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ABC MADRID 06-11-1907 página 6
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ABC MADRID 06-11-1907 página 6

  • EdiciónABC, MADRID
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NUMERO 885 A S C. MJERCOLES 6 DE NOVIEMBRE DE 1907. OCHO PAGINAS. EDICIÓN PAGINA J 7 L SUPUESTO ANTAGONISMO DE LA NACIÓN ESPAÑOLA BODEGAS HISPANO- ITALIANAS CALLE DEL ESPJRJTU SANTO, 18 Es seguro que España, en los últimos quince años, atraviesa por una de sus crisis más hondas y trascendentales, y es seguro también ine nuestra patria, sin necesidad de revolucio iies violentas y ostensibles, está sufriendo transformaciones de carácter interno tan. considerables como las haya podido sufrir en sus épocas más críticas. El período actual de la vida española podía expresarse por esta sola palabra- inquietud Y si quisiera expresársele más ampliamente, pudiera llamarse la época de la crítica y de la renovación de los viejos valores tradicionales... ¡lili E Efectivamente, esta época nuestra es de una llilí atormentad a autocrítica; llevamos más de quin 1 1 IB ÉIÜB iHilili a P ce años examinándonos, mirándonos para adená tro y haciendo verdadero examen de concien m ¿iüí cía, y como España era el pais que menos se U É! P conoeía á sí mismo; como España vivía de tóI. M SALAVERR 1 A i i BES m picos, de adulación y de opiniones cerradas, 11111111111 É IÉÉÉÍÍÉÍÍ como la herencia del siglo de Carlos II nos Él hizo incapaces de un juicio libre y atrevido de m las cosas, resulta que aquí vivíamos en el me n i f f ¡iffil jor délos mundos, teniendo los mejores sóida ü illiiliill 11 dos, las mujeres más bonitas y la tierra más I N ESQUELETO Comunican desde ¡i lilili ¡tn fecunda de Europa. Vino la crítica, examina 1 Si PRFHiSTORirn N u e v a Y o r k que en Wm mos los valores tradicionales, nos convenci ¡1 M i mm PKfc. HiSlOKlt. 0 los terrenos jurásicos üül mos del error y nos entró pánico Hay mucha 9 del Wyoming, donde han sido encontrados y i gente que se alarma ante las proporciones exageradas que h a tomado nuestra desilusión, A esta acreditadacasa, que tiene dignas ramiLa especialidad de la casa es el conocido j tantos esqueletos de animales fósiles, acaban. nuestra desmedida autocrítica, que no deja ficaciones en Torino, Roma y Buenos Aires, estimado vertnouth Torino, llamado GRIGNO- de descubrir el diosauro de mavor tamaño co ninguna opinión tradicional en pie, pero como le ha sido también confiado el depósito y re LINS, excelente bebida que por sí sola basta- nocido hasta la fecha. Mide cerca de cien metros de largo y una cíe esto ha. de pasar, y como tras los valores falsos presentación de los afamados vinos de Rioja, ría para acreditar á esta importante entidad vendrán otros sinceros y efectivos, España- -del excelentísimo señor marqués de Reinosa, industrial, admirablemente dispuesta y que, sus vértebras pesa unos quinientos kilos, tnie- iel eterno Fénix de las naciones- -renacerá for- cuyas bodegas, enclavadas en Antol (Logroño) con razón, pasa por modelo de establecimien- tras el diosauro del Museo de Pield, que es c más hermoso ejemplar que se conoce, sólo miue talecida. gozan asimismo de gran aprecio. tos análogos. 25 metros, pesando su mayor vértebra Hay un temor que asalta á mucha gente, el kilos. temor del antagonismo nacional; es decir, el El esqueleto está muy bien conservado y desacuerdo entre las porciones del Norte y mogéneo, redondo y conexo como una pelota, sa, y han llegado del Norte escntoies nuevos cree que será posible sacarlo sin desperfecto s Nordeste español con las demás porciones pe- llegaría á un límite de engrandecimiento de con inquietudes nuevas, y ahora llega de Caninsulares El desacuerdo existe, en realidad, mayor ó menor consideración, pero habría un taluña algo como anhelo de renovación poO X T R A Ñ A COS- Inglaterra es el país y toma en algunas ocasiones aspecto alarman- instante en que la energía interna se agotara, lítica. de las costumbres e íte; pero si al tratarse las cuestiones particula- y entonces el pueblo perecería como una ho- El periodismo, el libro, misma filosofía, T U M B R E trañas; la que está esres de un país se tuviese la mirada puesta en guera brillante y única Mientras que las na- han cambiado la faz radicalmente en estos úl la generalidad de los pueblos, entonces se ve- ciones grandes por su misma complejidad se timos años, la mayor atención por los proble- tablecida en Henley desde tiempo inmemorial ría que los peligros, que por próximos y recien- salvan, y ocurre que nunca se dan todas enteras, mas europeos, la inquietante cutica de los fe no es de las menos curiosas. Días pasados reuníanse en fraternal banquete tes nos parecen insolubles, extraordinarios, son que nunca están del todo maduras, y de este nómenos nacionales, un aliento vigoroso que nada más que repetición de lo que en todo el modo, cuando un lado de la hoguera se apaga, ha penetrado en las letras y en el arte, todo los concejales de aquel pueblo, y, como es de mundo está ocurriendo cada día. ¿Que España interviene el fuego por el opuesto lado... Si Es- eso es debido á la ingerencia del Norte espa- rigor, sirvieron Champagne á los comensales es una nación compleja con regiones mal pren- paña hubiese sido única, redonda y conexa, ñol; hasta la misma impaciencia del regiona- en unas copas estrechas de 90 centímetros de didas entre sí, con clima diverso, con idiomas como lo es Castilla, ¿qué habría ocurrido? Des- lismo, sobre todo, del catalán, ha hecho que la altura Es obligatorio apurar la copa de un y orientaciones múltiples, con facetas que ri- pués de las comunidades, la fuerza de las ciu- nación se sacuda y atienda á cosas aue antes trago, y si alguien no puede conseguirlo, los coperos vacían el contenido sobre la pechera ñen y no se entienden entre sí? Pues este fenó- dades se vendría abajo en toda la nación, des- no preocupaban á nadie. meno, que nos parece extraordinario y terri- pués de las numerosas guerras, los recursos toTodo esto se debe á la diversidad, al preten- de la camisa del mal bebedor. ¡Felizmente, existen en Inglaterra costumble, se da en la mayor parte de las nacionali- tales se agotarían; después de la muerte de la dido desacuerdo de las porciones españolas. dades europeas. Tan aguda como en España, es industria por la política imperialista y por la No existe ese terrible y fatal desacuerdo, sino bres más encantadoras! la diferencia del Mediodía italiano y de la por- caída de las ciudades, España entera se habría un simple vaivén de energías. Antes era Castición lombarda- piamontesa; tanta mutua in- arruinado. Pero no sucedió así. lla la más fuerte, é imponía su sello; ahora que PERIODISMO DE El doctor alemán -comprensión, tanto desacuerdo de raza, clima Sucedió que España era grande, era diversa, Castilla duerme, las otras partes que se mandado y hábitos, existe entre la Provenza y la Nor- y ocurrió que entre tanto se agotaba Castilla, tenían como en reserva, surgen y quieren imAYER Y DE HOY Brunhuber haun liá la estampa mandía como entre Andalucía y Cataluña, tan el Cantábrico guardaba sus reservas ó se enri- ponerse. ¡Esta pretensión es natural, y nadie bro sobre el periodismo contemporáneo; separados están por la raíz íntima del carác- quecía con el oro de Indias; y mientras Tole- debe alarmarse por ella. sino más bien feliciEn él periódico ter, lengua y aptitudes los estados reñíanos de do, Segovia, Córdoba cerraban sus fábricas, tarse... El dinero vizcaíno quiere ser invasor; semanal se consigna que el primerde Strasburen Alemania fue la Alemania y la PrusSa como pueden estarlo Barcelona conservaba su instinto mercantil é dejadle, pues, que invada la región minera de go, en 1609; en Inglaterra, la Gazeta Courant, en el Daily N Valencia y Asturias; en cuanto á la Gran Bre- industrial... Teruel, la de llevante, la cuenca de laRíoja, los taña, bien conocido es el antagonismo de In- Veamos el asunto por esta otra parte. Si Es- Bancos y negocios del Cantábrico; cuanto más 1702, y en Francia, el Journal de París, en 1777. Para idea de la rapidez con que anglaterra con Escocia, de ambas con Irlanda. paña hubiese sido una nación conexa é igual invadiera, sería mej or para España. La políti- taño seformarse servicio de información, baste hacía el En aquellas naciones riñen las diversas partes, á sí misma en todas sus porciones, la intelec- ca catalana quiere invadir la península, el re- saber que el terremoto que se sintió en Lisboa empuja cada una de ellas por su lado respecti- tualidad española habría caído en la monoto- gionalismo eatalán se ha convertido en impe- el 1. de Noviembre de 1755 no fue conocido vo, tratan de infundir su sello propio al ser na- nía y en el marasmo, porque la relampaguean- rialismo español; pues ese imperialismo precicional, y aun á veces promueven grandes con- te oratoria meridional, la brillante poesía me- samente es Ja sana evolución de un deseo que por la Prensa de Londres hasta veintiocho dios flictos; pero en aquellas naciones á nadie se le ridional y la ingeniosa política meridional no antes era egoísta, casi separatista, y ahora se después. Al lado de este ejemplo fpresenta el Daily ocurre espantarse y hablar de bancarrota. hubieran podido resistir el contraste con las convierte en altruista, y por él queda vindica- Mail aquel su record de información que realido el anterior deseo patriótico de los catalanes zó en Noviembre de 1903, publicando á los Al contrario, la diversidad de tonos y mati- corrientes modernas del mundo, y degeneraces en un pais es precisamente lo que salva la rían en lugares comunes, en marasmo. Pero exaltados. El caso es moverse, el caso es que veintisiete minutos de pronunciado un discurso vida de ese mismo país. Si un pueblo fuese ho- afortunadamente España era grande y diver- entren en concurso las fuerzas dormidas. de Chamberlain en Manchester. 1 1 II 1 1 9I HB 51 Sw i É uto mi Rii 1I P utnnn ígS Y lo más imprudente es alarmarse tan pronto, mirando sólo al caso particular nuestro y no al universal. Lo insano es creer que porque España es diversa, no puede tener consistencia nacional Ahora no se entienden las nacionalidades al uso antiguo, ni vale acogerse á las definiciones que de la patria se daban antes: patria es un conjunto de hombres de unas mismas raza, idioma, etc El Renacimiento, al crear las grandes nacionalidades, trajo una concepción nueva de la patria más amplia, más progresiva, por lo mismo que las necesidades de la vida moderna exigían más extensión jsarf poderse revolver. Diversa, antagónica, varia, incomprensible... así es como debe ser España para su bien. Siendo homogénea y de una sola pieza, España ya no existiría, pero el destino quiere que España exista: quedan dentro de ella siempre recursos dormidos ó aletargados, que van despertando mientras otros se apagan. Y así es como España ha podido resistir á los formidables golpes de la desdicha, golpes que nada hac tenido de livianos ciertamente. 1 p. i I 1i D) 1 ¡N S U 3 4o3 Kí 9 UVUV 44 W 4 W 4 W 4 1 ¡í! ÍSSS BIBLIOTECA DE A B C 174 LA CASA DEL CR 1 MEJÍ 175 XXI l- i ace seis meses- -pensaba Enrique, -el cupé de un coche parecido á éste, tal vez este mismo, venía desocupado y estaba á mi disposición, como ahora. Si hubiese partido entonces, ¡qué diferencia en mi vida! ¿Hiee bien ó mal en quedarme? El tiempo lo dirá. En el momento en que el coche paso por delante de la casa del señor de Ferny, Enrique se acercó á la ventanilla. El comandante no podía haber llegado aún; la luz brillaba á través de las hojas de las persianas. -Allí está- -dijo Enrique- -Piensa en mí; dentro de algunas horas- nos ha bremos reunido para no separarnos más. La. diligencia, después de dejar atrás las últimas casas de la ciudad, entró en una pendiente rápida, que recorrió con gran velo cidad. El joven se dejó conducir a s í du rante un cuarto de hora; después y ba jando uno de cristales de la ven tanilla, llamó con todas sus fuerzas- ¡Conductor... ¡eh! ¡conductor! La diligencia subía u n a pequeña cuesta. L s caballos iban al paso. El conductor preguntó refunfuñando. ¿Qué deseáis, caballero? -Que paréis el coche. ¿Para qué? -Para bajar. ¿Bajar... -exclamó el conductor, -y apenas si hemos empezado el viaje! -He olvidado mi cartera en Ves ul. -Podéis escribir desáe Langrés y os la remitirán á París. -No. Contiene valores importantes, de les que no quiero desprenderme. -No creo, sin embarg que peaséis en ir á buscarla á Vesoul. -Pues estáis equivocado. -El caso es que no podemos esperaros. -Partid sin mí. -Os advierto que perdéis el valor de vuestro asiento. -Prefiero eso á perder mi cartera. -Como gustéis. Y vuestro equipaje, caballero, ¿qué se hace con él? -Llevadle á las oficinas de vuestra Administración. Lo reclamaré cuando llegue, dentro de dos ó tres días. El conductor consultó su registro para asegurarse de si estaba ó no pagado el asiento del viajero; después abrió la portezuela y Enríeme se lanzó al camino. ¡Diantre! el olvido de vuestra cartera no es nada agradable, sobre todo oí teníais prisa por llegar á París- -dijo el conductor colocándose de nueve en su asiento. El postillón arreó los caballos y el coche se puso en marcha, aligerado del peso de uno de sus viajeros. Enrique encendió su cigarro, que había dejado apagar mientías hablaba con el conductor, y emprendió á paso lento el camino de Vesoul. Al entrar en la ciudad se levantó el cuello del gabán, de modo que apenas se le veía la cara. Precaución inútil, porque desde las doce de la noche no se encuentra en las calles de las ciudades de provincias á nadie. En casa del comandante no se veía luz ninguna. -Ella vela como yo- -dijo Enrique. -Creerá que esta noche no tiene fin, que es eterna. Recorrió la ciudad en toda su extensión y entró en una de las posadas destinadas con especialidad á los trajmeros, que se encuentran al extremo de la gran calle Baja, cerca del puente del Hospital, en el camino de Besancon y por consiguiente, en el sitio donde debía esperar Pedro en un carruaje desde el amanecer. Enrique pidió un cuarto á un soñoliento criado, y echóse vestido sobre el lecho. Así que un pálido resplandor anunció la salida de la aurora, Enrique abandonó la posada, después de haberse puesto una bufanda sobre el cuello, siempre levantado, de su abrigo. La bufanda le subía hasta los jos, cubiertos por la visera de la gorra. Siguió por el camino de Besaron hasta llegar á la cruz de los tres tiles. Avanzó hasta el camino de Navenne, y desde los viñedos que dominaba el camino vió llegar á poco rato una tartana con cortinas de cuero, conducida por un hombre envuelto en una capa azul que le cubría la cara, tant per lo nenos como el abrigo y la bufanda á Enrique Varner. Este no reconoció, sino que adivinó á Pedro. A las siete y media abandonó su puesto; después de haber consultado el reloj, anduvo algunos pasos, y, deteniéndose al lado del criado, le dijo: -Sois un criado muy cabal, Pedro. Os echaré mucho de menos. ¡Cómo, señor, sois vos! -exclamó Pedro. ¡Sois vos! Si no hubierais hablado, no os hubiera conocido. -Mejor; eso es lo que yo deseí ¿Qué hay que hacer ahora?

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