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ABC MADRID 20-03-1909 página 5
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ABC MADRID 20-03-1909 página 5

  • EdiciónABC, MADRID
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A B C SÁBADO 1 20 DE MARZO DE 1909. EDICIÓN 9 PAG. 5. 3 esde noy de la candidatura del ex Aguador Mayor del Reino para expendedor de agua de Lozoya en el aguaducho de la Academia Española, No sé cuál es el consejo que he de dar á Su Majestad. Yo mi concurso no puedo ofrecérselo. ¿Daré el nombre de algún otro correligionario nuestro? He repasado en la imaginación los nombres de todos los conspicuos clel partido liberal. Ninguno reúne las cir. cunstancias que en estos momentos se requieren. Todos tienen, como es natural, su fortuna, sus intereses, su posición. ¿Dónde encontrar un hombre desligado en absoluto de toda influencia? La sociedad en que vivimos, el círculo de amistades y de relaciones en que nos movemos, hacen que múltiples y variadas influencias obren sobre nosotros. El más puro de nuestros actos, ¿podremos decir que no obedece á un secreto interés, á una simpatía, á una predilección, á una influencia? ¿Dónde estará el hombre libre por completo de toda sugestión y de todo interés social? 1 N POBRE HOMBRE En este momento KA. entró en el despacho un criado con una carta, La tomó el señor Moret, miró el sobre y la dejó sin abrir sobre la mesa. -Es una carta- -dijo- -de un poore homore que me acosa para que le saque de la miseria. Cada ocho días recibo una; dice que Eué amigo de Sagasta y que es un antiguo liberal. Yo no sé lo que hacer con este pobre; lo he recomendado, pero ha sido en vano. -Hágale usted pasar- -ooservó el señor Rivas. -Hoy es un día excepcional para nosotros. El Sr. Moret llamó al criado y dio orden de que pasara á su despacho el señor de la carta. Pocos momentos después penetró en la estancia un hombre de mediana edad, envejecido, con un gabán usado v la barba sin afeitar. ¿Ustedes D. Pascual Sánchez Romero? -preguntó el Sr. Moret. -Servidor de usted- -contestó el desconocido. -Yo le ruego que me perdone las muchas molestias que le causo. -Ninguna molestia- -repuso con afabilidad el Sr. Moret. -Yo lo que desearía es poder servir á usted. He tratado de buscar algo, y hasta ahora... -He venido hoy- -interrumpió el señor Sánchez- -porque como se dice que el partido liberal ya á subir al Poder... Mi situación- -añadió- -me excusa. Soy un pobre padre de familia; tengo cinco hijos; paso mil angustias. Al lado de mi casa vive un panadero que nos socorre sin él nos hubiéramos muerto ya de hambre. El Sr. Moret y el. 5 r. Rivas procuraron con palabras bondadosas consolar á este pobre hombre. Relató éste diversas peripecias de su vida, y el jefe del partido liberal prometió hacer en su favor nuevas gestiones. SOLUCIÓN Cuando este desconocido salió del despacho, el Sr, Moret tuvo una sonrisa de tristeza y dijo: -Querido Natalio, dentro de una hora he de ir á Palacio. Si yo quisiera estar á tono con lo que gritan algunos periódicos, tendría que decirle al Rey: Señor, dé encargo Vuestra Majestad de formar Gobierno á don Pascual Sánchez Romero. Don Pascual Sánchez Romero no tiene nada ni conoce á nadie. El Sr. Moret volvió á sonreír. -Desgraciadamente, esto tampoco puede ser. Resignémonos á ver desvanecida esta última ilusión. Usted acaba de oir que este pobre Sánehez debe la vida á un panadero vecino suyo. ¿No es natural que, encargado de la Presidencia del Consejo, el amigo Sánchez favoreciese por todos los medios posibles á ese vecino suyo? Ese vecino suyo, de oficio panadero, podría, alcanzar con tal in, fluencia una gran posición; su predicamento jlentro deljjremio sería indudable. Un día se presentaría, cctao es frecuente, un conflicto por el pan; la autoridad, el Gobierno el presidente del Consejo, tendría que íesolver. Ahora bien, ¿qué resolvería este pobre hombre? Si la justicia estaba de parte délo. 1 panaderos y él resolvía á su favor, ¿cóm; podríamos creer que el presidente del Con sejo había obrado con arreglo á derecho, 3 no impulsado por móviles de gratitud, d interés? AZ 0 R 1 N LA CRISIS DE 3909 I A INDECISIÓN PE MORET Declarada habiendo regresado á Madrid precipitadamente el Rey, comenzaron las consultas á Jos personajes. El Sr. Moret recibió el aviso en Jas primeras horas de la mañana; no se hallaba en estos momentos con el jefe libe ral sino D. Natalio Rivas. El Sr. Moret abrió el pliego, lo leyó y quedóse un momento pensativo. -Me encuentro- -dijo luego- -en uno de los momentos más críticos de mi vida. He pasado durante mi larga vida política por situaciones difíciles, pero ninguna como Ssta. ¿Qué íe sucede á usted? -preguntó el Sr. Rivas. 1- -Me pasa- -replicó el Sr. Moret- -que he ñe ir dentro de un momento á Palacio y no sé qué consejo dar al Rey. El Sr. Rivas mostró una profunda extrañeza; lo natural para él era que el Sr. Moret aconsejase la subida de los liberales; ante esta indecisióa del jefe liberal no sabía qué pensar, -No comprendo- -dijo- -la perplejidad de jisted. -Mi perplejidad es muy lógica, querido Natalio- -repuso el Sr. Moret; -usted conoce los motivos que han determinado la crisis. Yo, por estos mismos motivos, me encuentro en la imposibilidad de ofrecer al jRey mi concurso. Usted sabe que yo soy abogado de la Azucarera Española; estoy también actuando, aunque poco, ante los Tribunales... ¡Pero nadie pone en üucla la honorabilidad de usted! -interrumpió el Sr. Rivas un poco indignado. -Ya lo sé, ya lo sé- -prosiguió bondadosamente el Sr. Moret. -No pone nadie en duda mi honorabilidad. Pero ¿es que hay alguien que dude que Antonio Maura es un hombre honrado é íntegro? ¿No conocemos lodos su firme rectitud? Tenía uno de los primeros bufetes de Madrid; desde que fue presidente del Consejo, no volvió á poner los pies en los Tribunales. Conocemos todos su honradez. Yo tengo un cargo en una Sociedad industrial; al encargarme del Gobierno tendría que dejarla. Pero esto es una ficción, porque al cesar en las funciones ds presidente, yo volveré á ocupar ese puesto que accidentalmente y por fórmula había de dejar vacante. ¡Todo eso no quiere decir nada! -volvió á interrumpir indignado el Sr. Rivas. -Está bien; yo lo concedo- -repuso el seaior Moret. -Todo esto son puerilidades. Pero por mil circunstancias y fatalidades diversas hemos venido á esta situación, nos han traído á ella los recodos y sinuosidades del camino, en ella nos encontramos y á ella hemos de acomodarnos. Sn virtud de esta atmósfera, de esta ilusión, de este espejismo 3 el momento, yo no puedo ofrecer al Rey mi concurso. Lo impiden el cargo que vengo desempeñando en esa Sociedad y el ejercicio de la profesión de abogado á que me he dedicado en estos últimos años. Claro está que yo, como presidente del Consejo, no iba á favorecer á los intereses de la SocieÚad que defiendo; no se puede suponer otra tosa dada mi rectitud. Pero ¿es que acaso Antonio Maura favorecía, ni se mezclaba, ñi se enteraba siquiera, en los asuntos de la Empresa en que tiene una modestísima participación? -Pero entonces, ¿qué es lo que va á hacer ed? -preguntó el Sr. Rivas. -Este es el caso- -siguió el Sr. Moret, POPLAS DEL SÁBADO w PARLAMENTARIAS -Está el ambiente, señor, que hasta el agua enr nde el pelo- ¿Y el debate? ¡Superior! El debate fue un camelo de los de marca mayor, ¿Y la oposición? -Pamema. ¿Y los discursos? -Bravatas. -Pues no dicen que... -Anatema. Divierten estas fogatas; mas quien las sopla se quema -Quedan rescoldos. -Lo creo. -Y habrá otro fuego. -Lo dudo. No siempre acierta el deseo. ¿Qué habrá, pues? -Quizá jaleo; pero el caporal 110 es mudo. -No, es que conozco la historia, -No importa para esta liza. -Mas es ley que la oratoria aun las fieras humaniza- -De modo que los tizonep ¿no reanimarán la fragua? -Mojó el agua los carbones, y allí donde abunda el agua mojadas son las razones. -Entonces, ¿para qué hablar? -Pues para pasar el rato, que hay quien invierte en roncar. -Si buscan tres pies al gato... -Se los tendrán que calzar. ¿No habrá quien dé jaque- mate del Senado en las trincheras? -No, señor, ¡qué disparate! ¿Pues en qué acabó el debate? ¡Pchs! en que usen todos chisteras GIL -Usted ministerialisa. S IN INFORMACIÓN POLÍTICA DESPUÉS DEL DEBATE e l día de ayer estuvo dedicado á conien tar el debate que ha terminado en la Alta Cámara y á hacer profecías acerca de las consecuencias que éste puede tener. Los ministros y las personas que están bien enteradas del pensamiento del señor Maura aseguran que el presidente del Concejo se halla decidido á seguir su camino y á proseguir su labor parlamentaria, que considera beneficiosa para la nación, sin que de su plan puedan apartarle campañas como la del Senado. El ministro de la Gobernación, al recibir ayer á los periodistas, se lamentó de que se combata al Gobierno apelando á las acusaciones más injustas é irritantes. -Añadió el Sr. La Cierva que conoce perfectamente el origen de la campaña, que ha venido preparándose con gran anticipaeión. Yo lo que deseo- -dijo el ministro de la Gobernación- -es que alguno de los interesados. en esa- eampañemos dé ocasión para

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