Archivo ABC
ArchivoHemeroteca
ABC MADRID 29-03-1909 página 6
ABC MADRID 29-03-1909 página 6
Ir a detalle de periódico

ABC MADRID 29-03-1909 página 6

  • EdiciónABC, MADRID
  • Página6
Más información

Descripción

A B C LUNES 29 DE MARZO DE 1909. EDICIÓN i, PAG. 6. LA MANIFESTACIÓN DE AYER p l desfile. Desde la una y media principiaron á aglomerarse los manifestantes en el Prado. A las dos y media llegaron los diputados Sres. Soriano, Moróte y Pérez Galdós; los concejales Sres. Santillán y Morayta, y el Sr. Sol y Ortega, que fue saludado con una salva de aplausos. Estaban presentes todos los republicanos caracterizados de Madrid, y entre ellos la propagandista y escritora doña Rosario Acuña. Al frente de la comisión de Barcelona figuraban los Sres. Mora, Boqueras, Burul y Sirven. La manifestación se puso en marcha á las tres menos veinte con el mayor orden. Hubo incesantes aplausos. Al llegar á la altura de la calle de Dlózaga, el Sr. Sol y Ortega tomó un coche cerrado, donde se instaló con los Sres. Pérez jaldos y Soriano; en otro coche abierto iban los otros diputados republicanos. El gentío en Recoletos y en la Castellana era grande. En los árboles y en las farolas se encaramaban muchos curiosos. La manifestación llegó á las cuatro á la plaza del, Obelisco. El Sr. Sol y Ortega, de pie en el pescante del coche que le condujo, pronunció breves palabras. Dio las gracias al pueblo de Madrid que lia dado nuevas pruebas de su civismo. Ya se convencerá el Sr. Maura- -dijo- -de que no estoy solo. Saludo al pueblo de Madrid en nombre de Barcelona. Terminó rogando á los manifestantes que se retiraran ordenadamente. El Sr. Sol y Ortega se fue en coche por la calle de Serrano, seguido por grupos que le vitoreaban. El gobernador civil y el jefe de la Policía han estado en la Casa de la Moneda durante el desfile de la manifestación. 1 os concurrentes á la manifestación. En jefe del Ejército, acostumbrado á iormar y contar tropas, nos envía el siguiente cálculo sobre el número de personas que han asistido á la manifestación de ayer tarde. Como en estas cosas- -dice- -es facilísimo fantasear y no hay quien pueda de una ojeada ni por apreciaciones sin base alguna evaluar una multitud, siendo prueba de ello que mientras á unos hemos oído hablar de 5.000 concurrentes, los aprecian otros en 20.000, 40.000, ¡hasta 80.000! creemos interesante el trabajo que viene á dar á nuestra informacióncarácter de seriedad, que no pcdría tener si por impresión soltáramos cifras no fundadas en nada. Cedemos, pues, la palabra al ilustrado jefe. Dícenos éste: Las tínicas maneras de contar una masa de gente son: ó medir el frente, la velocidad de marcha y el tiempo que por un punto dado tarde en desfilar, cuando dicha masa está en movimiento, ó medir la extensión del terreno que ocupa y la que á cada individuo corresponde. Toda apreciación que no se fundamente así es pura fantasía. IyOS hechos resultantes de la observación de la manifestación de hoy son los siguientes: á las dos y cuarenta y cinco entró en Recoletos la cabeza de ella, ocupando el paseo de coches y los laterales de árboles, con un frente de unas 36 personas por término medio; á las dos y cincuenta y tres ya no ocupaba sino el paseo de coches un frente medio de 50 personas; doce minutos después había terminado la entrada de cu ¡a íífestantes en el paseo de Recoletos. (Descontando de los cinco cuartos de hora que la cabeza tardó en recorrer los 1.500 me- tros desde Cibeles al paseo del Obelisco (donde llegó á las cuatro) el tiempo consumido en los altos que en el camino hizo, resulta que marchaba á 35 metros por minuto; en cuanto á la cola, su marcha, más lenta que la de la cabeza, como siempre sucede en estos casos, fue descontando las paradas de 25 metros por minuto. A estas velocidades y con los frentes de 36 y 20 hombres, el primer grupo, que tardó seis minutos en entrar en Recoletos, se componía (500 más ó menos) de 5.000 individuos, y el segundo grupo, que tardó doce, de 4.000: en total 9.000 Apreciando ahora la concurrencia de otro modo y en otro momento, resulta lo siguiente: Cuando todos los manifestantes se reunieron á la llegada á la estatua de Castelar, llenaban el paseo de coches de la Castellana, de lado á lado, desde dicha estatua hasta unos diez metros antes (á contar desde aquélla) del paseo del Cisne, es decir, un rectángulo de 230 metros de largo por 25 de ancho, en el cual sólo eaben, con los espacios que entre persona y persona había, 7.000 á lo sumo. El paseo lateral de árboles del Oeste estaba ocupado en un espacio de 160 mei; rot el del Este, en otro de lío (pues le faltaban 30 para llegar á la calle de la Ese) la anchura de tales paseos es de 20 metros, dando un total entre ambos de 5.400 metros cuadrados, y como en ellos estaba la gente menos apretada que en el centro, arrojan un total de 4.000 á 5.000 personas. De once á doce mil eran, pues (mil más ó menos) los que estaban frente á la estatua de Castelar. Es decir, 3.000 más de los que en Recoletos entraron, lo cual no es de extrañar, pues en los setenta y cinco minutos que la manifestación tardó en trasladarse de la Cibeles á la plaza del Obelisco estuvieron transitando por los paseos laterales de la Castellana paseantes en número muy crecido. Estos dieron el contingente de aumento señalado. No faltará quien diga que ía niamrestacíón tardó tanto ó cuanto en desfilar; mas conviene advertir que iba partida en dos grupos: el primero llegó á la calle de Lista á las tres y cuarenta y cinco; tardó en pasar unos cinco minutos, transcurriendo luego diez y ocho minutos sin que pasara nadie, hasta que á las cuatro y diez llegó la cabeza del segundo. En suma, que al iniciarse la nianiíestacíón iban en ella unas 9.000 almas, y al disolverse llegaba la concurrencia á 11.000 ó 12. Q 00 ¿Cuántos eran los manifestantes? ¿Cuántos los curiosos? Eso sí que no es fácil de puntualizar; pero quien estas cuentas hace puede decir que ha visto muchos conocidos que seguramente no eran manifestantes. Para acabar, y pues que de echar cuentas se trata, vaya la última. Admitiendo que los 12.000 concurrentes fueran todos manifestantes, y teniendo Madrid 600.000 habitantes, resultaría que de cada cien acudieron dos á la manifestación, y 98 no asistie 1 Heraldo de Madrid lo reconoce asi, di cien- do que hay que aplaudir su buen acuerdo disponiendo la concentración de la fuerza pública en los edificios oficiales j dando órdenes para que se retirase de los paseos donde se celebraba la manifestación. Durante ella, y en un buen rato después, no se vio un solo guardia de Seguridad en los aludidos paseos. Bien que tampoco hicieron falta ninguna los representantes de la autoridad. CONTRAMANÍ FEST ACIÓN Según se había dicho, también ayer desfilaron por la casa del Sr. Maura millares de personas que firmaron en pliegos dispuestos á efecto, ó dejaron sus tarjetas. Desde primera hora de la mañana nasta las últimas de la tarde acudieron todos los ex ministros, senadores y diputados del partido conservador, y gran número de per sonas, representaciones de todas las clases sociales, sin distinción de ideas políticas, que iban á testimoniar su simpatía al i efe del Gobierno. Hubo momentos en que dentro del za guán de la casa del Sr. Maura no podía dar se un paso. Los pliegos se cubrían de firmas, y á cada instante se retiraban los que habían sido ya llenados, y las tarjetas. Los ordenanzas de Telégrafos y Teléfonos llegaban con bastante frecuencia, siendo portadores de fajos de despachos. La afluencia mayor fue de una de la larde á cuatro y media. También se yió un crecido contingenta del elemento militar. Entre ios visitantes figuraba el es ministro liberal Sr. Cobián. i También estuvo á firmar el señor obisoo de Sión. A las seis de la tarde se habían formado en la Presidencia 43 relaciones de telegramas en otros tantos pliegos. Sumaban ya los despachos más de ocho mil. Anoche estaban todavía llegando á la Presidencia muchos telegramas de adhesión al Gobierno. Es imposible calcular los despachos recibidos y las tarjetas depositadas en el domicilio del Sr. Maura. Unos y otras suman un número considerable. El ministro de la Gobernación, refiriéndose anoche á la manifestación iniciada por el Sr. Sol y Ortega, decía que se congratula el Gobierno del perfecto orden que en ella reinó, lo que demuestra que nadie ha puesto obstáculos á que se ejercite el derecho de reunión y manifestación. EN PROVINCIAS POR TELÉFONO V TELÉGRAFO DE NUESTRO SERVICIO PARTICULAR BARCELONA, j 8 6 T. Cin incidente alguno se ha verificado la manifestación de protesta contra la gestión del Gobierno. ron á ella. -Un jefe del Ejército. En un ángulo de la plaza ae cataraña, frente al Hotel Colón, situáronse el diputa ifras diversas. Heraldo de Madrid y España Nueva cal- do Sr. Giner de los Ríos, varios concejales culan en 100.000 el número de manifes- republicanos y las personas más significadas dentro del partido radical. tantes. En honor de la verdad, no constituyeron La Gorrespondencia de España supone que alarde de fuerza las precauciones adoptadas unos 45.000. por la autoridad ¿ubernativa. Diario Universal, que 30.000. Serían las diez y cuarto de 3 a mañana El Mundo, 20.000. Estos colegas salvan, como es natural, el cuando, llenas la ronda de San Pedro y la plaza de Cataluña por un gentío inmenso, error que pueda haber en sus cálculos. apareció en esta última vía una bandera roja, y á su alrededor se agrupó la mnltitud. pjl orden y las autoridades. JSTO se registró el menor incidente. El La manifestación se puso en marcha á las orden fue perfecto. diez y media. A su frente iban el diputado Tampoeo se hizo el menor alarde de fuer- á Cortes Sr. Giner, algunos diputados provinciales, los ex diputados Sres. Serraclar. a zas oor parte de las autoridades.

Te puede interesar

Copyright (c) DIARIO ABC S.L, Madrid, 2009. Queda prohibida la reproducción, distribución, puesta a disposición, comunicación pública y utilización, total o parcial, de los contenidos de esta web, en cualquier forma o modalidad, sin previa, expresa y escrita autorización, incluyendo, en particular, su mera reproducción y/o puesta a disposición como resúmenes, reseñas o revistas de prensa con fines comerciales o directa o indirectamente lucrativos, a la que se manifiesta oposición expresa, a salvo del uso de los productos que se contrate de acuerdo con las condiciones existentes.