos han dicho y determinados periódicos han escrito cosas tan graves cual las que á continuación transcribimos para que claramente resalte la contradicción entre las palabras y los hechos de quienes tal violencia ponen en las frases v tan poca energía en los actos Allá van los recortes copiadas: Por los caminos que ha emprendido el Gobierno en este asunto se va al abismo ó al despeñadero. eLa opinión se manifestó en contra de la construcción de la escuadra, por creer que iba á ser un negocio en provecho de Vickers y en daño de la patria. Pero hay más, que revela lo irregular de ese asunto, y es que los marinos, arrostrando los castigos de la disciplina, se acuerdan de que son españoles. La conmoeión nacional no está provocada por el documento de Macías. La nación cree que en todo esto de la escuadra hay más de lo que Macías señala; está persuadida de que la ley es antipatriótica, de que la famosa sesión memorable es de funesta me, moría, de que los 200 millones van á ser tirados al mar y de que el concurso se hizo para Wickers y Comillas. Esto piensa la nación. ¿Qaé le ya á importar el supuesto delito de prevaricación? La denuncia del teniente coronel Maeías tiene más importancia de lo que algunos creen, porque lo cierto es que ese acto, que en otras circunstancias se hubiese reputado como un alarde de exhibición, lo han considerado como un acto de plausible civismo. ¿Por qué? Porque ¡a gente, la gran masa nacional, cree que se trata de un negocio escandaíaso, el de la escuadra, otro negocio 1! de la plutocracia, protegida por el Gobierno. SITUACIÓN INTOLERABLE Yo vengo á traer aquí un estado de opinión de fuera que acaso no sea la vuestra; vengo á traer el reflejo de un estado de malestar de una masa, seguramente inconsciente, pero que cree que el Sr. Macías es una persona sagrada, contra la cual no se puede atentar, un ciudadano antes que un militar, que ha hecho una denuncia convencido de que con ello ha cumplido un deber. Se dice que en el concurso se ha concedido la adjudicación á la casa que menos ventajas ofrecía. E 1 asunto es grave para el obierao y las oposiciones. Para el Gobierno, porque está su honor ea entredicho; para nosotros, porque al ver nuestra templaza se nos cree ineptos ó cobardes, y las muchedumbres pierden la fe en nosotros porque nos crees cómplices en esas inmoralidades. No os devolveríamos la vida que habéis perdido en machos casos; pero os devolveríamos el honor íntegro. ¿Qué delito es el que imputa Macías? ¡33) de prevaricacióní ¿Y para averiguar si an Gobierno español comete ese delito creen Moret y Alvarez que se necesita nombrar comisiones? Más razonable que eltos ha estado Azzati, ignorante de leyes y prácticas parlamentarias. Para acosar á un Gobierno español de prevaricación: no se necesita estudiar expedientes; puede acucarse al buen tantán, sin remordimiento de conciencia. Y eso es lo qote precisamente se hace, acusar en todo lugar y en toda forma, menos ea la que obligaría á sostener y probar la acusación ¿Cabe creer que personas que asi hablan ó escriben, que así llevan y traen la honra de todo el Ministerio, lo hagan sin convencimiento moral, cuando menos, de ser fundada la denuncia... Todas ellas tienen personalidad para poner su firma al pie de una acusación parlamentaria; todos desean con ansia la caída del Gobierno, y, sin embargo, no se encuentra entre todos siete hombres que demuestren con actos convencí aliento de sas dichos. Si en los que levantan esa ola de difamación, con ia que ge pretende envolver ea cieno nombres que deben ser respetados mientras no se demuestre que no merecen respeto; si se viera virilidad en los acusadores; si éstos concretaran una acusación fundada, seríamos los primeros en pedir que el Gobierno fuera llevado á la barra. Mas ¿qué pensar de quienes infaman, no con cargos, sino eon vaguedades? El dilema no puede resolverse sino en estps dos términos: ó están faltos de valor y civismo para sostener sus convicciones, ó á sabiendas difaman sin motivo. Si no fuera bastante la consideración de que por tal camino no se llega sino á desprestigiar, no á este Gobierno, sino á todos los que en pos de él vengan, haciendo imposible la funcióji del Estado; á soliviantar masas de gentes inconscientes, propicias á creer por malicia toda calumnia del de arriba; si nuestro patriotismo no nos obligara á condenar con indignación campañas de tal índole, bastaría á hacernos protestar de ellas el que habiendo sido nosotros elegidos por víctimas de solapadas insidias, que sin razón ni pruebas intentaban mancharnos con la baba de asquerosa calumnia, hemos de reprobar, naturalmente, que esos procedimientos se empleen contra otros, quienesquiera que sean. Venga la acusación si hay quien la mantenga; pero si no, basta ya. Cesemos de mancharnos, de prostituirnos ante propios y extraños; basta de hablar de culpas sin decir cuáles; basta de rnatar honras con un se dice; basta ya de echar iodo á la frente de España para que manchada ia contemple el extranjero ¿Que no es fácil formar juicio en paco ijiempjj? ¿Que el expediente requiere ser es Í niin TTi

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