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ABC MADRID 20-10-1907 página 1
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ABC MADRID 20-10-1907 página 1

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ADRID, DOMINGO 20 OCTUBRE DE 1907. NUM. SUELTO, 5 CÉNTIMOS N MM i iniiwini 111 CRÓNICA UNIVERSAL I L U S T R A D A AÑO III. NÜM. 868. 2. É P O C A CHILINDRINAS Con n o disimulado asombro de mis respetables compañeros de investidura, presen teme el viernes en el Senado con traje claro ysonibrero flexible. En las tradiciones aristocráticas de aquella casa, que sólo el verano alivia, anda cerca de ser una descortesía semejante olvido al antipático tubo que se llama sombrero de copa. No faltó un amigo cariñoso que se apresurara á interrogarme y con el mismo apresuramiento le di la explicación: E s que me voy al campo. ¿Al campo, con el tiempo horrible que hace? -Sí, al campo del honor. ¿Te bates... -No. ¿Eres padrino... -No. ¿Entonces que eres, -Correligionario. Hay pendiente una cuestión personal con el ministro de la Gobernación. Debe ser gravísima cuando va á tratarse en el Parlamento, á toque de campanas, ante la faz del país... Quizás en el mismo salón, ó en una de las secciones, habilitada para el caso como campo- -ó sección- -de honor, se efectúe el lance. -No creo, no creo que se llegue... -Puede, Dios no lo quiera; pero pusde ocurrir que el ministro fallezca en el acto, el Gobierno se encontrará sin ministro, puede que corra prisa nombrar quien le substituya... y entonces, al mirar en derredor, buscando substituto, quizás mi traje distinto llame la atención y quizás, quizás. ¿quién sabe... tal vez me digan: Linares, ¿quiere usted hacernos el favor de ser ministro de ia Gobernación... -No creo que se nombren así... -Yo tampoco. Pero si hay quien se juzga ministrable porque anda de levita desde por la mañana hasta un poco después de acostarse, ¿por qué no he de creer yo en ia influencia de un traje diferente. -Un poco de razón tienes, pero muy poca, -Basta con esa. -Y para quitarte las risueñas esperanzas que abrigas respecto á la futura vacante ministerial, puedo asegurarte, por mi larga práctica parlamentaria, que en las Cámaras, las cuestiones de honor, á veces son de honor, pero no son nunca cuestiones... -Sin embargo, sin embargo. Pero ya, con toda ilusión perdida, penetré en la antigua capilla, donde los predicadores pronunciaban discursos y ahora, los oradores, pronuncian sermones Ábrese la sesión. Un señor secretario lee y se aprueba por unanimidad el acta de la anterior. Bn la sesión anterior fué dond ocurrieron los desmanes, ofensas, agravios y reclamaciones... ¡Y el Senado la aprueba por unanimidad... Yo me intranquilizo algo en el rojo escaño y le pregunto á mi vecino de asiento: -Diga usted. ¿qué hemos aprobado... ¿Los insultos... ¿Las protestas, ¿Las dos cosas. Y mi vecino, rompiendo el acartonado sobre de un paquete de caramelos, me dice sonriente ¡Todo... todo. ¿Quiere usted un caramelo... Se. ha levantado el ministro: -Señores senadores: ¡Me dijeron que ofendí al Senado... ¡No recuerdo acto ni palabra dudosa; pero recuérdelas ó no, estoy dispuesto á sincerarme de todo, aun dc aquello que sólo fué torpeza porque no lo supe... ¿Me dicen que ofendí al señor marqués de Corvera, No recuerdo acto ni palabra ofensiva ó molesta... Pero si las hubo, como no estaban en mi interior, las retiro. El Senado- -López Domínguez, Salvador, Odón de Buen. -contesta que se da por satisfecho y que con agrado escuchó las nobles palabras del ministro de la Gobernación. Se levanta el marqués de Corvera. -Señores senadores: ¿El Senado se satisface con las espontáneas explicaeiones del señor ministro... Yo, como senador, también quedo complacido. Como marqués de Corvera, no. Vuelvo á intranquilizarme y le digo al vecino: ¿Usted ha comprendido bien... -No, señor... ¿Cómo será ese distingo de las dos naturalezas... -No lo sé... Tome usted otro caramelo. Y tomo otro caramelo y lo saboreo dulcemente, mientras en mi espíritu sigue la duda y la confusión. -Señores senadores- -continúa el marqués de Corvera, -el ministro me ofendió porque en su discurso ha nombrado á todos los oradores que intervinieron en el proyecto de ley de Emigración, y á mí no, A mí no me ha nombrado siquiera, luego á mí me ha ofendido. -Vecino- -le pregunto al mío, ¿esta es la ofensa? -Esta. Tome usted otro caramelito... -El señor ministro- -sigue explicando el señor marqués de Corvera, -cuando le expuse mi queja, lo que yo estimaba como personal desconsideración, me contestó que le dispensara, que en aquel momento le avisaban del Congreso, en donde debía tomar parte en un debate, ¡y á pesar de mi insistencia, d e mis reclamaciones, de mi airada protesta, el ministro se marchó del Senado atravesando el salón, sonriente, y ofendiéndome nuevamente al dejar incontestada una cuestión personal por acudir á la discusión del proyecto de Administración local. Yo brinqué. ¿Es posible, vecino, que un ministro deje una cuestión personal para ir en busca de una cuestión pública, -Lo fué. Tome usted otro... -No, Con el sesgo que lleva la discusión, es materialmente imposible pasar los caramelos. Volvió á levantarse el ilustre general López Domínguez, intervino misteriosamente el noble marqués de la Vega de Armijo, y al fin, como suponíamos al principio, se arregló todo amorosamente. Bien está lo que acaba bien. Pero yo, con la amargura de todo el que ve alejarse una cartera ministerial, esas hondas amarguras de que es principal depositario en la tierra mi buen amigo el Sr. Lastres, tantas veces y tan injustamente preterido... yo preguntaba: ¿Y la ofensa... ¿Saben ustedes dónde está la ofensa. Han quedado perfecta y caballerosamente el ministro y el marqués... pero ¿es que antes no lo estaban... Por un tiquis- miquis, que yo en el fondo no he visto, nada más, ¿es lícito suspender la vida parlamentaria... Yo pensé que se trataba de un pretexto para campaña política, de inutilizar al ministro de la Gobernación, aprovechando las supuestas desconsideraciones para exteriorizar disgustos ó afanes... pero no hubo nada de eso. La sesión del viernes, borrando un agravio que no existió, presentándose en masa senadores y diputados y el Gobierno para combatir á un enemigo que no atacaba, me recuerda una célebre frase del Guemta. Bu una de las muchas corridas malas que he visto en la Plaza de Madrid, un toro manso, de esos que los aficionados inteligentes llaman buey, aunque no sean muy exactos al llamárselo, salió ya desde el chiquero parado, indiferente, hecho un marmolillo, y cuando en una de las sosegadas vueltas que daba al redondel llegó adonde estaba Guerríta, el gran matador de toros y el gran torero cordobés, se abrió de capa para darle unos lances y pararle los pies. El público protestó, y el torero, asombrado, lo dejó marchar. Desde la barrera grito un amigo: ¡Guerra, iGuerrita... ¿QMé paza. ¿Pero tú no has visto que es un marmolillo... ¿Qué le ibas á parar? -Yo, na. Pero la obligación del espá es parar los pies á los toros, y yo he cumplido mj obligación. ¡Pero si ei toro no corría... ¿Y qué, sa era la obligación del to: hice la mía, ¿qué culpa tengo yo de que J 1 j haya hecho la suya. MANUEt LINARES RIVAS EL VIAJE RE A BORDO D E L C A T A L U Ñ A SÁBADO, ¡q, 6 T, N OTAS D E NUESTRO REDACTOR SEÑOR SANT MAR 1 A TO V o y á relatar ¡ZtóÍTtrl vesía del Cafa- MAPAS DURANTE S S a t a L A NAVEGACIÓN Y c i r c u n s t a n c i a TRANSMITIDAS DES- de haber sido el único redactorD E BARCELONA POR c o r r e s p o n s a l TELEFONO que ha tenido el honor de acompañar á S. M. en este viaje me facilita la tarea. Como anuncié, zarpamos de la hermosa, y hoy desgraciada capital andaluza, la noche del jueves, con tiempo espléndido y mar sereno. Después del saludo del inspector de la Transatlántica, Sr. Povil; del capitán del barco, don Daniel Llubrins, y del resto de la oficialidad, iel Rey se retiró á su camarote y cambió su uniforme militar por el traje de paisano. -Lo propio hicieron las demás personas del séquito, Poco después se sirvió la cena, Bl Cataluña es un vapor de 4.000 toneladas. Tiene inmejorables condiciones marineras, no obstante tener veintitrés años de edad. Ahora se encontraba en Cádiz arrinconado desde hace cuatro meses y rabiando por echar á correr por esos mares de Dios. Veinte horas han bastado para hacerse la toitetíe, cargar combustible y zarpar, viniendo en busca del Rey. El laureado marinista, Luis Lund, que viene á bordo, le decoró preciosamente por cierto, en un santiamén. Terminada la cena regia, en la cual fueron comensales el Sr, Maura, el general Bchagüe, los ayudantes del Rey, el inspector Povil y el capitán Llubrins, prototipo del marino español, inteligente, decidido, amable y siempre vigilante, se hizo tertulia y se fumó en el puente. Todo el mundo subió á cubierta con abrigo, que no estorbaba y harto se agradecía! Nos escoltaba el Ciudad de Cádiz. A las doce y media, desfile general y á dormir: el Rey, á su camarote de primera clase, que elogió marcadamente; Maura, á otro de los de cubierta. Todos íbamos cómoda y perf ectasaente alojados. La noche transcurrió tranquila. Bl Mediterráneo no se movió. Nos meció dulcemente, como si tuvifse lástima d nuestros cuerpos bastante ajetiaados con el viaje de la noehe antes y la jornada del día, que fué de aguante. Muy de mañana subo á cubierta. Bl cielo estaba entoldado. Dejábamos por la popa Almería. -TJna bandada de delfines, que dan brincos, nos siguen. Largo rato producen nuestra diS tracción, Bn el mar cada quisque se distrae corno puede. Maura, más madrugador que yo, está cu su camarote leyendo. No será, seguramente, la Prensa de la mañana ¡digo yo! Cuando sale á cubierta no es el presidente del Consejo de ministros, ni el orador fogoso del Congreso: es el artista que se embelesa ante él espectáculo esplendente de un mar tan bello. Deben llegar hasta él auras del suelo balear... Muchas personas se figuran que el mar no se pudre porque está salado, y no comprenden que es porque en él no hay gentes, ni, por lo tanto, pasiones. Pasan á la vista veteranas goletas, gallardas á pesar de su edad, desplegado y terso su trapo. Se sirve el desayuno; se oye misa. Luego. D. Alfonso, que viste de paisano y cubre su cabeza con gorra azul marino de yachtman, sale al puente y mata con Mausser seis ó siete pichones, cuyo tiro es dificilísimo. Los tiradores lo saben. Después tira sobre un blanco flotante que se ha echado al mar por la popa. igu Q vermouth y á éste el almuerzo para volver todos á cubierta. Bl Rey tiene saludable aspecto, algo colorado el semblante por la brisa de mar que sopla. Siempre fáerte, ágil, inquieto, ha recorrido todos los rincones del barco, hasta los sollados, Goñi ha hecho interesantes fotografías para A B C. Después el Soberano escribe cartas en su camarote. A las cuatro de la tarde dejamos á babor al bajo de las Hormigas. Precisamente á esa hora se estrelló en él Sirio. Y precisamente también con mar tranquila como ahora. ¡Vaya por las coincidencias! Para colmo de ellas, recuerdo las instrucciones que para salvarse de un naufragio leí anoche en el tablero de mi camarote, las cuales instrucciones me quitaron unos minutos de sueño. Pero allá se quedan Las Hormigas con sus traidoras hazañas; que el Cataluña sigue, felizmente, en su veloz singladura. Bl Rey conversa amablemente con los oficiales del barco, que son Víctor Pérez Vizcaíno, primero; Amadeo Rodríguez, segundo; Santiago Ollarbide y Manuel Luna, terceros; Jerónimo Ángulo, Sobrecargo; Jaime Barronesa, capellán; V k e n t e Ferref, médico inspector. Para todos tiene D. Alfonso una frase grata r oportuna. Los oficiales están encantados con a llaneza del Monarca y admirados de sus vastos conocimientos náuticos. La dotación del barco se completa con el maquinista mayor Bnrique Gastardi y unos 30 marineros. Aparte la servidumbre de comedor, viajan cambien el oficial de la inspección de Palacio, Ferrer, el simpático y popular Ferrer, casi una institución de las Instituciones, el comisario J arsal; Hachero, secretario del comisario ge- neral de Madrid; algunos inspectores y agentes, y la servidumbre subalterna. De propósito he dejado de citar para lo último á Prudencio Robira, antiguo compañero de penas y fatigas penodístieas, hoy diputado á Cortes y secretario político del Sr. Maura, Bs un causeur delicioso, que le alegra á uno la vida del mar; es un amigo querido, Al pasar por Cartagena cruzamos con barcos mineros, que salen cargados de mineral. Bstos sí que parecen y son hormigas, ¡y no las del bajo de marras A las siete surge Alicante, con su rosario de luces á nuestra vista Una hora más tarde se sirve la comida. Bl Rey ha invitado á la oficialidad del barco. A las nueve y media cruza el transatlántico Villaverde, que sale de Valencia, Conoce la contraseña de nuestro barco y saluda la presencia del Rey con tres toques de sirena, á los que contesta el Cataluña. Bn la sobremesa triunfa el buen humor. A las once se da por terminada la velada. Antes perdemos de vista la costa al Sur para tomar recto el golfo de Valencia, Pasamos los cabos de Nao y San Antonio. Bl último pueblo que hemos visto ha sido Denia, Cuando amanece el sábado, el mar está menos amable. Nos brinda una pequeña marejada de popa, que menos mal que favorece á la navegación. El viaje es agradable. Vamos retrasados; pero la culpa no la tiene el barco. No le limpiaron los fondos, le han dado carbón de mediana calidad, ¡qué ha de hacer! Bl Rey y el Presidente están contrariados. La vida de hoy es la de ayer. El Rey en el puente observa el horizonte con catalejo. Viste ya uniforme con media bota. Ostenta la venera de las cuatro Ordenes militares. Se almuerza á la una. Luego, á cubierta, á esperar que se descubra tierra, A las dos de la tarde (iivisamos Montjuich. Aunque el viaje ha sido agradable, exclamamos muchos de los que venimos á bordo: ¡ya era hora! Han sido cuarenta y tres las transcurridas desde que salimos de Málaga. A, las tres enarbola el Cataluña la insignia Real. Se hacen los preparativos para desembarcar. Vemos desde cubierta los restos de árboles y la tierra que ha arrastrado el Llobregat y que empañan la limpidez del mar. A las cin o atracamos y saludamos á la condal; pero hoy más que condal, hermosa y rica ciudad de Barcelona. I iii I ANCES D E CAPA MADRID AL DÍA I a mañana fué mala. La tarde pareció mejo rar. Por la noche vimos la luna, lo que quiere decir que se despejó el horizonte. Falta saber si fué para descansar un poco y volver hoy á apretar de firme. Los secretarios de Ayuntamiento clausuraron su Asamblea, no sin un gesto de refinada ironía. Hablaron de crear un Patronato, del que deberían ser consejeros los principales hombres políticos, á quienes se ofrecería espléndidas dietas No llegó á aprobárselo propuesto. La verdad es que ello más propio que de secretarios de Ayuntamiento parecía cosa de cazadores, porque, ¡qué manera de apuntar! La Comisión municipal de Reformas Sociales se constituyó en sesión permanente, y lo primero que hizo fué largar u n palmetazo al señor alcalde mayor, declarando iucursos en multas de 25 pesetas á los 2.000 taberneros que abrieron sus establecimientos el domingo pasado, á los cuales taberneros quería dar el señor Sánchez de Toca rosquillas y confites. No le resultó la combina y, en cambio, dictó un bando ajustado á aquella disposición. Los ajustados, si el bando se cumple, van á ser los infractores de la ley. A menos que se trate de otra habilidad más de las que tanto abundan en este país de las sutilezas. Hubo nuevo foUetito del alcalde. Decididamente ese hombre es una bobina de papel. Bn los Tribunales se vio la apelación contra un auto en virtud del cual se ordenaba el procesamiento de unas artistas que representaban una obra sicalíptica en Priqe y del representante de la empresa que explotaba el espectáculo. La sicalí ís, digo, el sexo bello se hizo acreedor de la benevolencia del ministerio público, que opinó que no debe procesarse á 1 as artistas que se desnudaban en La diosa delpiacer; pero para el representante de la empresa no hubo dios que le librase del proceso, y eso que, naturalmente, no se desnudaba. Sucesos notables del día: el robo de unios cuantos miles de duros á un matrimonio portugués que venía en el tren del Norte y que hizo en el trayecto amistad con un sacerdote y maestro, al parecer, en artes de magia y prestidigitación, Bn la Moncloa, un drama sangriento, con tiros y un herido; y la reciente disposición sobre el uso de armas, ¡sin novedad! la vigilancia, buena, gracias. Tan buena, que en la noche anterior fué robado un hotel de la calle de Monte- Bsquinza, escalando los ladrones los balcones, y nadie vio nada. Santa Lucía conserve la vista á los encargados de nuestra seguridad, L, v Por la noche, hubo la mar de novedades teatrales. Inauguración de la temporada en la Princesa, con función consagrada á Zorrilla; la resurrección gustó. E n Lara, estreno de la refundición de la traducción de una obra francesa. Y en Price, apertura de la temporada melodramático- trágico- espeluznante, con un público bonachón, ilusorio como diría Carreras. Bn los tres teatros hubo público y aplausos. Y son, con esos tres, nueve los teatros abiertos, sin contar la epidemia de cinematóigraíos. que nos ponen sitio por todas partes. DE SOCIEDAD En la iglesia de San Jerónimo contrajeron ayer mañana los lazos matrimoniales la señorita doña Carmen Baselga y D. Manuel Gil de Santivañes. A los acordes de la orquesta penetraron los novios en el templo, dando el brazo á sus padrinos; la novia lucía precioso traje blanco, adornado de ricos encajes, que hacía realzar sus encantos. La ceremonia fué presenciada por una numerosa y distinguida concurrencia, que felicitó efusivamente á los recién casados. Bstos marcharon ayer mismo para la finca! que en la provincia de Toledo posee el novio, donde pasarán una temporada, yéndose luego á hacer un largo viaje por el extranjero. Deseárnosles miles de felicidades en el n u e vo estado. H a sido pedida la mano de la señorita de RicoGci para nuestro querido amigo D. Gonzalo Valero Martín. La boda se verificará em breve. Con este motivo se han cruzado entre, los novios los regalos de rúbrica. Han regresado de París los marqueses de Peña Plata y de Taracena. Los marqueses de Santa Cristina han regresado de Asturias. Ayer han contraído matrimonio, en la iglesia de la Concepción, la bellísima Srta, María Gómez Plana y Reyes, con el distinguido oficial de Correos D, B. Ramón Cantero. Fueron padrinos el elocuente abogado doni Federico Izquierdo y su distinguida señora doña María Cristina Hernández. Asistieron á la boda numerosos invitados, entre los cuales recordamos á los señores siguientes: Domenech, Tolosa Latour, Moreno (D. Antonio) Gómez Plana, Aguado, Gómez, Velarde, Cereceda, etc. Entre las señoras vimos las siguientes: viu- da de Gómez, de Velarde, Domenech, Valde- casas (doña Pilar) y á las señoritas de Her nández. Moreno (Mercedes) etc. La novia lucía elegante traje negro, regalo del novio, é inútil es relatar las elegancias de las toilettes que lucían las convidada i. Después fueron obsequiados con una espíen- dida comida en el hotel Inglés, donde reinó la más cordial alegría. Muchos son los regalos que han recibido en estos días los novios, y que no citamos por carecer de sitio. Los recién casados han salido para el extranjero, en el tren de las cinco y cinco de la tarde de ayer. Les deseamos la más feliz luna de miel. Los señores de Miralles y Salabert han tenido la desgracia de ver morir á su hija Pilar, niña de un año de edad. Les damos nuestro sentido pésame. f

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